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Anúnciese aquí (en su barba)

El hombre anuncio se moderniza: desde las barbas de alquiler a calcomanías en piernas femeninas, el cuerpo humano se reivindica en el mundo publicitario.

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beardvertising.com

Beardvertising: Dícese del neologismo que los avispados publicistas de Cornett-IMS han ideado para materializar la nueva vida del hombre-anuncio. Se acabaron los carteles sujetados por incómodos tirantes, ahora lo que se lleva es publicitar una marca entre el espesor de la barba masculina. Así lo ha dispuesto esta agencia estadounidense, que ha creado una web en la que busca a posibles candidatos dispuestos a ganar cinco dólares al día si deciden acogerse a esta peluda iniciativa.

"Nadie le quita el ojo a una barba épica. ¿Por qué no conseguir que todos ellos también admiren tu marca?" es uno de los eslóganes con el que captar a futuros clientes. Por ahora, la web facilita rellenar un formulario para aspirantes y exhibe algunas ingeniosas frases (y montajes) con los que demostrar la valía del invento.

¿Realidad o irónica estrategia de marketing para dar a conocer a la propia agencia? ¿Existen candidatos dispuestos a colgarse un emblema en los nuevos beardbillboards (lo que vendría a ser un cartel-barba, todavía sin patente)? Desde la agencia que ha perpetrado esta estrategia aseguran que sí, aunque hacerlo suponga exhibir un anuncio de cerveza junto a algunas migas despistadas del almuerzo.

Los interesados pueden ganar cinco dólares al día si insertan un anuncio en su barba.

beardvertising.com

El 'Real Native Advertising' que profesan las barbas modernas de Cornett no pilla desprevenido a nadie. El cuerpo visto como un anuncio andante lleva años buscando su hueco en el mercado. Mucho dio que hablar el headvertising, cuando hace una década una agencia se ofreció a aliviar las deudas los universitarios británicos pagando 88 libras a la semana si se animaban a lucir en sus frentes (un mínimo de tres horas al día) el logo de una revista o el del canal juvenil de pago CNX.

Después llegaría el assvertising (publicidad en el trasero, normalmente femenino) o el más difícil todavía, el skinvertising: llegar a tatuarse el cuerpo con el lema, logo o nombre de la marca en ciernes. Con la explosión de las puntocom allá por los inicios del 2000, más de uno (Joe Tamargo, en concreto) llegó a agenciarse unos 200.000 dólares (unos 155.000 euros) por lucir 15 tatuajes con diferentes páginas webs que, cosas del tráfico virtual, ahora ya no existen. Frente, antebrazo o mejilla. Cualquier hueco visible era una buena opción para promocionar a las ya desaparecidas savemartha.com o CIHost.com. Marcados (valga la redundancia) de por vida. Los hay que todavía no han aprendido la lección. Hace unos días, 40 empleados de la empresa Rapid Realty se tatuaron el nombre de la empresa para conseguir un aumento de sueldo.

¿Alternativas femeninas al Beardvertising? Por ahora, la única ecuación posible se encuentra (una vez más) en explotar la sexualidad. La agencia japonesa Absolute Territory se encarga de promocionar lo que han denominado como Thighvertising: una empresa paga a las jóvenes que opten por lucir calcomanías con anuncios en su muslo. ¿Los requisitos? Ser mayor de 18 años, tener un mínimo de 20 amigos en Facebook (las protagonistas deberán compartir entre su grupo de amigos una foto en la que muestren su calcomanía) y la obligación de vestir una minifalda o short para poder mostrar el anuncio sobre unos calcetines que lleguen hasta la rodillas.

Según apuntan el International Businees Times y el Daily Mail, hasta el pasado mes de noviembre unas 1.300 jóvenes se habían sumado a esta iniciativa y la cifra iba en aumento. Las niponas que utilizan el thighvertising pueden ganar entre 10 y 100 euros al día por pasear las calcomanías ocho horas al día (desconocemos el baremo sobre quién cobra más o menos).

En resumen, para convertirse en un anuncio andante hoy en día ellas deben vender su sexualidad y ellos… su alergia a la cuchilla.

© Barcroft Media

La agencia japonesa Absolute Territory aprovecha los muslos femeninos para anunciar marcas vía calcomanía. Hasta el pasado mes de noviembre, unas 1.300 jóvenes se habían sumado a la iniciativa.

D.R.

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