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Buenas noticias: es posible hacer desaparecer los agujeros de polilla en tu jersey favorito de cashmere

La conciencia por una moda más sostenible está aupando los servicios de reparación y zurcido de prendas con la intención de recuperarlos y darles nuevas vidas. Pero también es posible solucionar los agujeros pequeños en casa y sin ser extremadamente diestro en la costura.

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Getty Images

Una polilla adulta mide unos 7 milímetros. Poco más que un grano de arroz. Este minúsculo insecto pasa a menudo desapercibido y podría parecer del todo inofensivo, hasta que descubrimos que ha hecho un agujero en nuestro jersey de cashmere, ese que compramos como una inversión (nunca sale barato comprar prendas hechas para durar mucho tiempo) y que es tan suave, tan esponjoso y que nos hace sentir un poco más elegantes e incluso un poco ricos a la hora de vestir. Y ahora está arruinado.

A las polillas les gustan los espacios oscuros y cerrados, por lo que los armarios y los cajones son sus lugares predilectos. Además, también les gustan las fibras de origen natural, según el Departamento de Entomología de la Universidad de Cornell, como la lana, la cachemira, el mohair, las cerdas, las pieles animales, las plumas y la seda. Vamos, cosas caras. Hay más: se sienten atraídas por las manchas de aceite, sudor y comida o bebida, así que ese jersey tan suave y tan nuevo es el lugar perfecto para poner sus huevos dentro de la tela y dejar que las larvas se alimenten de las fibras. Y, así, dejar sus pequeñas pero visibles huellas. Son listas, además, porque su pequeño tamaño las hace difíciles de ver y, y muy fértiles, ya que según Raid, una polilla hembra puede depositar entre 100 y 300 huevos (que tardan entre una y dos semanas en abrirse y que pasan a la etapa de larva durante el verano o si se encuentran en una habitación calefactada). Insisten en que “las larvas de polillas, y no las polillas adultas, son las que comen y destruyen las telas”. La trágica ironía de todo esto es que cuanto mayor sea la calidad de la prenda, más probable es que le ataquen las polillas, algo que muchos hemos comprobado en algún invierno, incluida la actriz Drew Barrymore.

Antes de pasar a las buenas noticias (el agujero se puede reparar y es posible eliminar las polillas del armario), quizá te interese saber algo más sobre este indeseado comensal: solo hay dos especies de polillas que pueden dañar los textiles, la Tinea pellionella (también llamada portaestuche) y la Tineola bisselliella (o polilla tejedora), y como avanzábamos, son sus larvas las que hacen los agujeros. Ambas no llegan al centímetro de largo y son de un color amarillo o grisáceo.

Ahora las buenas noticias. Reparar la ropa es la solución más sostenible al consumo desaforado de moda y es posible hacer desaparecer los agujeros de las polillas. Idealmente dejaríamos nuestro preciado jersey en otro templo del cashmere neoyorquino, AlterKnit, donde cierran todo tipo de agujeros (no importa si aparecen en un jersey de H&M o en uno de Brunelli Cucinelli) con un acabado tan imperceptible que la prenda parece nueva como por arte de magia, o lo enviaríamos a The Restory, un negocio de restauración de prendas y accesorios de alta gama con sede en Londres, con experiencia en todo tipo de técnicas desde zurcidos hasta parches visibles, donde han devuelto el lustre a prendas de Burberry, Gucci o Chanel. Pero lo cierto es que con algo de destreza también se puede reparar el desastre en casa.

Los agujeros más comunes suelen ser pequeños, de unos cinco milímetros o menos. Este es el caso más sencillo de resolver en casa, ya que para cerrar agujeros más grandes resulta imprescindible aprender a zurcir. Aquí una breve explicación (que puedes leer con mayor detalle aquí).

Para empezar se necesita lo siguiente: una plancha, una tabla de planchar, entretela termoadhesiva, estabilizador de tela, un paño y papel de cocina.

