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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El reflejo que nadie quisiera ver

Susana Abaitua contribuye en ‘Loco por ella’ a normalizar la enfermedades mentales.

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Elsa Fernández-Santos

En Loco por ella, la comedia de Dani de la Orden estrenada en Netflix, la actriz Susana Abaitua es Carla, una joven con trastorno bipolar que en una escapada del psiquiátrico conoce al reportero que interpreta Álvaro Cervantes. Fascinado con la chica, él le sigue la pista y al descubrir que está internada en un psiquiátrico decide ingresarse él también con la excusa de investigar para un artículo sobre enfermedades mentales. Guapa, misteriosa, impetuosa… la capacidad de arrastre de los maniaco-depresivos queda sentenciada desde el título de la película. Pese a que Loco por ella es un proyecto que viene de atrás, se suma a una tendencia reciente en guiones de películas y series: normalizar las enfermedades mentales. La película evita el drama para poner el foco en el lado positivo, el atractivo de Carla es en gran medida su ciclotimia.

Susana Abaitua en ‘Loco por ella’.
Susana Abaitua en ‘Loco por ella’.NETFLIX, DAVID HERRANZ

Viendo la película recordé dos cosas: Lilith, un clásico absoluto del género psiquiátrico, y a Kim Kardashian West. En un giro de guion muy de esta era, Kardashian ha logrado convertir su separación con Kanye West en una sentida campaña de concienciación hacia los enfermos con un trastorno bipolar al salir en defensa de su ex después de que el rapero escribiese mensajes erráticos en sus redes sociales. En una carta pública, ella pedía más empatía y menos choteo: «Sus palabras no siempre responden a sus intenciones… me siento obligada a decirlo para evitar los estigmas que rodean a las enfermedades mentales”.

La actriz en una escena de ‘Patria’.
La actriz en una escena de ‘Patria’.HBO NORDIC AB JOSÉ HARO

Más de medio siglo separa Loco por ella de Lilith (1964), la última película del cineasta Robert Rossen y una de las primeras del actor Warren Beatty. En ella, un joven entra a trabajar como terapeuta en un centro psiquiátrico donde conocerá y se enamorará de una joven esquizofrénica interpretada por Jean Seberg. De nuevo el cliché romántico del amour fou. En una secuencia terrible, Beatty le confiesa su amor a Seberg mientras ella se lava la cara en un río. El mito de Narciso, máximo destructor de cualquier amor que no sea el propio, asoma en esta pasión imposible. Carla, Kanye y Lilith saben mucho de adorarse (y odiarse) a sí mismos, pero no está mal difundir que con ayuda no tienen por que ahogarse en su propio reflejo.

Abaitua en ‘Cuatro latas’.
Abaitua en ‘Cuatro latas’.Wanda Vision

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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