_
_
_
_
_

La “chocante similitud” entre la América de Trump y ‘El cuento de la criada’

La separación de las familias migrantes en la frontera establece un alarmante paralelismo con algunas de las tramas más crueles experimentadas por los personajes protagonistas en la serie.

Los espectadores de 'El cuento de la criada' han visto reflejada en la vida real una de las tramas de la serie.
Los espectadores de 'El cuento de la criada' han visto reflejada en la vida real una de las tramas de la serie.Hulu

“La detención de niños en la frontera, y la consiguiente separación de sus respectivos padres, es de una crueldad casi inconcebible. ¿Estamos todavía en América o en los meses anteriores a Gilead en El cuento de la criada?”. Con estas palabras denunciaba el célebre escritor Stephen King ante sus casi cinco millones de seguidores en Twitter la preocupante desaparición de los límites entre ficción y realidad. La política migratoria de ‘tolerancia cero’, que ha separado a más de 2.000 niños y familias migrantes estas últimas semanas en la frontera entre México y Estados Unidos, ha tejido alarmantes similitudes con la distopía ganadora del Globo de Oro a la mejor serie, El cuento de la criada (The handmaid´s tale). Y fue la mismísima Margaret Atwood, autora de la novela publicada en 1985, la que corroboró el sentir de King: “No puse nada en la novela que no hubiera pasado en algún lugar del mundo… incluyendo la separación de los niños de sus padres. ¿Creíble? Tristemente, sí”.

La adaptación televisiva que actualmente emiten HBO y Antena 3 en territorio español narra la implantación de un régimen dictatorial llamado Gilead en Estados Unidos, separando a las parejas que no cumplen los requisitos ultraconvervadores y religiosos. Las mujeres fértiles pasan a ser criadas esclavizadas y ritualmente violadas para procrear hijos para las élites que no pueden tenerlos. Los retoños de estas mujeres son redistribuidos a nuevas familias, sin contacto alguno con sus padres biológicos. La separación infantil, un tema recurrente en una serie que ha sido calificada como “porno de tortura” por la crudeza de su desarrollo, tiene ahora su base de realidad en el mismo país en el que es producida. Más de dos mil niños han sido apartados de sus familias en la frontera entre México y Estados Unidos en las últimas semanas, con un buen número de ellos en paradero desconocido tras darse a la fuga. Las imágenes de decenas de hileras de infantiles llorando solos, afinados en tiendas de campaña, han conmocionado al mundo. “Alguien debería decirle a los republicanos que El cuento de la criada no es una hoja de ruta a imitar”, predijo ya la autora en 2016 durante una entrevista con la BBC.

Niños migrantes haciendo cola para desayunar en un refugio infantil de Tijuana el pasado 20 de junio.
Niños migrantes haciendo cola para desayunar en un refugio infantil de Tijuana el pasado 20 de junio.Getty (AFP/Getty Images)

La propia Elizabeth Moss (que ha cosechado un Globo de Oro y un Emmy por su papel en la ficción), advirtió a sus seguidores de Instagram del paralelismo entre la realidad y lo que estaba a punto de suceder en el episodio 10 de la segunda temporada, emitido durante los días de mayor polémica: “Es un capítulo importante, especialmente con lo que está pasando ahora. Recomiendo verlo con alguien a quien puedas abrazar después… o tomarte una bebida contundente”.

Atención spoilers. Las protagonistas de la ficción se han enfrentado a este trauma en diferentes ocasiones: June (Elisabeth Moss) perdiendo a su hija en un bosque, Emily (Alexis Bledel) siendo separada en el aeropuerto de su mujer y su hijo, Janine (Madeline Brewer) y su bebé con los Putman o Moira (Samira Wiley), que ofreció su recién nacido a una familia a cambio de dinero. Fin de los spoilers.

Las criadas son violadas sistemáticamente para procrear hijos para las élites.
Las criadas son violadas sistemáticamente para procrear hijos para las élites.Hulu

Yahlin Chang, guionista de la serie y encargada de escribir alguna de estas descarnadas escenas, se documentó acerca del trauma de ser “arrancado” de los brazos de tus padres con trabajadores sociales, psicólogos infantiles y un experto de las Naciones Unidas. “Todo lo que le pasa a nuestros personajes le ha sucedido a las mujeres durante la historia: misoginia, sexismo, control obsesivo del cuerpo femenino; ha pasado desde siempre. No inventamos nada. Pero es increíblemente deprimente tener ejemplos en el mundo real de cosas que suceden en una distopía de ficción. Desearíamos que hubiese menos similitudes. Cosas que eran inimaginables que pasaran en América, en 2018, están pasando, y es muy chocante”, declaró en la edición estadounidense de Cosmopolitan.

Los guionistas de El cuento de la criada, liderados por su productor ejecutivo Bruce Miller, quisieron sumarse a una iniciativa de protesta contra la política migratoria de Trump que han llevado a cabo los escritores de buena parte de las series estadounidenses más seguidas, como Orange is the new black o Anatomía de Grey. “Nos sentimos desamparados y afligidos ante lo que está ocurriendo. Este desafío nos da la oportunidad de hacer algo, aunque sea pequeño, para que quede constancia de nuestro disgusto y deseo de cambio”, afirmó Miller.

Desde su estreno en mayo de 2017, El cuento de la criada se ha destacado como una de las ficciones con mayor relevancia social de los últimos años. El uniforme rojo de las criadas se ha convertido en todo un símbolo de la protesta feminista por la igualdad de derechos. En junio de año pasado varias mujeres vestidas de doncella protestaron frente al Capitolio en Washington. También han tomado las instituciones en Ohio, Texas o Colorado, llegando a enfrentarse al vicepresidente Mike Pence en este último Estado. En la Feria del Libro de Madrid 2017, un grupo de voluntarias ataviadas con los ropajes de la serie protagonizó una performance auspiciada por la Biblioteca de Mujeres para reivindicar la visibilidad de las autoras y simbolizar el peso de la herencia literaria femenina.

La ficción se ha convertido en un símbolo de la protesta feminista.
La ficción se ha convertido en un símbolo de la protesta feminista.Hulu

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_