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«No imaginamos que sería tan icónico»: la historia de Wendy Froud, la madre de Yoda

Crear uno de los personajes más icónicos del cine no fue tarea fácil y, en su alumbramiento, estuvieron involucradas muchas personas, pero el talento capaz de darle el aura mágica, o lo que derivaría en esa ‘adorabilidad’ a Yoda, fue una mujer.

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The Jim Henson Company.

La última obsesión de internet es la princesa Leia. O mejor dicho, la versión niña de la princesa Leia que aparece en la recién estrenada serie de televisión Obi-Wan Kenobi, un spin-off de La guerra de las galaxias que sigue los pasos de Obi-Wan, interpretado de nuevo por Ewan McGregor, unos años después de lo sucedido en La venganza de los Sith. Leia está interpretada por Vivien Lyra Blair, de 9 años, quien en tan solo dos episodios ha conseguido ganarse el amor de los fans, que ya han dicho de ella que es «la Baby Yoda de Obi-Wan Kenobi«. En 2019, con el estreno de The Mandalorian, otra existosa serie situada en el universo de La guerra de las galaxias, internet se llenó de Baby Yodas. Baby Yoda, cuyo nombre real es Grogu, aparecía como nuevo y ya inolvidable personaje. Grogu es miembro de la misma especie que el maestro Jedi, pero más joven y más pequeño, casi como un bebé al que achuchar en una versión en miniatura de uno de los personajes más queridos de la saga, Yoda, quien con su particular uso del lenguaje y su sabiduría traspasó las pantallas para convertirse en todo un fenómeno cultural al margen de cualquier guerra sucedida en galaxias muy muy lejanas. Todo vuelve a Yoda.

Crear uno de los personajes más icónicos del cine no fue tarea fácil y, en su alumbramiento, estuvieron involucradas muchas personas. Stuart Freeborn, el creador de las máscaras y los disfraces de los australopitecos de 2001: Una odisea en el espacio, de Stanley Kubrick, y el encargado de insuflar de vida a Chewbacca y a Yoda en la trilogía original de la saga, es considerado el padre de la criatura. Pero la persona capaz de darle el aura mágica, o lo que derivaría en esa ‘adorabilidad’ a Yoda fue una mujer: Wendy Froud, conocida en el mundillo como la madre de Yoda.

Wendy Froud siempre creyó en la magia. Nacida en 1954, hija de dos artistas de Detroit, fue llamada Wendy por el personaje de los libros de Peter Pan. En su casa, su madre le leía Las crónicas de Narnia de C.S Lewis y, más adelante, los libros de J.R.R Tolkien. A los cinco años, creaba sus propias muñecas al estilo de los seres de los cuentos de hadas. A sus 24 años se marchó a estudiar arte a Nueva York, donde comenzó a vivir de su talento vendiendo sus muñecos en pequeñas tiendas y galerías. Precisamente en la New York City Gallery, mientras presentaba algunas de sus creaciones, se fijó en ella Michael K. Frith, consultor creativo de diseño en Barrio SésamoFraggle Rock, quien compró algunas de sus muñecas. Frith le llevó las muñecas a su jefe, Jim Henson, un titiritero director, escritor y productor televisivo estadounidense, conocido por ser el creador de Los Teleñecos, quien contrató a la joven Wendy Froud para su próximo proyecto El cristal oscuro.

En una entrevista para Inverse sobre aquel periodo, Wendy Froud declaró: «Vimos a Bowie en concierto varias veces y, como no podía ser de otra forma, nos fascinó. Nunca en mi vida pensé que algún día llegaría a trabajar con él. Lo mismo me sucedió con La guerra de las galaxias, que vi en Detroit, y me encantó. Nunca pensé que estaría trabajando en una película, y mucho menos en esa».

La guerra de las galaxias: Episodio IV, Una nueva esperanza se estrenó en mayo de 1977, convirtiéndose en un éxito internacional en que se presentaron a los personajes de Luke, Leia, Han Solo y Chewbacca. El año en que Froud fue contratada para esculpir a Kira y Jen, los protagonistas de Cristal Oscuro, fue solicitada por equipo de titiriteros de Frank Oz, quienes trabajaban en la segunda entrega de La guerra de las galaxias con la intención de que ayudase a crear un «maestro Jedi de poco más de medio metro». Stuart Freeborn ya estaba trabajando en la figura, que había inspirado en la imagen de Albert Einstein, para que el maestro Jedi diese una imagen de inteligencia desde el primer momento. Pero algo no terminaba de encajar: George Lucas quería que la figura estuviese inspirada en los seres que habitualmente se encuentran en los cuentos y en la mitología. No había nadie mejor que Wendy Froud para conseguirlo.

El parto de Yoda duró 10 meses. Algunas de las contribuciones de Froud fueron clave: formó su cuerpo con espuma, modeló sus manos y sus pies y trabajó mano a mano con el resto del equipo en el modelo de arcilla de la cabeza de Yoda, posiblemente dándole el toque mágico que George Lucas buscaba en el personaje. Quizás el elemento más icónico se encuentra en las orejas: fue Froud quien dio con la técnica para manejarlas. Como si se tratase de su propio hijo, en los inicios del rodaje fue la propia Froud la encargada de salvaguardar y cuidar su figura. Yoda tiene una sabiduría milenaria, pero también era delicado. La Guerra de las galaxias: Episodio V, El Imperio contraataca se estrenó en 1980 y el mundo entero conoció a Yoda.

Después de Yoda, Froud volvió a trabajar en Los Teleñecos y, más adelante, en Dentro del laberinto, también dirigida por Jim Henson. Curiosamente, para el papel de Toby Williams, el hermano pequeño de Sarah (Jennifer Connelly) secuestrado por Jareth (David Bowie) y por el que la joven debe entrar en el laberinto, se escogió a Toby Froud, hijo de Brian Froud, el director artístico de la película, y su mujer, Wendy Froud.

Wendy Froud se alejó de Hollywood, un mundo al que considera que nunca perteneció del todo. Los avances en el cine también provocaron que el oficio de titiritera y creadora de marionetas cada vez cayese más en desuso. En 2019, Wendy Froud regresó a trabajar en lo que mejor se le da para la película The Dark Crystal: Age of Resistance de Netflix. El director Louis Leterrier insistió en que la película no tendría sentido si no se trabaja con los elementos originales. Ese mismo año, se estrenó The Mandalorian. Sobre Baby Yoda, Freud dijo: «¡Adoro a Baby Yoda! ¿Quién podría no hacerlo?».

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