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Así es Juno House: entramos en el primer club femenino de Barcelona

Un proyecto soñado por Natalie Batlle que ya cuenta con 300 socias que comparten su filosofía: crecer profesionalmente sin renunciar a la vida familiar y el bienestar personal.

“Todas las mujeres que me rodean comparten la misma sensación: no llegamos a todo, estamos a tope. Por eso hemos querido unir bajo el mismo techo áreas tan distintas como un coworking, un showroom-tienda, una biblioteca, un estudio de fitness, un restaurante, un escenario o una sala de grabación pensada para hacer podcasts”, enumera. La interiorista Meritxell Ribé, de The Room Studio, ha sido la encargada de fusionar el espíritu neoyorquino con la calidez mediterránea sin perder de vista el estilo industrial de la construcción.
Basado en el modelo de membresía (las socias pueden elegir entre pagar una cuota mensual o anual), cientos de mujeres de distintas profesiones y sectores han confiado en el club incluso antes de poder visitar sus instalaciones. “Tenemos lista de espera, pero no porque seamos exclusivas, sino porque estudiamos las solicitudes para evitar que, por ejemplo, haya cien abogadas y cero artistas”, explica Natalie, sin ocultar la emoción que le provoca la buena acogida. Por el momento, los perfiles son muy variados: desde jóvenes veinteañeras con sed de aprender hasta mujeres en su madurez dispuestas a compartir su experiencia desempeñando labores de mentoría. “El 70% son españolas y el resto internacionales”, apunta su promotora, que espera poder exportar el concepto a otras ciudad españolas y europeas.

Juno House cuenta con 1.400 m² repartidos entre el emblemático edificio de la Farinera de Aribau, que acoge los espacios destinados a la conciliación familiar y el bienestar personal, y La Nave, centro de negocios y networking.
Juno House cuenta con 1.400 m² repartidos entre el emblemático edificio de la Farinera de Aribau, que acoge los espacios destinados a la conciliación familiar y el bienestar personal, y La Nave, centro de negocios y networking.

Aunque como Natalie son muchas las madres mileniales que acudirán a Juno House para sacar trabajo adelante mientras sus hijos pasan el rato en el área reservada para los más pequeños, las adeptas de Juno House buscan experiencias variadas. “Algunas, como la propia Eva, trabajan en una oficina, pero vendrán después para comer con amigas, unirse al club de lectura o disfrutar de los eventos que organizamos. Otras como Liana aprovecharán para hacer yoga o reuniones”, explica Natalie. Los hombres —parejas, padres, clientes— son bienvenidos como invitados, “pero no son los protagonistas”.
Con el objetivo de convertirse en referentes de la colaboración entre mujeres y del liderazgo femenino W2W (women to women, mujer a mujer), Natalie, Eva y Liana planean hacer de Juno House un espacio en el que las propias socias puedan dar a conocer su trabajo o presentar sus proyectos. “El 50% de la agenda la crearemos nosotras, y el resto ellas. Queremos que expongan sus creaciones, vendan sus productos en el showroom u organicen la presentación de un libro o una clase de cocina”. En el sector de la moda, adelanta, ya cuentan con varias afiliadas que aprovecharán el espacio para organizar desfiles o hacer fittings. Aunque, como repite Natalie, “Juno House es un espacio vivo y estará en constante cambio”.

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