Carmen17, el estudio de moda sostenible que visibiliza el oficio de los artesanos locales
Nació como un taller de diseño de vestuario escénico y ahora también cuenta con su propia marca de ropa hecha a medida con materiales de cercanía. El 6 de mayo, lanzarán su segunda colección, Jacaranda, un proyecto en colaboración con artesanos de diferentes disciplinas.
El número 17 de la céntrica calle Carmen de Madrid acoge un taller de vestuario escénico y audiovisual fundado por Sofía Nieto y Arancha Rodrigálvarez. La primera, diseñadora de vestuario y escenógrafa. La segunda, diseñadora de moda y matemática. Dos mujeres que se asociaron hace diez años para fundar Carmen17, un proyecto común con la artesanía, la sostenibilidad y el buen hacer como seña de identidad. En 2020, al tener que parar sus proyectos culturales debido a la pandemia, decidieron crear su propia línea de ropa, en la que trabajan paralelamente a su actividad escénica. «Los teatros estaban cerrados y los rodajes parados, y no teníamos ninguna noticia de cuando se iba a retomar la normalidad», cuenta Nieto. Fue entonces cuando empezaron a crear lo que resultó ser su primera colección, Curie, inspirada en la ropa de trabajo tradicional. Durante el verano de 2020, trabajaron en los prototipos y construyeron su página web. Sin ser conscientes, habían creado una marca con identidad propia: ropa artesana y sostenible hecha medida.
Para sistematizar y agilizar el trabajo y poder ofrecer unos precios ajustados, parten de unos prototipos ya establecidos a partir de los cuales sus clientas pueden participar de manera creativa en el proceso de diseño, escogiendo los colores y tejidos, y modificando detalles concretos de las prendas. Una propuesta entre la modistería tradicional y el prêt-à-porter. «Trabajamos en preventa. La clienta puede venir al taller y le medimos nosotras o mandarnos sus medidas y, partiendo del prototipo que elija de la colección, confeccionamos la prenda de manera completamente personalizada», explica la diseñadora.
Reconocen que, antes de la pandemia, nunca se habían planteado lanzar su propia marca. «Estábamos trabajando en muchas producciones de teatro, musicales… jamás se nos había ocurrido. Todo surgió de junio a septiembre». Fue precisamente el 1 de septiembre cuando lanzaron la colección, una fecha que Nieto recuerda con especial emoción. «Estábamos todavía con el informático y nos propuso hacer un pedido de prueba para ver que todo funcionaba bien. Entonces, dijo: ‘Ah, ya habéis hecho el pedido’. Era un pedido real de alguien que no conocíamos», cuenta. Esta gran acogida desde el minuto uno fue gracias a que, desde que empezaron a crear el proyecto, fueron contando a través de su cuenta de Instagram todo el proceso. «Íbamos contando todo lo que hacíamos, la base del proyecto y la importancia de la trazabilidad de las prendas. Nosotras estamos localizadas en un calle hipercapitalista repleta de grandes cadenas, y hablábamos de la diferencia entre comprar ropa local con productos de cercanía a comprarla aquí al lado sin saber dónde va tu dinero ni qué tipo de condiciones injustas estás apoyando». Ante este mensaje, la respuesta de la gente fue muy positiva y decidieron continuar con el proyecto de la firma. «Vimos que había una comunidad de personas interesadas en consumir de esta manera y tuvimos claro que, aunque volvieran los proyectos de teatro, los compaginaríamos con la marca».
Lo que les permite compaginar estas dos facetas es la autonomía que les otorga producirlo todo ellas mismas desde su taller. «No necesitamos ir al ritmo de otro taller ni mandar con tres meses de antelación los prototipos para empezar a trabajar. Es muy bonita la convivencia de la marca con el estudio de diseño porque una cosa alimenta la otra y nosotras vamos marcando el ritmo», explica la diseñadora. Su filosofía se aleja por completo del fast fashion. No presentan colecciones cada temporada y se rigen por un ritmo de trabajo más lento y meditado. De hecho, sus prendas están pensadas para poder usarse todo el año. Un ejemplo de ello es el diseño de sus tirantes, que están especialmente ideados para poder ajustarse, de modo que se pueden llevar tanto en verano, con prendas más ligeras o sin nada debajo, como en invierno, sobre jerséis más gruesos.
Tras cada una de sus prendas hay una cuidada selección de materiales sostenibles y de cercanía de alta calidad, con tejidos como el Tencel, producido mediante procesos medioambientales responsables a partir de la madera. Los hilos que emplean son de una fábrica de hilaturas de Mataró, en Cataluña, y los botones son de madera y biodegradables, hechos exclusivamente para la marca en una fábrica familiar de Toledo, con un tratamiento de lijado que les aporta esa estética natural que caracteriza a Carmen17.
