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Mayweather vs McGregor o cómo enterrar para siempre al ‘puto amo’

Analizamos el rastro del combate de boxeo que fascina a la sociedad norteamericana, indolente ante las actitudes machistas, homófobas y racistas de sus contendientes.

Mayweather y McGregor se verán las caras en el enésimo "combate del siglo".
Mayweather y McGregor se verán las caras en el enésimo "combate del siglo".Getty (Getty Images)

“Tengo gasolina en el depósito. Tengo dinero en el banco.
Tengo noticias para ti cariño, estás mirando al hombre.
¿Quién es el hombre? Yo soy el hombre”.

El primer adelanto del nuevo disco de The Killers desconcertó a algunos medios. Las letras del sencillo The Man presumían de un contenido machista/fanfarrón que desentonaba con el estilo habitual de la banda liderada por Brandon Flowers. La confusión se prolongó hasta el lanzamiento del videoclip, en el que quedaba constancia de que la pretensión del grupo era la opuesta: satirizar sobre el modelo del varón tradicional, del ‘machote’ sin fisuras, del “puto amo” que diría Guardiola, afortunadamente cada vez más cerca de la extinción. No sabemos si en el departamento de promociones del canal de pago Showtime desconocen el significado del término subtexto o si estamos ante una jocosa indirecta, pero resulta irónico que sea esta la canción elegida para publicitar el evento deportivo más esperado y testosterónico del verano.

Porque Floyd Mayweather Jr. y Conor McGregor alardean de masculinidad sin atisbo de sarcasmo. Estos ‘hombres’ con gasolina en el depósito y dinero en el banco se enfrentan este sábado 26 en el cuadrilátero del T-Mobile de Las Vegas, en una velada que aspira a batir todos los récords generando más de mil millones de dólares entre derechos de televisión, venta de entradas, apuestas, patrocinios y merchandising. En esta celebración de un gol de Cristiano Ronaldo convertida en duelo pugilístico, que han presentado alrededor del mundo desde hace semanas, cualquier atisbo de deportividad o educación brilla por su ausencia. A los contendientes no les basta con saberse los gallitos de los huevos de oro, también quieren saber a cuál le brillan más.

“Me metí en este negocio porque sé que las tetas, las vaginas, la música y el alcohol nunca pasarán de moda”. Con esta afirmación, acompañada de una sonora ovación del público y de las carcajadas del presentador, explicó Floyd Mayweather su entrada en el negocio de los clubs de striptease. Girls Collection, como se llama el local situado en Las Vegas, permitirá, según su célebre propietario, que los clientes “coleccionen mujeres”. El machismo inherente en estas declaraciones no pareció incomodar a su interlocutor, Jimmy Kimmel, un ejemplo de la fascinación que Mayweather despierta en buena parte del planeta. Inhibiendo de paso cualquier crítica hacia el boxeador, de carrera espléndida, que pasó tres meses en la cárcel por un delito de acoso sexual a su exnovia y amenazas verbales a dos de los hijos que tuvo con ella.

El combate levantó polémica desde el día en el que fue anunciado, ya que Mayweather y McGregor pertenecen a disciplinas completamente distintas. El segundo compite en la modalidad de artes marciales mixtas (UFC) y nunca ha boxeado sobre un cuadrilátero, por lo que la velada ha sido calificada de «fraude» y de «vergonzosa» , un timo con nulo valor deportivo que llenará los bolsillos de todos los involucrados. Pero como la realidad no debe arruinar una buena pelea, durante la gira mundial de presentación de la misma (aka twitterbroncas dramatizadas), los contendientes han decidido poner a prueba los escrúpulos de los espectadores.

El irlandés Conor McGregor, un referente de estilo según algunos medios por su predilección por firmas como Gucci, Dolce & Gabbana o Tom Ford, no lo es tanto por su comportamiento. Más allá del anecdótico y hasta divertido traje que vistió en el primer cara a cara, en cuyas líneas podía leerse Fuck You«, McGregor ha tirado de racismo para calentar la cita de este sábado pidiéndole a Mayweather que “bailara para él”, una expresión con connotaciones esclavistas. Preguntado por este episodio, el luchador respondió así: “Muchos medios de comunicación dicen que estoy en contra de los negros. Eso es ridículo. ¿No saben que soy mitad negro? Soy negro desde el ombligo para abajo”. En los encuentros sucesivos, su rival replicó como solo él sabe: llamándole “maricón” y tirando al suelo la bandera irlandesa. Por otro lado, los fans de McGregor han puesto en la diana a la actual pareja de su contrincante, a la que dedican todo tipo de insultos y amenazas en sus redes sociales.

El luchador irlandés Conor McGregor no destaca precisamente por su humildad y recato.
El luchador irlandés Conor McGregor no destaca precisamente por su humildad y recato.Getty (Getty Images)

Esta pequeña muestra del nivel que rodea al combate sí avergüenza a un sector, minoritario, de la prensa norteamericana. En un artículo de la prestigiosa revista Sports Illustrated titulado Floyd Mayweather vs Conor McGregor es lo peor del deporte y de la sociedad, el periodista y escritor Charles P. Pierce ha calificado la pelea como un “un festival para estúpidos, un carnaval de la avaricia”. “El espectáculo que rodea esta lucha ya ha establecido nuevos estándares en lo relacionado a la vulgaridad pública y la indecencia ostentosa, los cuáles serán recompensados por un público con un apetito aparentemente insaciable por el pan y el circo”, escribe. Entre los asistentes de apetito voraz, con entradas que superan los 10.000 euros, se dejarán ver celebridades como Drake, Denzel Washington, Adam Levine o Elon Musk. También Charlize Theron y Angelina Jolie, dos reconocidas activistas por los derechos de la mujer que parecen haber ignorado el historial machista de ambos púgiles.

Todo lo comentado es, sin duda, del gusto personal del presidente Trump que aunque estaba interesado en asistir a la pelea no lo hará por cuestiones de seguridad, según afirma uno de los responsables del espectáculo, Dana White. El evento, también conocido por “la farsa que merece nuestra idiocracia” (Bryan Armen Graham en The Guardian), nos deja aún así un dato para la esperanza. Una semana después de ponerse a la venta todavía quedaban disponibles miles de entradas para presenciar el espectáculo en directo. Pese a la tan artificial como lamentable refriega entre ellos, parece que ni los aficionados al boxeo (sabedores del sainete pugilístico) ni el público masivo, responde a la berrea de los machos alfa. “En este momento, McGregor y Mayweather no solo no están vendiendo la pelea sino que nos están apartando de ella; y probablemente sea lo mejor, ya que no hay nada que ver ahí”, publica The Root.

Los Ángeles, Toronto, Nueva York y Londres han acogido los careos entre sendos púgiles.
Los Ángeles, Toronto, Nueva York y Londres han acogido los careos entre sendos púgiles.Getty (Getty Images)

Porque en un momento en el que estrellas internacionales como el tenista Andy Murray da lecciones de feminismo a la profesión periodística, en el que estrellas de la NBA como Kevin Durant o Stephen Curry declinan visitar la Casa Blanca por las políticas de su anfitrión o en el que hasta una decena de jugadores de fútbol americano se arrodillan durante el himno para protestar por la creciente ola de racismo, las fanfarronadas de McGregor y Mayweather resuenan como un anacronismo de mal gusto que bien haríamos en enterrar para siempre. Que lo que pase en un cuadrilátero de Las Vegas este sábado, se quede en Las Vegas, porque del mito clásico de ‘El hombre’ ya solo oímos los estertores.

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