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Femcels o mujeres involuntariamente célibes: quiénes son y qué buscan las versiones femeninas de los incels

Son mujeres que aspiran a conseguir relaciones románticas y sexuales que no pueden alcanzar porque, como los incels, las femcels también atribuyen sus problemas a la superficialidad de la sociedad.

Captura de pantalla (11)
Getty Images

El término incel o célibe involuntario, que define a una subcultura de hombres misóginos que consideran que tener relaciones sexuales es un derecho y, por tanto, culpabilizan y atacan a las mujeres por no poder obtenerlo, fue acuñado por primera vez por una mujer, aunque a estas alturas pueda resultar paradójico. Por aquel entonces, en el Internet del año 1997, el Proyecto de Celibato Involuntario fue un portal creado por una usuaria llamada Alana, una estudiante virgen de 25 años de Canadá, que pensó que quizás en Internet podría encontrar a más personas como ella: «La palabra incel intentaba describir a cualquiera, sin importar el género, que se sintiera solo», explicó Alana, que prefiere mantenerse en el anonimato, en una entrevista para la BBC, «que nunca hubiera tenido relaciones sexuales y que no estuviera en una relación desde hace un buen tiempo». En 2016, con aquel foro caído en el olvido, Alana se encontraba leyendo una revista feminista en una librería local cuando descubrió un artículo sobre Elliot Rodger, el hombre que había matado a seis personas en un tiroteo antes de suicidarse, y que previamente había publicado una serie de posts afirmando que se trataba de una venganza hacia las mujeres por haberle rechazado a lo largo de su vida. Inmediatamente, Rodger se convirtió en un héroe dentro de los foros de la comunidad incel. Alana reconoció que aquello le hizo sentir «como un científico que inventa algo que termina siendo un arma de guerra, no puedo ‘desinventar’ una palabra, ni restringirla tan solo a las personas amables que la necesitan». 

El término incel empezó a popularizarse a raíz de los asesinatos cometidos por Elliot Rodger en 2014, sacando a la luz una serie de comunidades online que se caracterizaban por albergar discursos de odio hacia las mujeres y hacia hombres atractivos que sí podían obtener sexo. Era comunidades cerradas y masculinas, tóxicas para cualquier mujer que quisiera asomarse. Sin embargo, el concepto de celibato involuntario tal y como lo acuñó Alana no era algo masculino, sino universal y, del mismo modo que existen los incels, también existen las femcels.

Las femcels o mujeres célibes involuntarias han alcanzado su pico de popularidad en los últimos dos años cuando diversos medios como el británico The Guardian o la edición estadounidense de la revista Elle han puesto el foco sobre ellas. Los incels, por su lado, niegan su existencia, puesto que en su argumentario consideran que las mujeres tienen el capital sexual, es decir, que las mujeres pueden obtener sexo siempre que lo deseen, aunque sea bajando sus estándares. Pero las femcels existen y también se mueven en distintas comunidades digitales, tal y como apuntaban en un reciente artículo en The Atlantic. El origen de todo fue TruFemcels, un subforo que se encontraba originalmente dentro del foro Reddit, y que en el año 2020, momento en el que cerró, contaba con más de 25.000 usuarias que se identificaban con los incels en tanto que sentían el mismo rechazo social debido a su apariencia física, pero no eran bienvenidas en sus espacios. Otro de sus espacio es Vindicta, un subforo de Reddit dedicado exclusivamente a hablar de tratamientos estéticos, cirugías y mejoras físicas exclusivo para mujeres. Y también el nuevo TruFemcels, alojado dentro de una comunidad online llamada ThePinkPill donde se tratan amplios y diversos temas de interés para las mujeres.

«¿Qué es una femcel?», leemos en la descripción de TruFemcels, «una femcel es una mujer adulta cuya apariencia física está por debajo de la media (<4/10) o sufre algún tipo de problema que impide que pueda tener una relación romántica. No sexual. El sexo está disponible para la mayoría de las mujeres (no para todas) siempre y cuando se haga en beneficio de los hombres. Esto no acaba con la soledad y muchas veces sirve de pretexto para tener relaciones abusivas. En una cultura donde impera la discriminación a causa del físico, muchos hombres se sienten cómodos maltratando a mujeres a las que usan sexualmente pero que no les atraen, y muchas mujeres confían en el celibato para protegerse de lo peor de la cultura del sexo casual». 

TruFemcels, el espacio digital donde se encuentran muchas de estas usuarias, parece encontrarse en un punto intermedio entre la idea original de Alana y el movimiento misógino posterior: en el momento en el que se escribe este artículo, dos mujeres mantienen abiertas dos conversaciones que aparecen una sobre otra en la página principal. La primera de ellas es ‘¿Por qué la belleza cuesta tanto dinero?’, donde una usuaria se queja de lo injusto que es no poder costearse tratamientos de cirugía estética para mejorar su rostro, reflejando cuál es el tema principal del foro: la ausencia de belleza de las usuarias que, debido a los cánones imposibles de la sociedad, las relegan a un tercer plano y les impiden tener las relaciones románticas o sexuales que ellas ansían tener. La segunda entrada pregunta: ‘¿Cada cuánto tiempo soléis llorar?’, enfatizando el segundo tema más popular entre las femcels: la soledad. «De todos los sentimientos horribles que componen la vida de una femcel y para los que nunca existe un remedio, el anhelo es uno de los peores. Anhelo de una amistad, de un hombre, de cualquier cosa en este mundo, de experimentar y ser capaz de disfrutar», escribe otra usuaria en un post titulado ‘¿Qué es lo que más anheláis?’ al que ninguna otra usuaria ha respondido por el momento. 