Es relativamente fácil usar un parche o entretela termoadhesiva (una fibra sintética que se derrite cuando la calientas y que se utiliza para unir dos telas cuando las colocas en medio). Primero hay que dar la vuelta a la prenda y colocar la entretela termoadhesiva sobre el agujero, como puedes ver en este tutorial. Esto hará que el apaño no se note cuando le des la vuelta. Coloca la tela sobre un papel de cocina en la tabla de planchar y cuando la plancha esté caliente colócala sobre el agujero, sin moverla durante cuatro segundos. Después presiona el agujero con los dedos índices, tanto como puedas. Aprovecha que la tela está ligramente caliente para ir cerrándolo, algo que te ayudará en los pasos siguientes.

A continuación corta un cuadrado de la entretela termoadhesiva de un centímetro aproximadamente y colócalo sobre la parte superior del agujero. Ahora vas a utilizar el estabilizador de tela, que evitará que el tejido se estire o se deforme: corta un trozo ligeramente más grande que la entretela, de unos tres centímetros, y colócalo sobre el agujero.

El siguiente paso (acabamos pronto) es colocar un paño ligeramente húmedo sobre la tela, que servirá de barrera para proteger la plancha de la entretela termoadhesiva y el estabilizador. Configura la plancha en la opción de lana y colócala sobre el paño húmedo durante 10 segundos recordando no mover la plancha.

Ahora ya puedes dar la vuelta a la prenda y, si todavía ves un pequeño agujero, presiónalo con los dedos índices y verás cómo comienza a cerrarse. Aprovecha cuando la prenda sigue tibia para poder cerrarlo mejor. Y, por último, pon la plancha caliente sobre la tela de cinco a 10 segundos. En ese punto, el agujero debería cerrarse por completo.

Cómo prevenir la aparición de polillas

Más que una tintorería histórica (que lo es, lleva en marcha desde 1961) Meurice es una autoridad en Nueva York. Cuentan con especialistas en todo tipo de limpieza, cuidado y tratamiento de la ropa, incluidos expertos en limpieza de cashmere de lujo: “Tu jersey nunca se habrá visto tan suave y está garantizado que durará más cuando lo cuidas con Meurice”, dicen. De hecho, Loro Piana (la icónica y carísima marca de cashmere italiano) es una de las firmas favoritas de sus clientes, que a menudo llevan sus jerséis de lana y cashmere en un servicio que va desde los 40 a los 270 dólares por prenda. Pues bien, su equipo de textil e interiores revela las siete claves que dan a sus clientes para prevenir la aparición de las polillas en sus maravillosos suéteres.

1. “Una buena limpieza profunda después de algunos usos puede ser clave en la prevención. Lavar en seco tu ropa más valiosa con regularidad es la apuesta más segura, ya que las polillas se sienten atraídas por los aceites, el sudor y la comida. La limpieza en seco puede matar polillas, huevos y larvas sin dañar las fibras (como podría ocurrir con el lavado o el secado a alta temperatura)”, recomiendan. Y con un punto de humor, añaden: “Cuando la diseñadora Stella McCartney te dice que no laves tu ropa, tal vez quieras pensarlo dos veces. Conocemos una tintorería realmente genial, si estás interesado”.
2. “Presta atención a tu armario y actúa a la primera señal de cualquier problema”.
3. “Guarda las prendas de lana en áreas bien iluminadas, como un cajón que se abre con frecuencia o en un estante al aire libre, porque las polillas odian la luz”.
4. “Durante el verano, guarda los suéteres, abrigos, bufandas y sombreros en recipientes herméticos o cubiertas de plástico herméticas”.
5. “Asegúrate de aspirar regularmente las áreas cerradas y las esquinas con poca luz (como armarios o cajones) para eliminar la pelusa de la que se pueden alimentar las larvas”.
6. “Revisa tu ropa con frecuencia y toma nota de cualquier daño o indicio de infestación. Recuerda, estos tipos son maestros en el camuflaje”.
7. “Junto con las polillas reales, permanece atento a sus diminutas cáscaras de huevo, así como a su «seda», esas fibras delgadas similares a telarañas que a veces se entretejen con la tela de la ropa”.

