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Los colores y la percepción que tenemos de ellos influyen en nuestra conducta, así lo estudia la psicología del color. Están por todas partes: en nuestro entorno y también en nosotros mismos, desde nuestra piel o cabello, a la ropa que llevamos puesta. Y nos provocan cosas: “A nivel individual y cultural tenemos preferencias, asociamos a ciertos tonos o colores determinados significados y cualidades”, dice la ‘coach’ de imagen personal y experta en colorimetría Carie Mercier. Pueden modificar nuestro ánimo y, además, proyectan una imagen que cuenta algo de nosotros: “Cuando sabemos que algo nos favorece nos sentimos automáticamente mejor, con mayor confianza”, explica Mercier a S Moda. Granadina, ‘Grenadine’: El rojo es un color que llama la atención. Potente y estimulante, es llamativo incluso usado en pequeñas dosis. Por tanto, “no recomendable para tímidos o personas que intentan pasar desapercibidas”, cuenta la ‘coach’ de imagen. “Como se asocia con la fuerza, la sangre, la vida y la energía, es un tono que estimula y sirve para sentirte más dinámico, seguro de ti mismo y marcar tu posición de liderazgo. También se asocia al atractivo sexual y puede llegar a parecer agresivo”.