_
_
_
_
_

Así cambió mi forma de consumir ropa: 11 personas cuentan su experiencia

Sostenibilidad, transparencia o una segunda vida para las prendas que vestimos son demandas al alza por parte de unos consumidores más activos y conscientes que no dudan en reclamar sus derechos.

Comprar menos ropa pero de mejor calidad y procedencia, tendencia al alza.
Comprar menos ropa pero de mejor calidad y procedencia, tendencia al alza.Getty Images

Más ropa, más personas consumiéndola en tiendas o a golpe e clic, pero también nueva conciencia. Quién fabricó la prenda que llevo puesta y en qué condiciones o cómo afecta al medioambiente lo que hago con ella (desde los microplásticos con los que puede contaminar el agua al lavarla, hasta su destino final si quiero deshacerme de ella) son cuestiones que van resonando en la conciencia común.

Desde WGSN, la agencia que decide lo que llevaremos cada temporada, aseguraban a S Moda que “el volumen de productos online que incluyen en sus descripciones las palabras ‘sostenible, orgánico, ético o reciclado’ aumentaron más de un 44% desde julio de 2016 a octubre de 2017 en Reino Unido”. Ubup, una plataforma digital alemana que se dedica a la venta de ropa de segunda mano, señalaba a Fashion United que, desde principios de 2014 a 2018, las ventas han aumentado un 566%. Y el esfuerzo de consumidores y retails por mejorar la realidad del reciclaje de prendas -solo el 1% de ellas pasan por este proceso- es notable. Un cambio al que también se suma la mayor facilidad y determinación para reclamar derechos como consumidores sobre los productos que compramos, facilitada por internet y la posibilidad de comunicarnos directamente con las marcas -¿sabías que las prendas tienen hasta dos años de garantía si se te rompen o estropean?-. Hablamos sobre estas cuestiones con 11 personas para analizar cómo entienden el consumo de ropa en 2019.

1. Vanessa MG, 31, responsable de marketing

Suelo comprar ropa mensualmente, más por reponer (debido a uso y/o desgaste) que por ampliar ropero. Por eso opto cada vez más por básicos y prendas temporales, que pueda usar tanto en el trabajo como en la calle, y esto ha sido por concienciación ante el alto nivel de consumo que he ejercido estos años. Grupo Inditex y Asos son mis cadenas predilectas, pero siempre ojeo las charities (tiendas de segunda mano destinadas a la beneficencia). Aunque nunca he tenido problemas a la hora de reclamar el reembolso de una prenda ya usada, no ha sido hasta hace un par de años cuando he empezado a ejercer ese derecho de reclamar garantías, antes no lo hacía por desconocimiento o incluso vergüenza. La ropa que no utilizo la suelo ofrecer a amigas y la dono a alguna ONG, pero reconozco que de algunas prendas me cuesta deshacerme y las almaceno.

2.Miguel, 38, músico

Nunca he sido un comprador compulsivo de ropa. Antes, por mi trabajo, solía comprar más. Ahora lo hago un par de veces al año, en rebajas de verano y de invierno, y no suelo ir de compras si no tengo un evento. Invierto más en camisetas o vaqueros y he comprado habitualmente también en tiendas de segunda mano. Realmente tengo mucha ropa, la que dejo de usar la reciclo o la regalo a amigos y algunas cosas (las que más me gustan) las almaceno. Pienso que algún otro momento las podré utilizar.

Soy consciente de que la ropa tiene garantía, hace poco quise reclamar una chaqueta con una cremallera que, tras un invierno de uso, se rompió. Pero, ¿quién guarda el ticket de compra de una chaqueta durante uno o dos años? Es casi imposible y las tiendas sin ese recibo no atienden a reclamaciones.

