_
_
_
_
_

5 cosas que deberíamos aprender de Islandia, el país más feminista del mundo

Pionero en muchos logros a favor de las mujeres, el lugar de las auroras boreales se ha forjado su reputación a base de leyes y muchas luchas para conseguirlos.

El colectivo de rap feminista Hijas de Reykjavik.
El colectivo de rap feminista Hijas de Reykjavik.www.rvkdtr.com

1. Un pasado y presente de singulares presidentas

Vigdis Finnbogadottir, que dirigió Islandia desde 1980 hasta 1996, fue la primera mujer elegida democráticamente para presidir un país. Madre soltera, ex profesora y directora de la Compañía de Teatro de Reykjavík, estuvo en el cargo 16 años. Según cuenta la BBC en un artículo, los niños estaban tan acostumbrados en ese país a ver a su mandataria que cuando la televisión anunció que Ronald Reagan llegaba a la Casa Blanca, un pequeño islandés exclamó a su madre: “no puede ser presidente, es un hombre”.

En febrero de 2009 Jóhanna Sigurðardóttir fue nombrada primera ministra provisional hasta las próximas elecciones. Sustituía a Geir Haarde, que había dimitido debido a las enormes protestas que sacudieron el país durante la reciente crisis económica. Sigurðardóttir mandó hasta mayo del 2013, pero su peculiaridad residió en que era la primera jefa de gobierno del mundo perteneciente al colectivo LGTB+. Su condición de lesbiana era conocida por todos, estaba casada con otra mujer y tenía dos hijos.

La nueva ministra de Islandia, Katrín Jakobsdóttir, de 41 años, es líder del Movimiento de Izquierda-Verde, ecologista, pacifista y feminista y ha conseguido unir a la derecha y la izquierda para formar coalición bajo su mandato. Jakobsdóttir alcanzó la vicepresidenta del Movimiento de Izquierda-Verde en 2003 y fue ministra de educación entre 2009 y 2013, tiempo durante el cual se convirtió en una de las figuras políticas mejor valoradas. Su campaña electoral se centró en varios puntos: acabar con la desigualdad de género, luchar contra el cambio climático, mejorar la sanidad, la educación y los derechos de la comunidad LGTB+. Su principal respaldo fueron las mujeres y los votantes más jóvenes, entre 18 y 29 años.

Katrín Jakobsdóttir, Primera Ministra de Islandia.
Katrín Jakobsdóttir, Primera Ministra de Islandia.Getty

2. Una ley que pone fin a la brecha salarial de género

El Gobierno de Islandia aprobó el pasado abril una reforma legislativa que ya se ha puesto en marcha este año y que obliga a las empresas a demostrar que no discriminan a las mujeres con menores salarios en el mismo puesto de trabajo. Una norma con la que el ejecutivo se ha marcado la meta de erradicar la brecha de género en 2022. La ley afecta también a la diferencia de sueldos por etnia o nacionalidad. Las empresas con más de 25 empleados tendrán que certificar en sus cuentas anuales a la Administración que sus trabajadores cobran lo mismo desempeñando el mismo cargo.

Islandia pasa así a ser el primer país del mundo en poner fin, por ley, a la brecha salarial de género. Según el Informe Global de Equidad de Género (2017) creado por el World Economic Forum (fundador del encuentro de Davos), el top ten de los países que más se acercan a la paridad salarial esta encabezado por Islandia y le siguen: Noruega, Finlandia, Ruanda, Suecia, Nicaragua, Eslovenia, Irlanda, Nueva Zelanda y Filipinas, en el décimo puesto.

Según este indicador, el camino hacia la igualdad salarial registró el pasado año su primer retroceso desde que empezó a publicarse, en 2006, debido sobre todo al empeoramiento de las condiciones laborales y a la representación política. Si hacemos caso a este barómetro, hombres y mujeres solo llegarán a cobrar un salario igual por el mismo trabajo dentro de 217 años.

3. Permisos de maternidad y paternidad para que hombres y mujeres compartan el cuidado de los hijos

Mientras en muchos países, incluido España, la factura de los hijos la paga casi siempre la mujer, en términos de dedicar más tiempo a su cuidado (con las consecuencias que eso supone para su vida laboral), en Islandia eso no ocurre.

El país de las auroras boreales cuenta con un equitativo sistema de bajas para el padre y la madre. El hombre debe cogerse, obligatoriamente, tres meses para cuidar a su bebé, y lo mismo ocurre con la mujer. Quedan otros tres meses restantes que se negociarán entre ellos. Pero, incluso, aunque una madre quisiera juntar ella sola los nueve meses completos, la ley no se lo permitiría.

