_
_
_
_
_

Fumadora, con celulitis y sin sujetador: la Barbie no quiere ser mujer florero

Una cuenta de Instagram se rebela contra los arquetipos y cualidades que han caracterizado a la muñeca de Mattel.

Barbie
Clara Ferrero

Desde que se divorció, Barbie ya no es la que era. Atrás quedó la corrección modélica de la muñeca más famosa y polémica de todos los tiempos. Ahora fuma, pasa de llevar sujetador y se marca una peineta a la primera de cambio. No se corta en mostrar su celulitis, visita religiosamente a su ginecóloga y mancha las sábanas por culpa de la regla. Al menos, en el universo de Instagram. La hilarante cuenta Trophy Wife Barbie muestra a la muñeca de Mattel en situaciones tan indecorosas como corrientes. Una versión del maniquí de PVC más desenfadada, contemporánea y trash que la sitúa más cerca del día a día de una mujer de carne y hueso.

Annelies Hofmeyr, una artista sudafricana que vive en Canadá, es la autora de este proyecto que ha encandilado a la mismísima Miley Cyrus, ferviente seguidora de la cuenta (incluso se ha marcado un cameo). «El objetivo principal de Trophy Wife Barbie (algo así como «Barbie esposa trofeo») es subrayar las limitaciones de las etiquetas y explorar las cuestiones de género y la identidad de la mujer moderna«, explica la creadora en su página web. Su particular historia sobre Barbie comenzó hace cosa de año y medio con una publicación en Instagram en la que la muñeca rubia anunciaba su separación de Ken. En la imagen, el eterno novio de Barbie aparece decapitado (lo de esta artista no son las indirectas) y ella luce una cornamenta de la que no se ha vuelto a separar en el resto de las fotos. «Los cuernos son una representación física de una etiqueta impuesta sobre ella, comparándola con un trofeo de caza; algo pensado para ser propiedad de alguien», afirma la creadora.

El perfil en Instagram ya supera los 92.000 seguidores y ha despertado el interés de numerosas publicaciones como Forbes. Animada por la buena acogida, Hofmeyr ha lanzado una selección de pósteres que pueden comprarse en su web por unos 17 euros. El éxito de su idea radica en tratar temas que preocupan a las mujeres actuales, como la depilación corporal, la transexualidad o la endometriosis, desde el humor. Hacerlo a través de la iconografía de Barbie le ayuda a burlar la censura de las redes sociales. Trophy Wife Barbie lo mismo da el pecho en público que recibe selfies íntimos que jamás ha pedido (¿a alguna le suena?). Si la poeta feminista Rupi Kaur fue censurada por Instagram cuando colgó una imagen de una mujer tumbada en la cama con manchas de sangre en el pantalón y la sábana, la Barbie más cañera de la red se permite hacer lo propio visibilizando el tabú de la regla sin consecuencias. Ventajas de estar hecha de plástico.

La cuenta es un ejemplo más de todas las manifestaciones artísticas y nuevos juguetes que han surgido para combatir las tiránicas medidas y la «perfección» de Barbie, que muchos consideran un pésimo referente para los niños. En 2014 se puso a la venta Lammily, la muñeca de proporciones realistas con celulitis que meses antes había arrasado en su campaña de crowdfunding para financiar el proyecto. Poco después, la apuesta por la diversidad de la firma nigeriana Queens of Africa convirtió a sus muñecas en un éxito de ventas en medio mundo. Artistas como Eddie Aguirre (que recreó una Barbie «al natural» con acné, ojeras y ortodoncia) o la fotógrafa Sheila Pree Bright (que manipuló digitalmente una serie de fotografías de mujeres mitad humanas-mitad muñecas para denunciar la fina línea entre realidad y artificio) han puesto de manifiesto la necesidad de replantearse el concepto ideado por Ruth Handler hace casi seis décadas.

Desde Mattel respondieron creando muñecas con curvas moderadas, algunos centímetros menos de altura y distintos colores de piel. Bajo el lema #YouCanBeAnything (puedes ser lo que quieras), la empresa juguetera quiso resarcirse de sus errores (llegaron a afirmar que las proporciones del juguete se debían a que así era más fácil cambiarle la ropa) animando a las niñas de todo el mundo a «demostrar su potencial ilimitado». Estos nuevos modelos dispararon sus ventas el año pasado un 23%, su mayor subida en una década. Ahora la Barbie ‘malota’ reinterpreta el hashtag literalmente y hace lo que le viene en gana. Aunque haya tenido que esperar 58 años para conseguirlo.

http://instagr.am/p/BC5E_fPPwXA/

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Clara Ferrero
Es redactora en S Moda, revista en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. También es cocreadora de 'Un Podcast de Moda', el primer podcast en castellano especializado en la temática. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y especialista en Comunicación de Moda por la Universidad Complutense.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_