3.Ana, 29, diseñadora de productos y servicios digitales

Lo que más ha cambiado en los últimos años ha sido mi forma de buscar prendas. Miro ropa por internet y me la guardo en Pinterest para que no se me pase, así cuando tengo tiempo busco en qué tienda tienen mi talla y me paso a verla y a probármela. Incluso cuando estoy en las tiendas echo mano de Pinterest para recordar qué prenda quería. Frecuento Mango, Cos, Zara, &Other Stories… y las prendas en las que más dinero suelo gastar son chaquetas y zapatos, porque además de ser prendas más caras de por sí, pienso que les voy a dar un uso más largo en el tiempo y no me importa que cuesten más y que sean de más calidad. Con el resto igual, de algo que sé que se lleva pero en poco tiempo va a pasar de moda prefiero comprarme una versión más barata. Con esa ropa que guardo durante tiempo sin usar y no sé que hacer, la llevo a un contenedor de ropa y también se la ofrezco a amigas a las que creo que esa prenda en concreto le puede gustar.

4.Iratxe, 31, content strategist

He adaptado mi consumo de ropa a mi presupuesto actual porque la realidad es que los sueldos no suben demasiado y los precios sí. Por otro lado, intento combatir ese ansia de tener de todo que nos han inculcado desde esta cultura del consumismo desmedido. Y no es fácil. Sobre todo en el caso de las mujeres, que tenemos mayor presión sobre la necesidad de estar guapas, ideales y a la moda. Ahora compro menos y mejor, dentro de mis posibilidades. Hay que comprar ropa que dure. La obsolescencia es el enemigo de lo sostenible. He ganado mayor conciencia del valor de las cosas, de lo que supone que a mí una prenda me salga tan barata, sobre todo si en la etiqueta leo ‘made in Bangladesh o similares y de que una de las formas que tenemos de luchar contra el desastre ecológico en que vivimos es nuestro propio consumo. Obviamente tienen mayor responsabilidad las instituciones y empresas, pero es una de nuestras formas de activismo como ciudadanos/as, y tenemos que ser más conscientes y responsables. Yo almaceno, reciclo, regalo, dono y revendo por Wallapop o mercadillos -este domingo hago uno en Madrid-.

Sobre nuestros derechos como consumidores/as no estamos nada informados/as. Y parece que está hasta mal visto reclamar. Soy partidaria de hacerlo y de insistir. El otro día publiqué un post en mi Facebook explicando que la ropa también tiene dos años de garantía para que la gente que tengo lo sepa y lo difunda. Me lo comentó una amiga hace poco y ya lo he puesto en práctica y recibido una devolución por parte de Inditex.

5.Alexandra, 25, profesora de inglés

Cambiar de país ha cambiado también mis hábitos de compra. Cuando vivía en Inglaterra iba más a charities y tiendas de ropa vintage, aquí no es tan común. Al no hacerlo, gasto más dinero porque la ropa es más cara que en estas tiendas y porque allí era estudiante y en España he empezado a trabajar, tengo más para gastar y así lo hago. Voy de compras entre dos y tres veces al mes, pero esto varía de si, por ejemplo, es cambio de temporada. Zara, Mango, H&M, Pull&Bear, Bershka y Lefties son mis habituales y suelo ir presencialmente, rara vez hago compras online. En parte, porque lo hago como algo no planeado, simplemente estoy en la calle  y entro a tiendas. Una vez al año intento vender esa ropa que no me pongo en apps como Wallapop, pero a menudo sin éxito, así que al final acabo dándosela a amigas y también les doy una segunda vida llevándola a charities o a contenedores de reciclaje de ropa.

6. Alicia, 60, realizadora de televisión

Mi relación con la adquisición de ropa es compulsiva selectiva, compro todas las semanas. Me muevo por Cos, &Other Stories, Zara también… Gasto más en abrigos, pantalones (me gusta un buen pantalón), pero, sobre todo, en chaquetas y zapatos. Lo hago tanto presencial como online. A lo largo de los años he cambiado, ahora compro cosas de más calidad y de más diseño y el proceso diría que ha sido a través de la edad. La suelo almacenar, a veces reciclo, pero son contadas ocasiones, le tengo mucho cariño a las prendas.

