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Casas patrocinadas, el último filón de las blogueras de moda

Ya no solo muestran sus estilismos, viajes y fiestas. Ahora, invitan a sus seguidores a entrar a sus pisos y oficinas. Y las marcas se pelean por decorarlas (casi siempre gratis) a cambio de visibilidad y posibles clientes.

Hasta el momento habían sido sus vestidores, y ahora son sus hogares: las blogueras de moda han encontrado el filón definitivo en mostramos no solamente donde guardan y cómo organizan sus trapos sino dónde viven y trabajan. Un cambio de rumbo que viene a rebufo del giro hacia el estilo de vida que muchas de ellas están dando en cuanto a contenido –un campo en el que, por otra parte hemos visto que entran cada vez más firmas de lujo y grandes cadenas como Primark o H&M– y que va un paso más allá en el proceso de hacernos partícipes de su vida. El engagement con los seguidores ya no pasa (solo) por compartir sus experiencias efímeras aunque continuadas (y utópicas) en fiestas y viajes alrededor del mundo, sino por invitarlos a entrar en el último reducto que les quedaba por enseñar: sus casas. Las hacen deseables además de monetizables y nos acercan a situaciones que, de entrada, nos resultan mucho mas familiares que las que nos tienen acostumbrados, como escoger mobiliario para un salón, empapelar una habitación, o instalar una cocina.

Y es que tan fotografiables y aspiracionales (o más) son sus pisos y oficinas –normalmente tan fuera de nuestro alcance como su ropa–, como las habitaciones de hoteles en las que se hospedan o los restaurantes en los que comen, susceptibles, además, de patrocinios y programas de afiliación varios. Vamos, que si eres bloguera, además de llevarte una comisión por la venta de un bolso o un par de zapatos, el nuevo gran recurso es hacerlo por la venta de una alfombra, una lámpara, una mesita auxiliar o una vela perfumada.

Una de las primeras en sacarle partido a todo esto fue Leandra Medine de Man Repeller cuando se cambió de piso y estrenó cuartel general (un camino abierto en cierta manera por Condé Nast al tiempo que trasladaba su centro de operaciones en la Gran Manzana al World Trade Center, vía editoras de moda como Eva Chen, y al que también le sacó su rédito Sophia Amoruso –antes de ser defenestrada– a propósito de la lujosa mansión hollywodiense que le compró a Sofia Coppola y los impresionantes headquarters sitos en el Downtown angelino que albergaron hasta hace poco el otrora boyante negocio detrás de Nasty Gal). Medine se alió para ello con un estudio de interiorismo y una cadena de muebles que, a cambio de sus servicios presumiblemente gratuitos rentabilizaron al máximo su colaboración. Acabaron saliendo, entre otras publicaciones, en las páginas de The New York Times o Architectural Digest. Ese mismo modelo siguió este año Aida Domenech, aka Dulceida, al darle forma a su nuevo apartamento del Eixample barcelonés, una operación redonda forjada con la inestimable ayuda de una empresa de decoración que por lo pronto, además de clientes, ganó unos cuantos cientos de seguidores en su cuenta de Instagram. O Alexandra Pereira, más conocida como Lovely Pepa, quien tras haber colaborado en el pasado con Ikea, nos metió de lleno en el montaje de su nueva casa madrileña al tiempo que nos invitaba a conocer de primera mano su nuevo centro de operaciones.

Sumida en un proceso similar se encuentra ahora mismo otra de las blogueras internacionales con mas tirón, Arielle Charnas de Something Navy. Igual que ya hicieran antes Danielle Bernstein de We Wore What o Julie Sariñana de Sincerely Jules. La primera ideó su loft del West Village mano a mano con Z Gallery a cambio de promoción de descuentos y demás publicidad nada encubierta. La segunda acaba de estrenar despacho en Los Angeles proyectado por Lulu & Georgia. Esta empresa, especializada en el diseño de interiores, ha colaborado con varias influencers a cambio de menciones. Como la danesa Pernille Teisbaek, que estrena estos días nuevo hogar esponsorizado por varios estudios y marcas de muebles, o Chriselle Lim, quien hace apenas un mes se aliaba con una conocida inmobiliaria para explicar sus consejos a la hora de comprar una primera vivienda (un vídeo que en su canal de Youtube acumula más de 400.000 vistas, muy por encima de su media habitual que se sitúa en torno a las 100.000 visualizaciones). En ese sentido dos de sus vídeos más vistos son el del tour guiado de su impresionante casoplón y un tutorial sobre cómo organizar tus estantes y armarios, en colaboración con otra conocida bloguera de belleza. Lo que da buena cuenta de lo que tira este tipo de contenidos que, por otra parte, ya tenían su propio espacio en escaparates online como My Domaine, The Coveteur o The Selby, por ejemplo.

El antes y el después del baño (patrocinado) de Pernille Teisbaek.
El antes y el después del baño (patrocinado) de Pernille Teisbaek.Instagram @pernilleteisbaek

A propósito de Charnas, lo suyo ha sido retransmitir en directo su traslado; una completísima guía diaria sobre cómo, qué y dónde empaquetar los bártulos cuando uno se cambia de morada, y pequeños trucos para sobrevivir a una mudanza (el año pasado cerró una acción parecida con la remodelación de su antiguo apartamento). Y todo a través de su Instagram Stories, donde no solamente le ha dado visibilidad a compañías de transportes locales sino a contratistas y chapuzas varios.

Un proceso más orgánico y en cierta manera romántico es el que nos viene ofreciendo desde hace un tiempo Aimee Song de Song of Style, en la línea de los que ya hizo en su momento Belén Canalejo de B a la Moda, con las reformas de su nueva casa. Song, de formación y profesión decoradora de interiores, lleva meses con la puesta a punto de una preciosa villa en West Hollywood que adquirió a principios de año. Un periplo que va actualizando por etapas en su canal de Youtube y cuyas alegrías así como dificultades e imprevistos enganchan tanto o más que cualquier otra de sus aventuras. Será que cansados de tanto glamuroso trajín, lo que de verdad interesa a los seguidores de las influencers no es qué se ponen para asistir a los eventos más exclusivos sino estar al día de si han escogido ya grifos de ducha y azulejos para el baño. Aunque le sigan sacando partido a la historia.

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