Adiós a Franca Sozzani, la editora de ‘Vogue’ que cambió las reglas del juego

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En 2008, Franca Sozzani quiso dar un golpe sobre la mesa acerca de la tiranía de la industria respecto a mostar un único modelo de belleza (blanca). Su estrategia fue el Black Issue, el numero de julio. Cuatro portadas para el mismo mes con Jourdan Dunn, Liya Kebede, Naomi Campbell y Sessilee Lopez. En las páginas interiores, todo modelos de color.

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Y antes de que la industria diese un duro por las modelos de talla grande o lo que ahora se conoce como el fenómeno 'curvy', ella lo hizo y abrió el camino. Fue en el número de junio de 2011, cuando también elevó a supermodelos a nombres todavía desconocidos por el gran público como Candice Huffine, Tara Lynn y Robin Lawley fotografiadas por Steven Meisel.

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Una de las portadas que más polémica causó, la que dedicó a la violencia doméstica. ¿Se puede estetizar con ropa de lujo el drama de una maltratada? Ella lo hizo con un impactante editorial en el número de abril de 2014, fotografiado también por Steven Meisel, llamado Cinematic. Balenciaga, Miu Miu o Marc Jacobs en un editorial algo gore en el que las modelos huyen despavoridas de sus maltradores con reminiscencias a El Resplandor o American Psycho.

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En una entrevista en The Independent, Sozzani explicó que su intención con esta historia era remarcar uno de los dramas que más afectan a las italianas. "El horror de la vida es más grande que el que puedes ver en las películas", explicó. "Este, realmente, es un espectáculo del terror, lo que estamos viendo es lo que vemos cada día en los periódicos de alrededor del mundo y cómo de frágil es la mujer hoy en día y cómo puede ser atacada, abusada y asesinada".  

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Su hijo, Francesco Carrozinni, ha sido uno de los hombres clave de su vida. Él es el director de Franca: Chaos and Creation, un documental que se ha estrenado este año y que está dedicado a su madre. Un retrato intimista por el que transitan figuras clave de la industria como Marina Abramovic, Azzedine Alaïa, Naomi Campbell, Karl Lagerfeld, Peter Lindbergh o Bernard Henri Levi.

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En la imagen, junto a Bruce Weber, otro deos fotógrafos emblema de Vogue Italia. Sozzani, que también dirigía Conde Nast Italia desde 1994, confió en Ellen von Unwerth o Paolo Roversi.

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FrancSozzani y Anna Wintour son, junto en su día a Carine Roitfeld en la edición francesa de Vogue, los rostros de dos maneras de hacer en la industria. La italiana quiso fomentar el debate en torno a las connotaciones sociales y políticas de la industria. La estadounidense ha optado por ensalzar a las actrices y un estilo mucho más tradicional sin salirse de las convenciones sociales.

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Con Naomi Campbell en Cannes en 2011. Sozzani huía de los convencionalismos. "Esto es lo que pienso: la moda no va sobre la ropa. Va sobre la vida. Ve a la calle, y dime qué ves: cada persona puede permitirse la moda a su manera, todo el mundo puede hablar de ella. Así que, ¿qué más podemos decir? Siempre podremos escribir sobre flores, encaje y aguamarina".

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Con Donatella Versace en Milan. Sozzani también fue conocida por un fuerte espíritu filántropico y ser embajadora de la ONU.  

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Con Jean Paul Gaultier en 2012. La hermana de Franca Sozzani, Carla Sozzani, también tenía una fuerte relación con la moda. Fundó la concept store 10 Corso Como.

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Con Renzo Rosso. La editora siempre apostó por la industria italiana de moda.

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"¿Por qué alguien querría comprar el Vogue Italiano?", dijo una vez, "No lo harían, solo los italianos leen en italiano". Su legado demuestra que su trabajo traspasó fronteras y cambió la forma de entender el periodismo de moda.