Rodeadas de las grandes cadenas de moda rápida en pleno corazón de Madrid, reconocen que su éxito se debe a la alta calidad de sus prendas, al trato personalizado que no se ofrece en otras marcas y a sus precios ajustados. «Aunque nuestros precios son más elevados que en otras tiendas, son muy bajos para el servicio que ofrecemos, y eso es gracias a que hemos sistematizado muy bien el trabajo, teniendo los patrones y los prototipos muy ensayados para así poder coger velocidad y soltura cuando entran los pedidos. Una vez está hecha la prenda, la enviamos con un empaquetado sin plásticos, en una caja sellada por nosotras mismas y con una tarjeta en su interior escrita a mano, donde explicamos algunas especificaciones sobre el cuidado de la prenda, como el lavado, con un mensaje a nombre de la persona que lo compra. Todo está personalizado para cada clienta», explica Nieto. Confiesa que todo este proceso es posible gracias a que sus clientas siempre están satisfechas con el producto y a que, hasta ahora, no han recibido ninguna devolución. «Esto es gracias al tiempo que dedicamos a cada clienta para enseñarles a tomarse bien las medidas. Si no pueden venir al taller, les mandamos un vídeo explicando cómo hacerlo. Entonces esa persona me ve a mí medirme y lo hace igual. Lo que está manteniendo a flote la marca es que todo está saliendo bien, las prendas gustan y la gente que nos compra repite y trae a alguien, y esas personas a su vez traen a más gente».
Bajo el nombre Jacaranda —término que se refiere a un género de árbol que se ha habituado al clima de todos los continentes— presentan su segunda colección, creada en colaboración con artesanos locales de diferentes disciplinas para, así, poder contar la historia que hay detrás de cada uno de estos oficios a través de las prendas y reivindicar la recuperación de aquellas labores artesanales que están en riesgo de perderse. A nivel estético, esta propuesta es muy diferente a su primera colección. «Mientras que Curie son prendas más sobrias basadas en los uniformes de trabajo tradicionales, Jacaranda está inspirada en el folclore. Hemos incluido color y estampados, así como técnicas de costura artesanales más elaboradas como jaretas, cinturas en rizo que se ajustan a la silueta y emulan volantes y nidos de abeja con hilo elástico», detalla la diseñadora.
El primer capítulo de la colección, que saldrá a la venta el 6 de mayo a través de su página web, es en colaboración con Adolfo Manzano, un artesano especializado en cerámica artística, que tiene su taller en el pueblo castellanomanchego de Lagartera. «Fuimos allí a visitar un museo de bordado y nos encontramos su taller. Nos habló de su trabajo y de cómo había caído el interés por su oficio en los últimos años, y nos contó que cuando se jubile no tiene a nadie a quien pasarle el taller. Incluso, nos llegó a decir que si alguien quería ir a aprender gratis el oficio, estaría dispuesto a enseñarle y traspasarle el negocio». Al regresar a Madrid, decidieron llamarle y proponerle trabajar juntos, trasladando sus dibujos a sus prendas. «Le propusimos hacer ropa con estos motivos y, a través de las prendas, hablar de él, de su técnica, y contarle a la gente que puede venir a comprar platos artesanos de cerámica a este taller, que están hechos con barro de ese mismo pueblo, y poder apoyar así a los pequeños comercios que se están perdiendo».
Entre las prendas de la colección, destaca la falda inspirada en los diseños regionales, con una greca en el bajo con los dibujos de Manzano, que van a presentar en diferentes tonalidades. «Queríamos traer a la calle la falda regional, adaptando el patrón a un estilo más casual y más liviano para poder llevarla a diario», señala Nieto. También incluye otros modelos de faldas, así como vestidos, pantalones cortos y largos y camisas. Además, las diez primeras prendas que se vendan con los estampados de Manzano incluirán unas pequeñas bolas de cerámica a modo de cariel, hechas en exclusiva por el artesano para obsequiar a los primeros clientes. Junto a las prendas, también han creado una línea de sombreros de paja y de capazos, creados en colaboración con dos talleres artesanales especializados de Alicante. Además, en algunas de las prendas, van a ofrecer la posibilidad de añadir detalles de bordados hechos por la bordadora, también de Lagartera, Paloma Suela. Con este proyecto, pretenden visibilizar y recuperar todos esos oficios que siguen vivos y que están en riesgo de desaparecer, y animar a la gente a apoyarlos para evitar que esto suceda.
