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Un travesti asesino, «basado en hechos reales»: por qué el último libro de J. K. Rowling genera el rechazo del colectivo trans

La obra y las declaraciones de la escritora perpetúan la estigmatización y criminalización de personas que exigen una representación veraz y diversa de sus realidades.

JK Rowling
La escritora J. K. Rowling en 2018.getty
Javier Caballero

Antes incluso de publicarse, el nuevo libro de la creadora de Harry Potter generó un gran revuelo. Diferentes colectivos de personas transexuales han puesto el grito en el cielo y mostrado su indignación y repulsa.

Firmado bajo el pseudónimo Robert Galbraith, Troubled Blood narra la investigación de la desaparición, 40 años atrás, de una mujer. Según avanza la trama, una de las hipótesis apunta a Dennis Creed como sospechoso. Es este personaje el que ha generado controversia.

En el tiempo que se ambienta la novela, Creed cumple condena como asesino en serie que se disfrazaba de mujer para engañar a sus víctimas. El argumento no es nuevo: clásicos del cine como Psicosis (1960) o El silencio de los corderos (1991) ya han presentado a hombres travestidos que se dedican a matar a mujeres. Entonces, ¿por qué tantas personas trans condenan esta parte de la historia con tanta contundencia? ¿Se aplica la misma lupa a esas grandes obras del séptimo arte mencionadas?

Antecedentes: «Hombres que visten como mujeres»

Los primeros indicios del pensamiento de J. K. Rowling respecto a la transexualidad aparecieron en 2018, con menor repercusión que un año después. La novelista había dado ‘me gusta’ a un tuit de una mujer que decía que «los hombres que visten como mujeres gozan de una solidaridad que yo nunca tuve. ¡Eso es misoginia!». El responsable del fin de semana en la revista Men’s Health compartió una captura de pantalla donde se veían los últimos likes de la autora, con el mensaje «Wingardium transfobia», un juego de palabras con uno de los hechizos de la saga Harry Potter. Apenas acumuló 10 comparticiones y menos de 100 me gusta.

El verdadero escándalo saltó a finales del año pasado. En diciembre, la autora incendió Twitter cuando publicó un tuit apoyando a Maya Forstater, una investigadora despedida de su centro de trabajo tras lanzar en la misma red social mensajes discriminatorios y ofensivos contra el colectivo trans. Forstater, que afirma que «el sexo es un hecho biológico e inmutable», denunció a la empresa. Buscaba determinar si su creencia de que el sexo viene determinado por la biología está amparado por la ley. El juez Tayler falló a favor de la compañía, manteniendo el despido como efectivo.

«Vístete como quieras. Utiliza el nombre que más te guste. Acuéstate con cualquier adulto que consienta tener sexo contigo. Vive al máximo posible en paz y con seguridad. ​Pero ¿forzar a las mujeres a dejar sus puestos de trabajo por decir que el sexo biológico es una cuestión real?», se podía leer en el mensaje de la escritora.

Las reacciones no se hicieron esperar. Más de 85.000 respuestas, entre personas que secundaban a Rowling y quienes la ponían en entredicho. Entre las segundas, la actriz Patricia Arquette, que mostraba su desacuerdo con la escritora. «No apoyo a Maya por muchas razones», empieza. «No me da miedo que me viole una mujer transexual. De hecho, temo por las mujeres transexuales porque tienen más posibilidades de ser violadas».

Devolución de un premio humanitario

Lejos de retractarse, la escritora, que no se mojó mucho más tras el revuelo, volvió a las andadas el pasado junio. De nuevo en Twitter, compartió un artículo de opinión que se refería a las mujeres cisgénero como «personas que menstrúan». Para dejar clara su posición, lo acompañó del siguiente texto: «Estoy segura de que antes existía una palabra para ellas. Que alguien me eche una mano».