7. Adriana, 41, ayudante de dirección de cine y bloguera de belleza

Ya no compro de manera compulsiva como hacía hace unos años. Me paré a pensar por qué tenía tanta ropa que no me daba tiempo a usar y que, además, no me cabía en el armario (tenía dos armarios empotrados gigantes llenos: he llegado a tener 10 abrigos y unos 40 pares de zapatos). Ahora veo todo de una manera más consciente y respetuosa con el medioambiente. No necesitamos tanta ropa. A la hora de invertir lo hago por igual en todo tipo de prendas porque prefiero calidad a cantidad. Aunque si tengo que elegir, diría que en los zapatos es en lo que más gasto, que intento además que sean hechos en España. Cuando voy de compras es, por lo general, algo premeditado. Hago armario cápsula por lo que todo lo que compro está muy pensado. Mi regla básica es que todo en mi armario combine entre sí. No almaceno nada que no me ponga.

8. Daniel, 28, publicista

Diría que mi forma de consumir ropa es algo así como compulsiva. Compro cada mes y si quiero algo en pocos días lo tengo (en algún caso, con algo muy concreto, me echa para atrás el precio).  Suelo acudir a Asos, Pull and Bear, Zara, H&M y tiendas de segunda mano o vintage. Mi forma de comprar ha variado mucho en estos últimos años. Sobre todo con las tiendas online, soy premium en Asos, la amplia variedad de precios y prendas, junto con la rapidez de tenerlo (al día siguiente) y de devolución económica (con reembolso a los 10 días tope), hacen que en muchas ocasiones mirar la app o la web de Asos sea como hacer scroll en mis redes sociales, miro a ver qué hay, qué se mueve.

9. Lucía, 29, diseñadora de moda

Ya no suelo ir de compras, estoy dejándolo a un lado. Aunque ahora mismo, que estoy perdiendo peso, compro más frecuentemente, normalmente lo hago cada 3 o 4 meses y casi todo online. No compro en tienda a no ser que sea muy específico, que lo quiera para ese día o si, por ejemplo, necesito unas zapatillas de deporte y quiero que alguien me cuente algo más técnico sobre ellas. El cambio ha sido grande (antes bajaba al centro o iba de tiendas casi todos los sábados) y lo ha motivado todo lo que tiene que ver con el cambio climático. Se está haciendo un derroche muy fuerte del consumo de ropa, no nos damos cuenta de que cada vez que haces una camiseta se derrocha muchísimo y es muy malo para el medioambiente. Estoy aplicándome un consumo más consciente y eligiendo prendas más duraderas en vez de comprar tanto ready to wear. En vez de una camiseta de cinco euros que antes compraba y me duraba una temporada, ahora prefiero gastarme 50 en una y que me dure siete. También lo hago por mi bolsillo.

10. Belén, 44, profesora de yoga

Ha cambiado la sociedad, he cambiado yo y, en consecuencia, mi forma de relacionarme y consumir ropa. Antes trabajaba en el mundo de la moda, como escaparatista y en tiendas, y mi forma de consumo estaba muy supeditada al contacto que yo tenía con esas prendas y acababa consumiendo mucho en ellas. Cuando salí de ese entorno tuve una época de crisis económica en la que me centré más en la ropa de segunda mano, mercadillos, rastros, etc, e incluso me dio por el no consumo en multinacionales. Actualmente lo que hago es usar internet para buscar ideas pero no suelo comprar online. Algo que también ha influido es que mi pareja tiene una tienda de ropa y casi el 90% de la ropa que me pongo me la compra él, sobre todo lo que es más tendencia. Para básicos y alguna cosa suelta, compro en rebajas.

11. Alberto, 37, investigador universitario

Compro ropa cuando tengo algo que está completamente roto, por necesidad de una prenda o de cara a un evento (congreso, boda…) y más por temporadas y ofertas. Suelo acudir a cadenas tipo Zara y Pull&Bear y para básicos, H&M. Ahora que tengo más poder adquisitivo, intento hacer un consumo más responsable comprando más en firmas pequeñas como la de camisas Brava Fabrics, que apuestan por un comercio justo. Suelo hacerlo online desde que empezó a ser posible porque no me gusta ir a las tiendas, pero para cosas específicas como zapatos o jerséis sí prefiero ir in situ y probármelos, comprobar el tejido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_