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Crystal Renn, la supermodelo que desafía a la báscula

Disfruta yendo a contracorriente y conoce de cerca las neurosis colectivas que rodean al cuerpo de la mujer: sabe lo que es que te critiquen por pesar mucho y por pesar demasiado poco.

Crystal Renn
Alejandra Musi y Empar Prieto (Realización)

La cremallera no sube. «Tú sujétame de los brazos y los demás que presionen para conseguir cerrarla», dice Crystal Renn. A estas alturas de su carrera la supermodelo tiene más recursos que nunca y no está dispuesta a dejarse achantar, ni tan siquiera, por un vestido de piel de la colección pre-fall de Gucci, por muy deslumbrante que este sea.

A sus 27 años ya no es la mujer de curvas contundentes que reivindicaba las tallas grandes sobre las pasarelas, pero sus medidas tampoco encajan con las que hoy en día dicta la industria de la moda –ha basculado de la talla 44 a la 36 en unos tres años–. No le importa lo más mínimo: en un despliegue de autodeterminación y pleno conocimiento de su cuerpo, Renn logra enfundarse la prenda y consigue que le siente como un guante. «Amo las siluetas de esta casa italiana. Es una firma que sabe muy bien cómo quieren sentirse las mujeres: sensuales, bellas e interesantes. Trabajar con ellos es un sueño porque la ropa lo hace todo», afirma con seguridad, la misma que transmite al posar ante la cámara con el aplomo de una diosa.

No es casualidad que Renn haya compartido plató con los mejores fotógrafos de moda del mundo: con Inez & Vinoodh anunció la primavera-verano 2011 de Jimmy Choo y el otoño-invierno 2010 de Jean Paul Gaultier; con Mert & Marcus fue imagen de Dsquared2 en la primavera-verano de 2011; Rankin la ha escogido recientemente como portada de su revista bianual, The Hunger; ha protagonizado editoriales con Steven Meisel, Patrick Demarchelier, Terry Richardson, Steven Klein, Ellen von Unwerth, Tom Ford y David Sim. Y su última campaña publicitaria, con Agent Provocateur (primavera-verano 2013), la firma Olivier Zahm. Un currículum apasionante que, según la web de referencia Models.com, la sitúa como una de las mejores 50 maniquís del planeta.

Vestido de encaje de Gucci (c.p.v.)

David Roemer

Hasta llegar a este punto de reconocimiento, Crystal ha tenido que pasar por varias etapas en las que se ha hablado mucho –probablemente más de lo que ella quisiera– de su peso. «Tuve un desorden alimenticio cuando era adolescente. Pero para mí, todo aquello ya quedó en el pasado. No es que me avergüence del tema, de hecho hasta escribí un libro (Hambrienta: historia de una joven modelo sobre el apetito, la ambición y el abrazo definitivo a las curvas, 2010). Simplemente no me gusta hablar de ello constantemente porque estoy en una nueva etapa. Si subo o bajo de peso, ¡es mi problema! Me da igual lo que diga la gente. Lo único que me importa es estar sana. Los cambios –ganar kilos, envejecer o que mi pelo varíe de color– son sinónimo de evolución», afirma.

Renn siempre quiso ser modelo, lo suyo ha sido cien por cien vocacional. «Lo necesitaba. No importaban los caminos que tuviera que tomar para conseguirlo. Los que fuesen. Como si me hubieran obligado a cambiarme de cara. No me importaba cómo llegar, solo tenía que conseguirlo. Esa era mi meta. Ahora que puedo decir que ya lo he logrado, miro hacia atrás y veo que he aprendido mucho. Ha sido muy complicado encontrar mi equilibrio personal, pero ahora sé que mi felicidad y mi arte son mis prioridades. Para ello he tenido que experimentar y ver cosas muy duras. Mi vida no ha sido un sendero de rosas. Pero el dolor también te enseña y te da lecciones. La dificultad me ha hecho más fuerte y me ha permitido enfrentar el futuro con mayor libertad».

Vestido de inspiración años 50 de Gucci (c.p.v)

David Roemer

Parece que Crystal ha encontrado en la pasarela una plataforma desde la cual generar conciencia. «Nunca imaginé que me convertiría en un estandarte para las mujeres de talla grande, porque jamás me gustó encasillarlas en una categoría. Lo que quise demostrar es que no éramos distintas, en todo caso, poderosas. El poder puede tomar muchas formas, como la confianza y la belleza. En realidad, lo que me impulsa es la diversidad, no la diferencia. Lo importante es que seamos independientes y que tengamos confianza en nosotras mismas. Eso incluye aceptar nuestro tono de piel, nuestras raíces, nuestra complexión. Yo adoro la mezcla que tengo porque me hace ser única. Quiero ser conocida por mi trabajo y por retar las ideas de las personas. Odio las etiquetas y los encasillamientos, ¡los detesto!»

