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S MODA + arla foods
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Comer bien empieza por una alimentación consciente

Es hora de parar, sentarnos a la mesa y practicar el ‘Mindful Eating’, la técnica revolucionaria que te aportará una vida más saludable mientras disfrutas de cada bocado.

sandwich-mozzarella

Nunca hemos comido viendo al vacío y con la mente en blanco. ¿Te acuerdas cuándo eras pequeña y desayunabas leyendo la caja de cereales? ¿O repasando las etiquetas de las mermeladas? Leías una y otra vez, día tras día, los ingredientes y la preparación de tu desayuno de confianza. Repasabas los trazos de los logotipos, memorizabas los lemas de la marca, empatizabas con su colorida y adorable mascota y te tomabas el tiempo para, entre bocado y bocado, disfrutar de la comida.

Nos entreteníamos a la vez que comíamos sí, pero sin perder la atención de cada alimento que iba a nuestra boca, algo que hacíamos de manera inconsciente pero frecuente: juntábamos un poco de mantequilla con otro de mermelada para crear el bocado perfecto en una tostada. Uníamos en la cuchara la dosis justa de leche con los cereales de las formas geométricas y colores que más nos llamaban la atención… hasta que crecimos, llegaron las prisas y esa tranquilidad se vio interrumpida por los móviles, las tablets y la televisión.

De repente, se nos olvidó que comer requiere de una atención constante. Ahora, hacemos todo de manera automática sin pararnos a disfrutarlo. Pero, ¿qué tan necesario es tener una alimentación consciente? ¿Qué factores influyen para lograrla? No muchos, pero sí los suficientes para elegir los alimentos que nos convienen, la hora para ingerirlos y la cantidad en que los consumimos.

“Estos factores pueden depender directamente de nosotros o ser impulsos externos que se nos imponen muchas veces sin darnos cuenta. Se puede decir que nuestro ambiente nos influye en las elecciones que hacemos en nuestro día a día” explica Naturarla, comunidad creada por Arla Foods para inspirar día a día a los amantes de la cocina, la vida sana y la sosteniblidad. Esos impulsos mencionados suelen ser el trampolín al que se llega directamente desde el hambre y que se pueden evitar con un poco de antelación.

Planea, compra y haz cinco comidas al día

Nos lo dicen por activa y pasiva, desde que tenemos memoria. Y no hay forma de que nos organicemos la lista de la compra y los horarios para comer cinco veces al día de manera correcta. Cuando hacemos dietas o vamos saltando de reunión en reunión, solemos privarnos del comer, una mala decisión que al final nos lleva a atiborrarnos con lo primero que encontramos. Para asegurarnos de que esto no pase, es fundamental ponernos como mínimo, el comer cada tres horas. Da igual si no tenemos hambre, prometemos que si no lo haces, minutos más tarde el hambre voraz atacará sin perdón.

Si cuando llegas a la cocina todo lo que tienes disponible son alimentos palatables – aquellos ricos en azúcares, sal, grasas y que son reconocidos por aportar placer inmediato–, todo lo que comerás son alimentos poco saludables para tu organismo. Que no están mal de vez en cuando, pero no cada vez que el hambre ataca. Para ello, planea con antelación que tu alacena nunca esté vacía y que se encuentre abastecida de snacks con fibra –como las legumbres, que hacen que aumente la viscosidad del contenido intestinal y que se retrase el tiempo de vaciado gástrico– y sin altas dosis de ingredientes artificiales.

En tu frigorífico, lo mismo: fruta, proteínas –el pescado, la carne, los huevos, los productos lácteos y las legumbres son alimentos saciantes por su termogénica con nuestra respuesta hormonal intestinal– y verduras son la perfecta opción. Unos cuantos tomates secos, un poco de pollo asado, unas rodajas de pimiento, un par de lonchas de queso Emmental Arla y unas hojas de ensalada… y ¡voila! Ya tienes la receta del bocadillo del día . ¿Tienes más tiempo y ganas de darte un capricho? Lánzate a por unos palitos de mozzarella cocinados con queso cremoso Arla HAVARTI en lonchas y una salsa de mostaza y miel  . ¿Suena bien? Pues sabe muchísimo mejor.

Come despacio, de todo… y menos

A esta tarea se le llama Mindful Eating o, lo que es lo mismo, comer de manera consciente, una técnica ideada por la doctora americana Jean Kristeller que busca sacarnos de nuestra ‘innercia’ diaria a la hora de sentarnos a la mesa. Nos lavamos los dientes de manera automática, nos maquillamos de forma mecánica, cerramos la puerta de casa con llave pensando en qué dirección vamos a tomar al llegar a la calle… y comemos pensando no en lo que está en el plato, sino en que tenemos que terminar rápido para seguir adelante con nuestro día.

Para no caer en la tentación de comer más y de forma innecesaria, la doctora Kristeller propone tres prácticas básicas. Según la American Psychological Association, en una entrevista realizada a la doctora en 2012, las premisas es la siguiente: ser consciente de lo que de verdad es sentir el hambre en el cuerpo, ser capaz de distinguir cuando estamos llenos y practicar el saborear las comidas. Suena a fácil y a obviedad, pero no solemos hacerlo. Y, al final, salimos ganando con ello: permitiéndonos comer de todo y en menos cantidades. “Nuestras papilas gustativas son sensores químicos que se cansan rápido”, explicaba. “Los primeros bocados saben mejor que los que les siguen, y después de una buena cantidad, es probable que tengamos muy poca experiencia gustativa”.

Haz la prueba, verás como teniendo en cuenta que el comer despacio y con atención (y un poco de antelación en la lista de la compra), te sentirás y alimentarás mejor.

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