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Benedetta Barzini: “Creo que la generación más joven está atrapada en el ansia de dinero y éxito”

La italiana acaba de jubilarse de su cargo como profesora de Antropología. A sus casi ochenta años, retoma su carrera como modelo, de la que fue forzada a retirarse cuando tenía 25. Ahora es imagen de Gucci Beauty.

BENEDETTA BARZINI
Anton Gottlob para Gucci Beauty
Patricia Rodríguez

Benedetta Barzini (Monte Argentario, Italia, 78 años), como tantas otras modelos de su generación, se vio forzada a jubilarse pasados los veintitantos. Dejó a un lado su carrera de maniquí y vivió varias vidas que su hijo, Beniamino Barrese, plasmó en el documental The disappearance of my mother (2019). Ahora, rozando los ochenta años y aupada por la búsqueda de inclusión de la industria, vuelve a ser reclamada y reivindicada. “En la actualidad todas las ‘diversidades’ son comercialmente interesantes, ahora todo el mundo está más representado en las pasarelas y la moda impulsa esa diversidad”, reflexiona por correo electrónico. “Pero en la sociedad nada ha cambiado realmente en lo que respecta a la belleza; en publicidad la necesidad de expresar diferentes ideas sobre la belleza es bastante intrigante”. Para ella, esa noción de belleza implica comprender una necesidad, “la exigencia de perfección utópica”. En los últimos tiempos ha desfilado para Antonio Marras o Daniela Gregis y es imagen de Gucci, para la que protagoniza su campaña navideña de perfumes. “Gucci eran los bolsos de mi madre en mi infancia”, rememora, “hoy fusiona un pasado perdido para la mayoría y el derecho de dar espacio a una creatividad fantástica que respeto totalmente”.

Benedetta Barzini en 1965 junto a su padre, el periodista Luigi Barzini Jr.
Benedetta Barzini en 1965 junto a su padre, el periodista Luigi Barzini Jr.getty images

Colocarse delante de una cámara nunca estuvo en los planes de esta mujer, que nació en una familia muy influyente. Por parte de padre, Luigi Barzini Jr., descendía de una estirpe de célebres periodistas. Su madre, Giannalisa Feltrinelli, era la viuda de Carlo Feltrinelli, uno de los hombres más ricos de Italia, y madre del que luego se convertiría en famoso editor Giangiacomo Feltrinelli. Benedetta nació en la Toscana, durante la Segunda Guerra Mundial, donde Mussolini recluyó a la familia tras apropiarse de su villa en el lago de Garda. La descubrió con 20 años la que era directora de Vogue Italia, Consuelo Crespi, mientras paseaba por Roma: “Entonces no tenía ni idea de quién era yo o qué quería hacer con mi vida. Le agradezco mucho a la señora Crespi el haberme dado la oportunidad de comenzar mi experiencia en el mundo”. Crespi envió unas fotografías de Barzini a la todopoderosa Diana Vreeland, entonces editora en la edición estadounidense de Vogue, que inmediatamente la reclamó para sus páginas. Y en un santiamén se plantó en Nueva York la ya modelo, frente a la intimidante Vreeland: “¡Era fascinante! Yo la temía. Uno podía entrar y salir al minuto siguiente. Tenía la sólida misión de transmitir la alta moda francesa y el mundo de los sueños a la élite estadounidense”.

Avedon era lo contrario. Su estudio siempre estuvo lleno de gente creativa de la moda y de asistentes. Buscaba el olimpo de la belleza y se involucraba emocionalmente con todo lo que le rodeaba.

Con su mirada profunda, sus labios cincelados y sus extremidades aristocráticas, Benedetta Barzini conquistó a la editora y también a los mejores fotógrafos de la época. Se convirtió en la primera italiana en alcanzar la portada del Vogue de EEUU y posó para Richard Avedon, Helmut Newton o Irving Penn. “Penn estaba absolutamente preocupado por las formas y la iluminación. Era amable, silencioso, distante y no estaba interesado en la seducción o en considerar a la modelo como algo distinto a lo que el editor de moda había compuesto con la ropa, el maquillaje, el peinado… Yo le respetaba mucho, a él y a su pasión por acercarse lo más posible a la perfección. Avedon era lo contrario. Su estudio siempre estuvo lleno de gente creativa de la moda y de asistentes. Buscaba el olimpo de la belleza y se involucraba emocionalmente con todo lo que le rodeaba”.

Si cualquier tiempo pasado siempre parece mejor, la Nueva York de los sesenta probablemente se lleve el premio gordo en cuanto a periodos idealizados. Barzini estuvo en el epicentro, codeándose con Truman Capote, Andy Warhol o Salvador Dalí: “Aquellos años fueron un aullido contra la guerra de Vietnam, justicia para los afroamericanos y contra los químicos en agricultura. Dieron paso a la música, a los colores, al arte. Pero yo me di cuenta de todo eso cuando esos años se habían esfumado. Entonces toda mi atención estaba centrada en dar lo mejor de mí. Sin mucha vida social, pero observándolo todo. No quería caer en las trampas, así que me mantuve distante del ruido”.

Una de las imágenes de la campaña navideña de Gucci Beauty con Benedetta Barzini.
Una de las imágenes de la campaña navideña de Gucci Beauty con Benedetta Barzini.cortesía de la marca

Aquel torbellino duró solo cinco años para la italiana. Cuando tenía 25 el teléfono dejó de su sonar y su agente, Elileen Ford, le recomendó la salida habitual para las modelos de la época: casarse con un millonario. Barzini se retiró a Italia, y buscó hacer carrera en el mundo de la interpretación. Se casó con el director Roberto Faenza y tuvo gemelos. Tras el parto él la abandonó. Tres años después, en 1973, volvió a reinventarse. Se afilió al partido comunista y se convirtió en una destacada figura del feminismo radical del Milán de los años setenta.

Tras muchos años trabajando mano a mano con jóvenes, como profesora de Antropología en la Universidad Politécnica de Milán, reflexiona sobre las nuevas generaciones: “No razono en términos de avance o retroceso; creo que la generación más joven se está moviendo hacia diferentes formas de expresarse y está atrapada en el ansia de dinero y éxito. Pero no quiero juzgar las expresiones de hoy sobre la base de mis conocimientos o ideales”.

Benedeta Barzini en Milán en el año 2000.
Benedeta Barzini en Milán en el año 2000.getty images

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Sobre la firma

Patricia Rodríguez
Periodista de moda y belleza. En 2007 creó uno de los primeros blogs de moda en España y desde entonces ha desarrollado la mayor parte de su carrera en medios digitales. Forma parte del equipo de S Moda desde 2017.

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