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Yasmin Le Bon, la rubia platino de la seducción

Vivió los ochenta enfundada en Alaïa y Comme des Garçons. Ahora le van los jóvenes británicos como Jonathan Saunders. La top, fiel a sus principios, sigue mandando sobre la pasarela.

yasmine le bon instinto rockero
Alan Gelati
Brenda Otero y Chabela García (Realización)

¡Esto tiene que doler!», comenta Yasmin Le Bon (Oxford, Inglaterra, 1964) al ver un corsé que pretende ajustarle el equipo de S Moda. Podría llamarse el efecto Yasmin: la top y diseñadora es una presencia dulce y luminosa que desdramatiza cualquier situación. Hasta el perro de la recepcionista irrumpe en el estudio para jugar con ella. Tiene el don de caer bien.

Su figura atlética y exótica le procuró el estatus de la modelo mejor pagada de los años 80. A los 21 se casó con otro icono de la década: el cantante de Duran Duran, Simon Le Bon, con quien tiene tres hijas (Amber, Saffron y Tallulah). Juntos han formado una de las parejas más carismáticas de todos los tiempos. Ahora, con 49 años, Yasmin se ha teñido de rubio platino como declaración de intenciones: todavía le queda por dar mucha guerra.

¿Por qué este cambio de ‘look’?

Siento la necesidad de expresarme. Si cambias de imagen también modificas tu comportamiento, descubres cosas sobre ti y adquieres otros roles.

Con su carácter demuestra que no todo en la moda son insidias, egos y codazos.

En los 30 años que llevo trabajando me he encontrado con este tipo de actitud dos veces contadas. En esta vida no hay sitio para gente cruel o maleducada. Si te labras una mala reputación dejas de trabajar. Recibes lo que entregas. Si irradias buena energía, los demás te la darán.

¿Ha sufrido inseguridades?

Empecé a los 19 años, pero siempre he estado muy segura de mí misma. Tiene que ver con la manera en la que fui educada. Me sentía muy querida y muy arropada. Mi padre nació en Irán y la cultura persa es muy cálida. Las inseguridades me han venido de mayor.

Su hija Amber también es modelo. ¿Tuvo que sentarse con ella para darle consejos?

No, mis hijas han venido conmigo a sesiones de fotos desde pequeñas y la educación que han recibido incluye valores que también pueden aplicarse al mundo de la moda: sé amable, respeta a los demás, escucha, preocúpate de quien te rodea. Es un trabajo de equipo.

¿El mundo de la moda ha cambiado mucho desde que usted comenzó?

Ahora hay más presión, pero los profesionales están más centrados. ¡Los fotógrafos de antes eran lentísimos!

La profesión de modelo es corta. Sin embargo usted sigue desfilando en la alta costura. ¿Cuál es el secreto?

No hay tanto salto generacional como antes. Todas escuchamos la misma música y nos divertimos con cosas parecidas. No es que intentemos estar a la última, es que la vida funciona así ahora.

¿Cómo recuerda los años 80?

Como un torbellino. Trabajaba mucho, me enamoré de Simon y viajábamos juntos. La idea generalizada es que fueron unos años de dinero y poder. Pero para mí fue una época muy inocente, de mucha libertad. Ahora los jóvenes no pueden ni independizarse…

Las fotos antiguas con su marido conmueven por lo felices y naturales que aparecen.

Entonces nadie nos decía cómo debíamos comportarnos o qué hacer. Vivíamos como queríamos y no nos preocupábamos por nuestra imagen, por salir mal en las fotos. Lo cierto es que había menos paparazzi siguiéndote y era menos intimidatorio.

Lleva con su marido 27 años, se podría decir que crecieron juntos.

Sí, y siempre hemos vivido en el presente y preguntándonos cada mañana si éramos felices el uno junto al otro. Mis padres compartieron 44 años de vida, les vi pasar todo tipo de dificultades. Por eso no me ha asustado luchar.

La leyenda dice que se subió a la pasarela diez días después de dar a luz a su segunda hija.

No es algo de lo que me enorgullezca. Necesitaba el dinero porque llevaba tiempo sin trabajar. Debajo del vestido llevaba el pecho vendado para que no goteara leche. No se lo recomiendo a nadie.

De todos los diseñadores para los que ha trabajado, ¿quién le ha dejado una huella más profunda?

Azzedine Alaïa, no me canso de decirlo. Por su testarudez, su integridad y su factura. Es extraordinario. Mis años 80 fueron diferentes a los de los demás ¡porque los pasé vestida de Alaïa y Comme des Garçons! Ahora me interesan los jóvenes diseñadores británicos. Ando obsesionada con Christopher Kane y enamorada de Jonathan Saunders. ¡Menos mal que es gay!

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