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María Callas, víctima de la tragedia griega que todavía hoy enfrenta a los Onassis contra los Niarchos

Las fundaciones de ambos magnates siguen compitiendo por ser la institución cultural más influyente de Grecia, un enfrentamiento que proviene de la enemistad y las trágicas relaciones amorosas de sus fundadores.

Aristóteles Onassis y Maria Callas, en 1959.
Aristóteles Onassis y Maria Callas, en 1959.Getty (Corbis via Getty Images)
Hibai Arbide Aza

Un enorme retrato de Maria Callas preside la estación de metro Megaro Musikis de Atenas, Grecia. Megaro Musikis significa “palacio de la música”, y fue la sede de la Ópera Nacional hasta 2017. La gran diva de la ópera helena dejó de tener su imagen asociada al palacio de la ópera hace cinco veranos. En junio de 2017, la Ópera Nacional se trasladó a un imponente complejo de varios edificios y un parque diseñado por el arquitecto Renzo Piano para la Fundación Stavros Niarchos. No fue casualidad que la imagen de la soprano no viajara a la nueva sede. Maria Anna Cecelia Sophia Kalogeropoulou, conocida como Maria Callas, fue la más reconocida de las sopranos del siglo XX. Aunque su carrera lírica no fue muy larga, cambió para siempre la manera de entender el bel canto. Fue la prima donna de la Scala de Milán durante casi una década y la cantante más ovacionada jamás en la Ópera de París. No solo nació en una familia griega emigrante en Nueva York, sino que hizo su debut profesional en la Ópera Nacional de Grecia. En 1960, cantó Norma y Medea en el Teatro Antiguo de Epidauro (Grecia), sede del festival de teatro clásico por excelencia. ¿Por qué entonces la Ópera Nacional helena no lleva el nombre de Maria Callas? Porque Callas fue la novia de Aristóteles Onassis. Y Onassis, que en ese momento era el hombre más rico del mundo, tenía un archienemigo: Stavros Niarchos, el segundo hombre más rico de Grecia. Efectivamente, el que da nombre a la fundación que alberga la ópera nacional.

Onassis y Niarchos (pronúnciese “Ñárjos”) se odiaban a muerte. Ambos eran armadores y encarnaban el ideal del macho alfa. Eran ricos, mujeriegos y poderosos. Competían en los negocios, en influencia y en sus relaciones amorosas. Sus vidas parecen una tragedia griega escrita por un autor extremadamente machista. Agarren una libreta y un boli, que viene una retahíla de nombres necesaria para entender las complicadas relaciones entre ellos. Las primeras esposas de Onassis y Niarchos eran hermanas, hijas de otro importante armador, Stavros Livanos. Onassis se casó con Athiná “Tina” Livanos en 1946 y Niarchos con Eugenia Livanos en 1947. De esos matrimonios nacieron dos y cuatro hijos, respectivamente. Aristóteles Onassis y Tina se divorciaron en 1960.

Para entonces, Onassis ya tenía un affaire con Maria Callas. La relación entre Callas y Onassis fue el romance más idealizado del momento. No había celebridad más popular, ni noviazgo al que los medios hicieran más caso. En Grecia, a pesar de que no estaban casados y la Iglesia ortodoxa no lo aprobaba, los periódicos daban cuenta diaria del lujo que los rodeaba, regado con chovinismo a raudales. A pesar de la atención mediática que recibían, hicieron falta cuatro décadas para que la opinión pública conociera la realidad: Onassis maltrataba a Callas tanto física como psicológicamente, y llegó a drogarla para mantener relaciones sexuales, según se desprende de los documentos personales a los que tuvo acceso la historiadora Lyndsy Spence. Callas llamaba a Onassis “torturador”. En 1968, Onassis abandonó a Callas para casarse con Jackie Kennedy, viuda de JFK. En Grecia tal ruptura fue vivida casi como un drama nacional.

Mientras tanto, Tina Onassis se casó con el marqués de Blandford y se trasladó a vivir al Reino Unido. En 1965, Stavros Niarchos se separó de Eugenia. Niarchos comenzó entonces su romance con Charlotte Ford, la hija del magnate estadounidense Henry Ford, cuando ella tenía solo 24 años y él 56. Ford y Stavros tuvieron un hijo, pero la relación apenas duró un año. Entonces, Niarchos volvió con Eugenia en 1967 y desheredó tanto a Charlotte como a Elena, la hija de esta. Como Stavros y Eugenia nunca se habían divorciado, ante la Iglesia ortodoxa seguían casados. En 1970, Eugenia murió en extrañas circunstancias, que es la expresión que se usa cuando no se quiere molestar al poderoso marido de la mujer que muere. La versión oficial dice que fue una sobredosis de barbitúricos y la Fiscalía, tras una brevísima investigación, exoneró a Niarchos. Menos de dos años después, Niarchos se casó con Tina, la hermana menor de Eugenia y primera esposa de Onassis. Es decir, Tina se casó con el padre de sus cuatro sobrinos. Cuatro años después, Tina murió igual que su hermana: sobredosis de barbitúricos. Poco antes, su hijo mayor y heredero de Onassis, había muerto en un accidente de aviación.

Aunque los hijos de Onassis y Niarchos eran primos, el odio mutuo de los patriarcas se heredó de generación en generación. La hija de Onassis y Tina, de nombre Cristina, demandó a su padrastro, es decir, a Stavros Niarchos, por la herencia de su madre, valorada en unos 250 millones de dólares. Niarchos murió en 1996 y legó una herencia valorada aproximadamente en 5.000 millones de euros, de la que una parte importante debía destinarse a la fundación que lleva su nombre. Onassis había creado la suya dos décadas antes, poco antes de morir. En 1975 dispuso en su testamento que la mitad de su patrimonio se transfiriera a una fundación que se crearía en nombre de Alexander, el hijo muerto en accidente de avión.

Hoy, las fundaciones Onassis y Niarchos siguen siendo las instituciones privadas más relevantes de Grecia y siguen compitiendo por ser la institución cultural más influyente. Hasta 2017, la Fundación Onassis contaba con una ventaja respecto a su rival: su sede, situada en la céntrica avenida Syggrou de Atenas, es un moderno edificio donde organiza exposiciones, conciertos, seminarios, todo tipo de actividades. Pero la Fundación Niarchos dobló la apuesta y edificó su nueva sede, que incluye nuevas instalaciones para la Biblioteca Nacional de Grecia, la Ópera Nacional Griega y el Parque Stavros Niarchos, de 210.000 m². El parque será donado al Estado griego después de ser gestionado durante 10 años por la propia fundación. No se van a creer el lugar elegido para erigir su sede: en el extremo opuesto de la avenida Syggrou donde está la Fundación Onassis. Desde el amplio mirador de la Niarchos se ve, a lo lejos y empequeñecida, la sede de la Onassis.

Para que Maria Callas no se quedara sin un teatro, el Ayuntamiento de Atenas le puso su nombre al Olympia, uno céntrico en la capital helena. En septiembre de 2021, la artista Marina Abramović representó su obra 7 Deaths of Maria Callas en la Ópera Nacional de Grecia, es decir, en la Fundación Stavros Niarchos. Pero solo fue una tregua temporal que de ninguna manera acabó con la guerra. El verano de 2022, cuando Grecia parece dejar por fin atrás la pandemia, se presenta repleto de actividades en ambas fundaciones que, una vez más, han hecho todo lo posible para contraprogramarse y hundirse mutuamente.

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