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Por qué a los 16 años se puede mantener relaciones sexuales pero no votar

Analizamos por qué un joven de 16 años puede consentir relaciones sexuales con una persona mayor de edad, pero no se le supone madurez suficiente –e incluso se habla de su vulnerabilidad– para elegir un partido político.

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Getty Images (AFP/Getty Images)

Un tanto eclipsada por la perspectiva de la semana laboral de cuatro días que copó los titulares en los medios y el debate en redes sociales quedó la propuesta de Más País, el partido liderado por Íñigo Errejón, de un adelanto de la edad de voto a los 16 años. Conscientes de la importancia y la fuerza de los más jóvenes ante problemáticas actuales sobre las que destacaría el cambio climático, Errejón considera «necesario expandir los límites de la comunidad política para que aquellos que más podrían sufrir las consecuencias de la crisis climática no solo tengan voz, sino también voto».

Su propuesta coincide con la que Unidas Podemos presentó en su programa electoral el pasado abril ­–y que el partido liderado por Pablo Iglesias ya ha defendido con anterioridad–, donde también planteaban bajar la edad de voto y reconocer el derecho de sufragio a partir de los 16 años: «Frente al discurso conservador que dice que la juventud no se interesa por la política, estos meses hemos visto las calles llenas de jóvenes defendiendo el feminismo del 8M y la lucha contra el cambio climático el 15 de marzo. La juventud quiere un país mejor y debe poder participar», indicaba el partido en su programa.

Países como Argentina, Austria o Malta permiten votar a partir de los 16 años. Bosnia, Croacia, Serbia o Eslovenia solo lo permiten si la persona de 16 años tiene un trabajo. En países como Brasil o Ecuador, las personas de 16 años pueden votar, aunque no es su obligación, mientras que desde los 16 a los 70 años votar es obligatorio.

El tema, que suele ser recurrente en periodo de campaña electoral, no es exclusivo de Unidas Podemos o Más País. En una de las sesiones de noviembre de 2016 en las que el Congreso de los Diputados volvió a debatir sobre esta propuesta –esta vez presentada por Esquerra Republicana– los principales argumentos en contra se basaban en el prejuicio de que los jóvenes de 16 años son un grupo inmaduro, incapaz de ser emocionalmente objetivo y, por tanto, excesivamente vulnerable, manipulable e incluso de tendencia radical, así como la reiteración de que se trataba de un debate oportunista. Jordi Xuclà, diputado por Girona por el Partit Demòcrata por aquel entonces, defendió la propuesta aludiendo a la doble moral que se aplica en torno a la madurez de los jóvenes, que a partir de los 16 años ya pueden desenvolverse por la vida como muchos adultos: «A partir de los dieciséis años existe la posibilidad de acceso al mercado laboral, la posibilidad consecuentemente de pagar impuestos, la posibilidad de contraer matrimonio, y debemos considerar la posibilidad de que se pueda votar a partir de los dieciséis años sin miedo».

La propuesta de Más Madrid vuelve a traer un viejo debate que versa más sobre el grado de madurez o inmadurez que los adultos suponen a los más jóvenes, y sobre una serie de dilemas sobre por qué para determinadas cosas se les considera suficientemente adultos y autónomos y para otras todavía vulnerables. Las incoherencias legales son abrumadoras: en España, la edad de consentimiento de relaciones sexuales con un adulto es de 16 años, también a esa edad –y si el menor está emancipado– se puede contraer matrimonio (la ley anterior permitía casarse a los 14). A los 16 años sí se presupone madurez suficiente para dejar los estudios –es a esta edad cuando termina la formación obligatoria–, trabajar y pagar impuestos. ¿Por qué a los 16 años se supone que una joven tiene edad para consentir relaciones sexuales con una persona mayor de edad, pero no se le supone madurez suficiente –e incluso se habla de su vulnerabilidad –para votar por un partido político?

