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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tener y retener

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Estas últimas semanas me las he pasado viendo viejas fotos familiares. Gente que no conozco aunque la conozca. Personas que vivieron conmigo una parte de su vida, pero que ya llevaban otra andada para cuando yo llegué. Así que las personas que aparecen en esas fotos no son las mismas que he conocido, aunque lo sean. Las que fueron a la universidad antes de tiempo y a pescar atunes y enterraron hermanos y construyeron puentes y navegaron no son las mismas que vivieron después. La nostalgia, ya se sabe, es muy poco fiable, porque está hecha de memoria tamizada y tiende a ver bello lo que no lo era en absoluto.

Basta ponerse a recordar una vivencia compartida para iniciar una discusión. Las versiones serán infinitas, como lo es la imaginación, el ingrediente principal de la memoria, no digamos de la nostalgia.

Nunca me gustó eso de que quien tuvo, retuvo. No me interesa especialmente ensalzar virtudes intrínsecas a tiempos pasados, o a la juventud y obviar que para conservarlas hace falta esfuerzo, dinero y priorizar cosas como cuerpos firmes, melenas pobladas o habilidades atléticas. Pero es que lo entendía mal, qué tonta. Lauren Hutton en esta portada es el verdadero significado de este refrán. Miren la foto que acompaña esta carta: miren el gorro, el jersey de grecas, la americana. Miren ahora la portada. Miren la sonrisa, los dientes separados, el jersey grueso, el gorro. Por supuesto que Lauren Hutton es una belleza indiscutible, pero no es el tema de esta portada, ni el de el reportaje que protagoniza. Ni el de esta revista. La actitud desafiante de Adèle Exarchopoulos, que mantiene intacta; la independencia de Jessica Chastain; la brillantez de Nerea Barjola; la revolución de Virgil Abloh… Legados intangibles y muy visibles al mismo tiempo. De eso trata este número.

Mi hija mayor no se parece a mí en nada. Cuando nació, en mi familia —en lo que yo interpreté como un intento desesperado de buscar cierto nexo— me dijeron algo de lo que todavía mis amigos se ríen: “Sí se parece a ti, en el estilo de bebé”.

Esas fotos en blanco y negro que todos consumimos a veces, esas fotos de un pasado en el que no estábamos, a veces nos sobresaltan cuando descubrimos en aquella tía abuela lejana el mismo gesto enfurruñado que hacemos hoy. La querencia de la bisabuela por los zapatos planos, el vicio de la otra (heredado) por cenar dos o tres veces, la cabezonería de un tío, la irresponsabilidad de otro, la carcajada abierta o la postura de la mano al sostener una copa de alguien a quien nunca has visto. Es una actitud. A veces se tiene.

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