Ese deseo de transformar los valores sociales y culturales está en todo lo que toca. «Incluso cuando trabajo en moda, me gusta modificar la mentalidad de la gente. Ya sea haciendo algo provocador sobre el escenario, en algún show o frente al objetivo de un fotógrafo. Quiero apretar botones que despierten cosas y muestren caminos diversos, otras posibilidades. Y, desde luego, mi trabajo es ideal para desafiar estereotipos. Recuerdo, por ejemplo, cuando hice un desnudo para el que no me rasuré. Era un momento en el que todas las modelos lo hacían y para mí era importante mantenerme igual porque quería demostrar quién era yo, con toda mi verdad. Mientras posaba sin ropa pensaba: “Así es como es una mujer al natural y me encanta”. Pero la gente a mi alrededor parecía escandalizada».

Jersey de lana fría y pantalón, ambos de Gucci (c.p.v.)

David Roemer

Renn siempre fue un alma rebelde. Por eso, cuando a los 16 años se mudó sola a Nueva York, desde un pueblo de Mississippi, supo que había encontrado su sitio. «Estaba preparada para irme de casa. Recuerdo que me bajé del avión, dejé mis cosas en el piso que me había conseguido la agencia de modelos y me fui a caminar por Madison Avenue. Esta ciudad me hizo sentir viva y llena de energía de inmediato. Para las personas como yo, que nos sabemos unos bichos raros, es la metrópoli perfecta, porque todo el mundo tiene cabida y una puede ser lo que quiera», subraya.

Llaman la atención sus rasgos intensos y exóticos. Al verla es imposible no intuir que lleva el Mediterráneo en la sangre. «Quizá mi padre tenga alguna raíz española o a lo mejor es de allí. No lo conozco, así que mi otra mitad podría ser de cualquier parte. Sé que soy india cherokee e inglesa por parte de mi mamá, pero no tengo ni idea de dónde proviene el otro 50%», explica la modelo, acostumbrada a hablar de una infancia sin progenitor y de una madre que la tuvo cuando era adolescente. «Mi abuela ha sido mi verdadero referente. Me adoptó cuando tenía seis meses. También crecí con mi bisabuela y mi tía. Por eso siempre digo que yo ya lo he oído y visto todo, porque me crié con tres mujeres muy diferentes que me inculcaron que nadie iba a hacer las cosas por mí. Lo mejor que aprendí de ellas es que debía ser dueña de mi propio poder y que podía salir al mundo y ser fuerte», confiesa con la voz entrecortada.

Vestido de piel con forma de tubo y efecto desgastado de Gucci (c.p.v.)

David Roemer

Y Crystal salió, vió, y –tras mucho esfuerzo personal–, ahora podría decir que venció. «En esta nueva fase en la que me encuentro estoy centrada en la creatividad. Busco la forma de ayudar a las mujeres en un sentido más amplio. Me encantaría diseñar mi propia línea de ropa y, por supuesto, tengo en mente las tallas grandes. La moda puede hacerte sentir más segura si sabes utilizarla a tu favor. También he participado en varios programas de televisión en los que enseño cómo cada cual puede vestirse según sus características», cuenta esta polifacética mujer, a quien también le gustaría explorar el mundo de la actuación. «Más que para convertirme en una estrella, para explorar otras emociones, lo haría como una especie de terapia», explica. Otra de sus obsesiones es viajar: «Conocer otras realidades te humaniza. Quiero soñar con que se puede cambiar el mundo».

Y tras esa frase, que en su boca no suena extrañamente a declaración de aspirante a reina de la belleza, se ajusta unas botas negras de media caña de Martin Margiela, se cuelga su bolso vintage de Chanel y añade: «Pasaron muchos años hasta que un día descubrí que mi madre tenía prendas de esta firma francesa en el armario. Es curioso, porque trabajar con Karl Lagerfeld ha sido una de las experiencias más extraordinarias que han sucedido en mi vida. Es la persona más cool que existe, un verdadero genio». ¿Y qué hay de Jean Paul Gaultier, quien la escogió como modelo para su campaña otoño-invierno 2010? «¡Es todo un personaje! Realmente te empuja el trasero y te anima a hacer cosas asombrosas».

Vestido con encaje y abertura lateral de Gucci (c.p.v.)

David Roemer

Mono con encaje de Gucci (c.p.v.)

David Roemer

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