La edad de consentimiento sexual en España

La mayoría sexual determina que, a partir de una edad, el individuo tiene plena autonomía sobre su vida sexual. Antes de eso, no se considera que la persona tenga madurez suficiente para ejercer su sexualidad de manera libre. Sin embargo, la edad de consentimiento sexual varía por países y por momentos históricos. España contó durante años con el límite más bajo de la Unión Europea –13 años–, hasta que en 2007 la ONU envió una serie de recomendaciones desde el Comité de los Derechos del Niño.

Con la modificación del Código Penal no se considera delito en relaciones sexuales consentidas entre menores con edad similar o grado de madurez similar, pero sí cuando las relaciones sean entre un adulto y un menor de edad. El PNV propuso modificar la ley a los 15 años: «Modificar, como hace el proyecto de ley, la edad para tal consentimiento a los 16 años nos parece despreciar la madurez afectiva y sexual de las personas menores de dicha edad pero que ya con 15 años están preparadas para decidir sobre su afectos emocionales y sexuales, como pasa en los países europeos del entorno».

«¿Juzgaría a alguien de 20 años por tener sexo consentido con alguien de 16 años? No, a menos que haya comportamientos depredadores en torno a la situación. ¿Qué pasa con alguien que tenía poco más de 20 años teniendo sexo con alguien de 15 años? ¿Qué pasa si la persona mayor tenía casi 30? Cuanto menor es la edad de la persona más joven, más difícil me resulta considerar posible el consentimiento. Y cuanto mayor es la extensión de los años entre las personas, veo más posibilidades de que que haya más coerción que consentimiento», escribió la escritora, diseñadora de videojuegos y programadora feminista LaSara FireFox en un artículo titulado El consentimiento no es tan sencillo: una perspectiva feminista. Los grupos parlamentarios que estaban en contra de una subida de la edad de consentimiento sexual a los 16 años estaban, en el fondo, protegiendo a los adultos y no a los menores de edad. Y legislando sin perspectiva de género, el asunto se volvía más enrevesado.

Según las encuestas, la edad para comenzar a tener relaciones sexuales en España ha bajado en los últimos años, pero el género marca la diferencia: en la Encuesta Nacional de Salud Sexual del año 2009 reveló que la edad media de comienzo de relaciones sexuales para los hombres fue los 17 y 18 años, mientras que las mujeres tuvieron su primera relación entre los 17 y 18 años. Sin embargo, más del 20% de estas mujeres había practicado sexo por primera vez con una pareja que tenía cinco o más años que ellas.

«Existen grandes diferencias entre los 13 y los 16 años», apuntaba FireFox en su artículo sobre consentimiento, «también hay grandes diferencias entre las personas de estas diferentes edades. Los cuerpos y mentes maduran a ritmos diferentes. Las circunstancias cambian a las personas. Las experiencias de la vida cambian a las personas. Las expectativas culturales cambian a las personas. No podemos liberarnos de las estructuras siempre cambiantes de poder y opresión«.

Parece existir un consenso no solo en España sino a nivel europeo de establecer el grado de madurez en los 16 años de edad. El filósofo, pedagogo y presidente de la Fundación Universidad de Padres, Jose Antonio Marina apuntaba en un artículo de Público en defensa del voto a partir de los 16 a la extrema infantilización de la adolescencia: «Es irritante que la ciudadanía se alarme ante la posibilidad de que los adolescentes puedan votar, pero no de que tomen otras decisiones sin duda más decisivas para su vida. Además, ¿podemos estar seguros de que todas las personas adultas son más responsables que los adolescentes?«.

De nuevo, el género marca: se sexualiza en extremo a las adolescentes y, apoyándose en el falso mito de la libre elección, se lucha por su libre autonomía para decidir con quién se acuestan sin tener en cuenta otras variables, mientras que al mismo tiempo se ridiculiza a estas mismas menores cuando salen a las calles a luchar contra el cambio climático o contra el machismo. Como eternas princesas de cuento, las adolescentes son consideradas adultas y responsables en lo que respecta al poder de su belleza, pero no en cuanto a su intelecto o su capacidad de pensamiento crítico. Pero si pueden trabajar y pagar impuestos, emanciparse, escoger libremente acostarse con mayores de edad e incluso casarse, ¿por qué se considera que no tienen la capacidad suficiente para votar?

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