La ocurrencia avivó el fuego, provocando una fuerte reacción en contra de la escritora. Esta vez se metió de lleno en el debate. Horas después del tuit original, creó un hilo para esgrimir las razones de su opinión. En él, insistía en diferenciar a las mujeres cisgénero de las mujeres trans. «Si el sexo no es real, no existe la atracción por el mismo sexo. Si el sexo no es real, la realidad vivida por las mujeres en el mundo desaparece. Conozco y amo a las personas trans, pero borrar el concepto de sexo remueve la habilidad de muchas para discutir sobre sus vidas con sentido. No es odio contar la verdad», justifica.

Tras esta serie de tuits, las asociaciones LGTBI acusaron a la escritora de TERF (feminista radical transexcluyente, en sus siglas en inglés) y hasta la organización por los derechos humanos Robert F. Kennedy, que un año antes había galardonado a la inglesa con el Onda de la Esperanza (Ripple of Hope), publicó una nota en su web, el 3 de agosto, denunciando las opiniones de Rowling, que su presidenta, Kerry Kennedy, tacha de transfóbicas. La autora, por su parte, dio su punto de vista a este acto semanas más tarde en su web, devolviendo el premio que se otorga a personas que «han mostrado un gran compromiso por el cambio social».

El universo Harry Potter, en su contra

El primero de los involucrados en la saga del mago más famoso de la historia (con permiso de Gandalf) en ofrecer un punto de vista contrario a la autora fue Daniel Radcliffe, que interpreta a Potter. En un artículo publicado por la organización LGTBI The Trevor Project afirmó que «las mujeres transexuales son mujeres. Cualquier declaración en otra dirección elimina su identidad y dignidad y va contra las recomendaciones de las asociaciones de profesionales de la salud que tienen mucha más experiencia en este tema que Jo (como llama cariñosamente a Rowling) o yo». En la publicación, además, destaca que el 78% de las personas transgénero y no binarias han sido víctimas de discriminación por su identidad de género. «Está claro que necesitamos hacer más para apoyarles», reclama.

Su compañera de reparto Emma Watson, conocida por ser una ferviente activista y que en las películas de la saga interpreta a Hermione Granger, usó Twitter para expresar su opinión. «Las personas trans son quien dicen ser y merecen vivir sus vidas sin que les cuestionen constantemente o les digan que no son quienes dicen», reclama. «Quiero que mis seguidores trans sepan que tanto yo como muchas otras personas en todo el mundo os vemos, os respetamos y os amamos tal y como sois».

Rupert Grint, que completa el triunvirato en su papel de Ron Weasley, se unió a sus colegas según The Sunday Times con las siguientes palabras: «Apoyo firmemente a la comunidad trans y me hago eco de los sentimientos expresados por tantos compañeros. Las mujeres trans son mujeres. Los hombres trans son hombres».

Bonnie Wright, que encarna a la hermana pequeña de Ron en la ficción, Gin Weasley, también se atrevió con Twitter en un mensaje que, a su vez, reivindicaba el significado y la importancia de la saga, opiniones de su autora aparte. «Si Harry Potter fue una fuente de amor y pertenencia para ti, ese amor sigue ahí para tomarlo sin juzgar ni cuestionar. Las mujeres trans son mujeres».

El actor Robbie Coltrane ha sido el último en pronunciarse por el momento sobre la polémica y el primero de los intérpretes de la saga en romper el discurso reinante. Quien interpretara a Hagrid defendió a Rowling en una entrevista con Radio Times. «No creo que lo que dijo fuese ofensivo, de verdad. No sé por qué, pero hay toda una generación de gente en Twitter a la espera de sentirse ofendidos. Esas personas no habrían ganado una guerra, ¿verdad? Parezco un viejo gruñón, pero solo puedo pensar: ‘Supéralo. Espabila, levántate y continúa. Pese a las opiniones vertidas, en la misma entrevista ha asegurado que no quiere involucrarse en el tema por todos los mensajes de odio que podría recibir. «No lo necesito en este momento de mi vida».