Hay un post fijado en la página principal del foro TruFemcels que se encarga de definir quiénes son exactamente y cuál es su mayor problema: «Las femcel son mujeres objetivamente feas. ‘Fea’ se usa a menudo como insulto hacia las mujeres, pero aquí lo usamos como una verdad objetiva. Las mujeres femcel tendrán dificultades extremas para conseguir novio/novia serio, y la gran mayoría nunca lo conseguirá por culpa de su apariencia. Si alguna vez tuviste pareja y los hombres te invitaron a salir, no eres una auténtica femcel, lo más probable es que seas una normie. La única vez que un chico me invitó a salir fue en secundaria, y lo hizo de broma… ni siquiera pudo terminar de preguntarme porque se estaba riendo mucho». Según explica esta usuaria, todos los demás problemas a los que se enfrentan las femcels vienen derivados de su propia fealdad: soledad, acoso escolar, rechazo social, discriminación de determinados trabajos a causa de su físico o enfermedades mentales como la depresión.

Según las femcels, la superficialidad de los hombres las pone en desventaja frente a las mujeres guapas y normales, causándoles problemas en plano sentimental, social y económico. Igual que los incels hablan de haber tomado la pastilla roja, en referencia a la escena de la película de ciencia ficción Matrix en la que Neo escoge la pastilla del mismo color para descubrir el mundo real y salir de la realidad simulada en la que vive, las femcels hacen constante referencia a la pastilla rosa, que a ratos cabalga sobre el discurso feminista (hablan de términos como lookism, la forma de opresión basada en las apariencias, así como de masculinidad tóxica o de privilegio masculino) y otras veces sobre el discurso misoginia (no solo sienten rechazo hacia las mujeres bellas también hacia aquellas sencillamentes normales, a las que llaman ‘normies‘, y que acostumbran a ser discriminadas dentro del propio foro por tener la posibilidad de tener relaciones sexuales, pese a tener los mismos sentimientos que las «verdaderas femcels«).

«Estas mujeres tienen la autoestima muy baja y, no solo eso, cometen un error fundamental que es confundir una opinión muy negativa sobre sí mismas (‘soy muy fea’) con un hecho y convertir este hecho en la causa principal de todos sus problemas», explica a SModa Elena Daprá, psicóloga sanitaria experta en bienestar psicológico y vocal de sección del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, al pedirle elaborar un perfil psicólogico de las mujeres que participan en este foro, «no solo eso, sino que a través de estos foros retroalimentan esa opinión, mediante actitudes tan negativas como la comparación constante basándose únicamente en el físico. Son mujeres anquilosadas en la queja y el victimismo, que anticipan las cosas malas que les van a suceder si salen al mundo y sin deseos ni ganas de cambiar de verdad la situación porque padecen inflexibilidad cognitiva: esto se ve claramente cuando aparece lo que ellas definen como ‘una normie’ y la rechazan, en lugar de aprender de ella o intentar comprender cómo han pasado de ‘incels’ a ‘normies’, lo que demuestra que son un grupo cerrado que no aspira a la mejora personal o a la evolución». La psicóloga afirma que existen factores que pueden favorecer el movimiento incel o femcel en culturas como la estadounidense:  «La cultura en Estados Unidos es menos sociable, este fenómeno en España tendría unas características completamente diferentes, no creo que tuviese el mismo número de adeptos, para empezar, porque en España fomentamos más las relaciones interpersonales y eso favorece que tengamos más habilidades sociales». Al contrario que el movimiento incel, que tiende a emplear una violencia hacia el exterior, por los comentarios extraídos del foro la psicóloga considera que estas mujeres podrían ser proclives de ejercer violencia contra sí mismas, puesto que no se aceptan.

No está del todo claro qué es lo que anhelan las femcels o qué aspiran a conseguir reivindicándose como mujeres involuntariamente célibes, como también se preguntaban en el artículo de The Atlantic«Las verdaderas femcels ven dos opciones principales para sí mismas, o renuncian por completo al amor y a la sociedad para sencillamente ‘acostarse y pudrirse’ o inician un camino hacia la ascensión a través de una rigurosa superación personal y, a veces, modificaciones en su propio cuerpo. En términos generales, están encontrando su camino hacia los extremos, pero no hacia nada revolucionario». Hay un tercer grupo, como apuntan en la pieza, más pequeño y menos ruidoso, que apuesta por un cambio más radical: encontrar la alegría y la intimidad por otros caminos, centrándose en otras áreas de la vida que no sean el romance o el sexo. Echando un vistazo por sus diversos foros, quizás estos espacios se parezcan más a lo que aspiraba conseguir Alana, y sean simplemente lugares donde estas personas han encontrado a otras personas como ellas.

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