La medida no solo hace que los padres puedan pasar más tiempo con sus retoños y aprendan y compartan su cuidado; sino que fomenta la no discriminación en las empresas a la hora de contratar personal femenino en edad fértil, porque no va a recaer en ellas toda la baja por maternidad.

4. Una larga historia de lucha reivindicativa, ganada a pulso por las islandesas

En la antigüedad, las mujeres de Islandia estaban acostumbradas a que los hombres salieran de pesca y estuvieran mucho tiempo fuera de casa, por lo ellas debían ocuparse no solo de la familia sino de la comunidad, lo que fomentó en ellas un espíritu de hermandad y cooperación.

Pero las leyes de Islandia a favor de la igualdad no se han conseguido de un día para otro sino a base de lucha. Las mujeres han hecho huelgas en numerosas ocasiones, la más sonada y que sentó precedente fue la del 24 de octubre de 1975, conocida como el ‘día libre’ de las mujeres y secundada por el 90% de la población femenina. En lugar de ir a la oficina, dedicarse a las labores del hogar o a cuidar de sus hijos, tomaron las calles de Islandia para manifestarse por la igualdad de género y paralizaron el país por completo. Bancos, fábricas y tiendas tuvieron que cerrar, al igual que las escuelas y las guarderías, dejando a muchos padres sin más remedio que llevar a sus hijos al trabajo.

Un año más tarde, se creó el Gender Equality Council y el parlamento aprobó la Gender Equality Act, con lo que la discriminación de género en el trabajo y la escuela pasaba a ser ilegal. Pero hubo más huelgas, en 1985, 2005 y 2010, en las que la igualdad salarial de género fue siempre un punto a reivindicar.

Hoy en día un tercio de las islandesas engrosan un grupo de Facebook que, irónicamente, se llama Consejos de belleza, en el que se discuten activamente cuestiones de género; pero hay otras muchas asociaciones con esta filosofía, como el colectivo de rap feminista Hijas de Reykjavik.

5. Un peculiar sistema de educación

Margret Pala Ólafsdóttir es una educadora islandesa que en 1980 empezó a desarrollar un nuevo sistema educativo que pasaría a llamarse el método Hjalli, y que se asentaba en pilares como la separación de los alumnos por sexos (niños y niñas en diferentes partes de la escuela), la obligación de llevar uniforme y la prohibición del uso de libros de texto y juguetes convencionales. Lo curioso de Pala es que era feminista y pretendía acabar con los diferentes estereotipos de género, presentes también en la educación, solo que ella eligió eliminar el género con el género; y aunque sus ideas fueron muy polémicas al principio (¿por qué segregar por sexos cuando hombres y mujeres viven juntos en el mundo real?), su método fue premiado en numerosas ocasiones. En 2013, cuando 17 guarderías y 15 escuelas primarias en Islandia seguían este sistema de enseñanza, dio una charla TED en la que explicaba las bases de su plan educativo.

De acuerdo con Pala, niños y niñas se comportan de forma distinta porque ya han adquirido desde muy pequeños los roles de su sexo, asignados por la sociedad. Las niñas tienden a ser más buenas y crear menos problemas en clase; mientras que los más traviesos, casi siempre chicos, reciben más atención y supervisión, lo que muchos traducen de forma inconsciente como “soy importante”. En clases mixtas, los niños aprenden lo que no quieren ser, que casi siempre son cualidades del otro sexo y lo mismo ocurre con las chicas.

“Separando ambos sexos, las chicas obtienen la misma atención que los niños y ambos obtienen una educación que les compense de lo que ellos no tienen y el otro sexo sí”, señala esta pedagoga en la charla. Los niños aprenden a cuidar a otros y a llevar prendas de color rosa y ellas a ser más atrevidas e independientes. Cada día hay un tiempo en los que los dos grupos interactúan y en el que se les enseña a relacionarse, el respeto por el otro e incluso a romper ciertas reglas (como entrar en una habitación por la ventana o pintar en el suelo de un aula).
Aún cuando no todos los colegios islandeses siguen este método, la mayoría creen que deben enseñar a los pequeños a tener una vida independiente y a pensar y adquirir conocimientos por cuenta propia. Lo importante no es estudiar fórmulas sino el saber usar determinadas herramientas como la bibliografía, Internet o la calculadora para solucionar los propios problemas. Muchos pedagogos en las escuelas no interfieren en los conflictos de los estudiantes, dándoles así la posibilidad de que ellos mismos los solucionen.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_