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Todas las referencias sexuales que el padre de Ana Frank borró de su diario

Algunos fragmentos que no se consideraron moralmente adecuados en la época fueron retirados en las primeras ediciones del libro. Recopilamos algunas de esas partes que no pudieron ver la luz cuando se cumplen 72 años de su publicación.

Ana Frank.
Ana Frank.Cordon Press

Tachones y un papel marrón cubrían dos páginas de El Diario de Ana Frank. Los cuadernos que la pequeña Ana escribió durante los dos años en los que permaneció oculta de los nazis han sido traducidos a 70 lenguas y publicado en 60 países, pero no estuvieron completos hasta el año pasado. La fundación homónima desveló gracias a un procedimiento digital el contenido de esas páginas que, al parecer, fueron censuradas por su propio padre, Otto Frank, al considerarlas poco adecuadas para la época. Ya a finales de los años 90 vieron la luz otras partes que también habían sido eliminadas de las primeras ediciones. En aquel momento Buddy Elias, primo de Ana, declaró a The Independent que el nuevo contenido añadido aportaba una visión distinta de la joven. «Es realmente ella. La muestra con una luz más verdadera, no como una santa, sino como una niña como cualquier otra. La gente trata de hacerla una santa y la glorifica. Pero no lo era. Era una chica normal con talento para escribir».

Con motivo de los 72 años que han pasado desde que el diario viera la luz por primera vez en 1947, recopilamos a continuación las revelaciones de la pequeña que permanecieron ocultas durante años:

Sobre su primera regla

«PD: Olvidé mencionar la importante noticia de que probablemente me venga pronto la regla. Lo sé porque sigo encontrando una mancha blanquecina en mis bragas».

En otro pasaje vuelve a hablar de la menstruación: «Es un signo de que una chica está lista para tener relaciones con un hombre. Pero eso no se hace antes del matrimonio. Después, sí. También se puede decidir si [a partir de ese momento] se quieren tener niños o no. Si es que sí, el hombre se tumba sobre la mujer y deja su semilla en la vagina de ella. Todo sucede con movimientos rítmicos”.

Sobre los anticonceptivos

«Cuando la pareja decide evitar los niños, la mujer toma medidas internas y eso ayuda. Puede fallar, claro, pero si de verdad quieres hijos, a veces no es posible. Al hombre le gustan estas relaciones y las desea; la mujer algo menos, pero también”.

Sobre la prostitución (y la homosexualidad de su tío)

“Si los hombres son normales, van con mujeres. Por la calle, hay mujeres que hablan con ellos y entonces se van juntos. En París, hay casas muy grandes para eso. Papá ha estado allí. El tío Walter no es normal. Hay chicas que venden esta relación”.

Sobre su cuerpo

«Hasta que cumplí once o doce años no me di cuenta de que había un segundo conjunto de labios en el interior de la vagina, aunque no puedas verlos. Lo que es aún más divertido es que pensaba que la orina salía del clítoris. Le pregunté a Madre una vez qué era ese pequeño bulto y me dijo que no lo sabía. ¡Cómo sabe hacerse la tonta cuando quiere!»

Sobre tumbarse junto a un hombre

“Todo el mundo se burló de mi ayer porque me tumbé en la cama al lado del señor van Daan. ‘¡A tu edad! ¡Qué escándalo!’, decían, y otros comentarios del estilo. Ridículos, por supuesto. Jamás querría acostarme con el señor van Daan como ellos intentan insinuar”.

Sobre su relación con Peter van Pels, un joven de 19 años del que estuvo enamorada

«Le conté todo sobre las chicas, sin dudar en hablar de los asuntos más íntimos. Me pareció bastante divertido que pensara que la apertura del cuerpo de una mujer no salía en las ilustraciones. Él no podía imaginarse que en realidad estaba ubicada entre sus piernas. Terminamos la tarde besándonos cerca de la boca…».

Sobre las conversaciones con el joven también escribió en enero de 1943: «Peter, en alemán la palabra ‘geschlechtsteil’ significa órgano sexual, ¿verdad? Pero entonces los órganos masculinos y femeninos tienen nombres diferentes». «Lo sé», respondió él. «El femenino es la vagina, eso lo sé, pero no sé cómo se llama el de los hombres» [añadió Ana]. «Hmmm», dijo él. «Oh, bueno», dijo la niña: ¿cómo se supone que vamos a conocer esas palabras?»

Un mes más tarde incluyó otra referencia sobre el joven: «Ha dicho que nunca se sentirá cristiano, pero que después de la guerra se asegurará de que nadie sepa que era judío. Sentí un pinchazo [cuando lo dijo]. Qué pena que todavía tenga esa falta de deshonestidad».

Sobre los maridos

«No está mal que un hombre llegue al matrimonio con un poco de experiencia. Al fin y al cabo, no tiene nada que ver con el matrimonio en sí, ¿no?».

Sobre chistes picantes

“Usaré esta página estropeada para apuntar chistes picantes”, escribió Ana Frank el 28 de septiembre de 1942. Algunos de los que incluyó fueron los siguientes:

«¿Sabes por qué las mujeres de las Fuerzas Armadas alemanas están en Holanda? Para hacer de colchón a los soldados”.

«Un hombre tenía una mujer muy fea y no quería tener relaciones sexuales con ella. Una tarde volvió a casa y vio a su amigo en la cama con su esposa. Entonces el hombre dijo: ‘¡A él le gusta y a mí me toca hacerlo!»

El diario termina el 1 de agosto de 1944, tres días antes de que las SS invadieran el escondite de Ana y su familia para trasladarlos al campo de concentración nazi de Auschwitz. Allí murió en 1945. El único sobreviviente fue su padre, quien dedicó su vida a honrar y proteger la memoria de su hija hasta su muerte en 1980. Además de censurar las partes más controvertidas y eróticas de los cuadernos de su hija, también ocultó un comentario sobre sí mismo: «La afición de papá por hablar de tirarse pedos e ir al baño es asquerosa».

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