Bonus extra: cómo guardar y cómo lavar el cashmere para que dure más

En una completa guía sobre cómo cuidar el cashmere centrada en dar nuevas vidas a las prendas, The Outnet (un portal de reventa de artículos de lujo): recoge las claves esenciales de profesionales de las marcas de lujo de cashmere N. Peal, Autumn Cashmere, Duffy, Chinti & Parker y Charli para guardarlo adecuadamente:

1. Guardarlo en una bolsa de almacenamiento transpirable, preferiblemente que no sea de plástico, ya que el aire necesita circular.
2. Mantener el armario limpio y libre de polvo.
3. No guardar nunca el cashmere sucio. Es mejor hacerlo en un cajón o caja con bolas de cedro, un olor que ahuyenta a las polillas.
4. Adquirir el hábito de abrir los cajones y armarios una vez al mes y sacudir bien las prendas de cashmere.
5. Recordar que las polillas van detrás del cashmere sucio o usado y no tanto tras el limpio.

Otra de las dudas que asolan a todo aquel que tiene un jersey de cashmere y es cómo lavarlo adecuadamente para no arruinarlo. En Berluti aseguran que, contrariamente a lo que se cree, al cashmere no le pasa nada al mojarlo sino que es posible lavarlo incluso con frecuencia si se respetan ciertas reglas. La primera y más importante es que el agua de lavado nunca debe de estar a más de 20 grados, o correremos el riesgo de dañar la prenda.

“Cuando se trata de lavar el cashmere, hay dos escuelas. Primero están los que prefieren la lavadora, ya que los movimientos constantes de la máquina respetan las fibras y la estructura del tejido; luego, los que solo lo lavarían a mano. En cualquier caso, usa agua fría o tibia y un poco de detergente para ropa o champú, pero nunca, nunca, nunca uses suavizante, ya que puede alterar la suavidad natural de la cachemira”, explican en la marca. Si vas a usar la lavadora, recomiendan colocar el jersey en una bolsa de lavandería o una funda de almohada, configurarla en el ciclo de lana y seleccionar el centrifugado de menos velocidad (400 a 600 rpm). Si se lava a mano es buena idea dejar la prenda sumergida media hora en agua fría, amasarla suavemente sin frotar, y después enjuagarla con agua a la misma temperatura para no generar ningún choque térmico que altere las fibras. A la hora de eliminar el exceso de agua, aconsejan colocar el jersey extendido sobre una toalla, enrollarla en forma de cilindro con la prenda dentro y apretarla suavemente, sin retorcerla. En Norit, el fabricante de detergente para la ropa, recomiendan el método manual, manteniendo el agua fría, secando la prenda con una toalla y extendida sin colgarla, y añaden que cuando ya esté completamente seca, se puede planchar a baja temperatura colocando siempre un paño entre la plancha y la prenda para proteger sus tejidos del calor.

El método de secado también será crucial para que no se vean alterados ni el tamaño ni la forma, así que colgarlo no es la mejor opción. En su lugar, recomiendan extenderlo sobre una toalla seca en una superficie plana y siempre lejos de cualquier fuente de calor. Y aseguran: “si sigues este modus operandi al pie de la letra, el jersey conservará su forma original. ¡Ni siquiera tendrás que plancharlo!” Como último consejo, recomiendan no arrancar las bolitas que a veces aparecen en el tejido, ya que irán desapareciendo con los lavados sucesivos, y si de todas formas se quieren eliminar, da mejor resultado utilizar un quitapelusas específico para ropa que afeite suavemente el tejido.

Hay más opciones antes de lavar: en la marca de detergente Wipp Express solo recomiendan lavar el cashmere cuando sea estrictamente necesario, porque según recuerdan, «esta lana posee de forma natural propiedades autolimpiantes y antibacterianas». Así, su opción predilecta es otra: «los tejidos de cashmere pueden airearse de distinta forma sin necesidad de lavarlos. Por ejemplo, si después de haber pasado una velada en un restaurante notas que tu jersey ha podido absorber algún olor a comida, suele bastar con dejarlo airearse durante unas horas o toda la noche». También sugieren colgar la prenda de cashmere «en el cuarto de baño después de una ducha de agua caliente. La humedad también ayuda a eliminar malos olores de la ropa» y aseguran que «un paño o cepillo suele bastar para eliminar las manchas superficiales de la ropa de cashmere».

En definitiva, cuidar de una prenda de cashmere se parece un poco a cuidar de una planta: necesita sus atenciones para no acabar muriendo en una esquina. Afortunadamente, nadie recomienda tener que hablar a tu jersey para que siga manteniendo todo su esplendor.

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