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David Summers: «En el escenario llevaba la misma ropa que me ponía en la calle»

Fenómeno social de los años 80, el cantante de Hombres G asegura que, en una época de hombreras y brillos, ellos nunca se dejaron disfrazar. La imagen de chico normal y corriente sigue siendo su seña de identidad.

David Summers

Hace más de 25 años y al frente de Hombres G, David Summers enamoró a miles de adolescentes hablando de un robanovias que tenía un Ford Fiesta blanco y un jersey amarillo. Él y su banda siguen en la brecha. Acaban de hacer un disco en directo, En la playa, y una gira de más de 50 conciertos por España, México y Estados Unidos. En octubre de 2013 estrenarán un musical que augura éxito: Marta tiene un marcapasos.

Acláreme una duda que tengo desde hace un cuarto de siglo: lo del jersey amarillo, ¿era porque rimaba?

No, no. La historia de la canción es real, y aquel chico llevaba un pulóver amarillo muy de moda entre los pijos de los 80.

¿Usted tenía algún jersey así?¿Amarillo?

No, no, qué va. Ese color a mí me sienta como un tiro.

Sobre el escenario, ustedes daban –y siguen dando– la imagen de chicos normales y corrientes.

Era lo que queríamos. Yo jamás me vestí para actuar. En los conciertos llevaba la misma ropa que me ponía en la calle. Era nuestra seña de identidad en una época en la que los cantantes se vestían de forma extrema, con hombreras enormes y qué se yo cuántas cosas raras.

¿Y nadie quiso hacer lo mismo con ustedes?¿Crearles una imagen acorde con la época ochentera?

Nuestro primer mánager, pero no le dejamos. Éramos Hombres G, no Duran Duran. Recuerdo que mi padre, Manolo Summers, me aconsejó muy bien en ese sentido: «No dejéis que os disfracen».

Entonces nunca tuvieron un vestuario especial para actuar.

No. Nuestra ropa era la que traíamos de casa. Queríamos estar cómodos. Y eso facilitaba otras cosas. Cuando te vas de gira, no es lo mismo llenar una maleta de tejanos y deportivas que meter ropa carísima que hay que tratar con cuidado.

Sus indispensables para subirse al escenario son…

Unos vaqueros, una camiseta y unas zapatillas, que es lo que llevo puesto casi siempre.

Espero que, al menos, tenga predilección por alguna marca.

Los vaqueros son los que he llevado toda la vida, Levi’s 501. Las zapatillas suelen ser Adidas. Tengo una colección de diferentes modelos y colores.

¿Sus preferidas?

Eran unas compradas en 1983.

¿Eran?

Es que mi mujer me las tiró hace poco…

¿Conserva ropa como recuerdo de algún momento profesional?

Camisetas, sobre todo. Por decirte una, la que llevé en el concierto de Las Ventas en 2003, que fue maravilloso. Pero intento no acumular mucho.

En los 80 fueron un fenómeno social casi sin precedentes. ¿Cómo se las apañaba para, por ejemplo, ir a comprar ropa?

Era una odisea. Ahora resulta gracioso, pero a mí me han tenido que sacar por el almacén de una tienda. Y, por supuesto, ir a El Corte Inglés ni se me ocurría. Buscaba tiendas pequeñas e iba a horas raras para no encontrar gente.

Y ahora que puede hacerlo con tranquilidad, ¿le gusta ir de compras?

Nada. Voy únicamente cuando de verdad me hace falta algo, y casi ni me pruebo.

¿Lo último que se ha comprado?

Fueron unos jerséis de lana, porque ya andaba algo escaso.

Lo más bonito que hay en su armario…

Un abrigo espectacular de cachemir que me regaló mi mujer unas Navidades. Es la bomba.

Nunca se pondría…

Unas botas desabrochadas con el pantalón por dentro ni un gorro.

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