El peligro de las declaraciones de Rowling

Mar Cambrollé, presidenta de la Federación Plataforma Trans, agradece que estas estrellas se pronunciasen contra las opiniones de la autora. «Me parece muy importante que personas con ese altavoz se posicionen a favor de nuestros derechos», declara a S Moda al otro lado del teléfono. «Desde aquí, hago un llamamiento a todas las personas que tienen que ver con el mundo del arte: igual que aprovechan para denunciar la discriminación y reclamar la igualdad de las mujeres cisgénero, que se pronuncien por nosotras», pide.

Cambrollé ve, como muchos otros, los riesgos que entrañan las frases de la escritora. Por su saga más famosa, entre la legión de seguidores se encuentran miles de adolescentes, que están formando su opinión sobre el mundo. Y entre estos jóvenes, hay muchos trans, que reciben de su ídolo un mensaje negando su realidad. «Este tipo de opiniones aumentan el estrés de las personas trans», asegura Cambrollé. Para la presidenta, Rowling colabora con un crimen de lesa humanidad. «Estos discursos son intolerantes y totalitarios, se disfracen como se disfracen y vengan de donde vengan».

A Cambrollé le indigna especialmente que esas palabras vengan de una mujer. «Han sido objeto de una gran opresión y, si bien se ha avanzado, todavía queda mucho por superar. En lugar de tener empatía, colabora en este rechazo».

El libro, una representación errónea

Sobre el libro, Cambrollé aclara primero que no es lo mismo una persona transgénero que un hombre que se traviste de mujer. «Las primeras no se sienten identificadas con el género que las asignaron al nacer. No tiene nada que ver con la forma de vestir: puedes ser una mujer trans y vestir con códigos considerados como masculinos».

Sin embargo, existe en muchos casos una confusión y una relación entre los dos mundos. Es ahí donde entra en juego el peligro de estas interpretaciones. «Se aprovecha de la falta de información de la sociedad acerca de nuestra realidad. Nos confunden con hombres que en un momento nos transformamos. La persona que utiliza esta confusión con alevosía sabe cómo se puede interpretar por los consumidores».

Para defenderse de las acusaciones, Rowling ha asegurado que su personaje se basa en hechos reales. Concretamente en dos asesinos que existieron. Cambrollé opina que eso no cambia nada: «Es perverso, irresponsable y cruel».

Partiendo de esta confusión, representar a las personas distintas, ya sea una persona trans o un hombre que disfruta vistiendo de mujer, como un asesino, entraña graves consecuencias. «Se perpetúa nuestra estigmatización y criminalización como grupo. Estos mensajes sutiles abrazan las agresiones hacia el colectivo, las normalizan. Somos el único grupo que puede seguir siendo acosado sin levantar el rechazo y estupor de otros, porque se nos ha señalado primero. Ahora todo el mundo se manifiesta si disparan a un negro, pero antes usaron el mismo sistema contra ellos».

El documental Disclosure (Netflix) ahonda también en esta representación, y lo hace con ejemplos clásicos como Psicosis, Vestida para matar (1980) o El silencio de los corderos. Nick Adams, director de representación trans en los medios de Glaad (Alianza de gais y lesbianas contra la difamación), reflexiona: «Durante décadas, Hollywood ha enseñado al público cómo reaccionar frente a las personas trans. A veces, la forma de comportarse es el miedo. Que somos peligrosos, psicópatas, asesinos en serie, desviados y pervertidos.  ¿Por qué otra razón vas a llevar un vestido si eres un hombre?».

Tanto las personas trans que participan en el documental como Cambrollé, reclaman una imagen más veraz y diversa de sus realidades, que muestre el amplio abanico de vidas que, como trans, pueden tener. Para la presidenta de la federación, la serie Transparent es un buen ejemplo. «Lanza un mensaje positivo sobre las personas trans». Mientras esto se consigue, seguirá denunciando los mensajes que vayan en otra dirección, con una esperanza: «Algún día toda esta gente que se ceba con nosotras en diferentes formas tendrá que rendir cuentas».

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