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¿Y si el desnudo filtrado de Jennifer Lawrence fuese un tipo de violación?

La actriz pide penas más duras para estos delitos informáticos. En España la mayoría de denuncias se resuelven con multa y sin cárcel para los infractores.

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Corbis

"Esto no es un escándalo. Es un crimen sexual. Es una violación". Jennifer Lawrence ha dejado claro cómo hay que actuar frente a los hackers que robaron sus fotos desnuda y que dieron pie al Celebgate, en el que multitud de famosas y estrellas (Kate Upton, Kirsten Dunst o Winona Ryder, entre otras) han sido víctimas de una filtración masiva de fotografías privadas donde aparecen sin ropa y en situaciones comprometidas. La actriz ha reclamado en una entrevista a la edición estadounidense de Vanity Fair que se endurezcan las penas y se equiparen estos delitos a las agresiones sexuales. "Tienen que cambiar las leyes y tenemos que cambiar", ha dicho y ha relatado por qué, desde su propia opinión, el crimen virtual de las webs que permiten este tipo de prácticas debe igualarse al de una violación. "Nunca te di permiso para que vieras mi cuerpo desnudo", ha sentenciado. Una frase que marca un antes y un después en la gestión de la invasión de la intimidad femenina.

Cuando en 2007 se filtraron fotos de Vannessa Hudgens desnuda, la estrella de Disney afirmó sentirse "avergonzada" y pidió disculpas a sus fans en un comunicado de arrepentimiento (un portavoz de la factoría remató la jugada aludiendo que esperaban que ella -y no el hacker– "hubiese aprendido la lección"). Scarlett Johansson, aunque no pidió disculpas, tampoco cargó contra los delincuentes que filtraron su famoso desnudo robado y bromeó con la prensa cuando le preguntaron por el hackeo. Lawrence deja atrás estas conductas en las que se culpabiliza a la víctima y ha dado un paso al frente, repleto de enfado y sin lamentaciones, para reclamar justicia legal.

La actriz no está sola. Lena Dunham ya lo advirtió cuando se publicaron las primeras fotos: "Apoyad a estas mujeres y no veáis sus fotos, pues recordad que si lo hicierais estaríais violándolas una y otra vez. De verdad, no olvidéis que las personas que han robado estas imágenes no son hackers, sino delincuentes sexuales". Van Badham de The Guardian siguió la misma línea: "si haces click sobre las fotos de Lawrence, estás perpetuando su abuso".

Patrick Demarchelier para Vanity Fair.

Ahora que la protagonista de Los Juegos del Hambre ha alzado la voz contra los delincuentes, muchos se han alineado con ella. Jenny Kutner, desde Salon, asegura que "deberíamos llamar crimen a este robo de fotos de desnudos. Es repulsivo y vergonzoso. Deberíamos condenar a los artífices. Y deberíamos buscar justicia para las víctimas, aquellas que nunca deberían tener que disculparse". Jessica Valenti, desde The Guardian, agradece este cambio de rumbo: "No es una coincidencia que su aplaudida indignación llegue en un momento en el que el feminismo domina la conversación cultural. Las narrativas que rodean a la sexualidad, el consentimiento y la privacidad han cambiado, así que la ira de Lawrence no es solo tolerada, es aplaudida y golpea la portada de Vanity Fair con un titular feminista: Es mi cuerpo, y debería ser mi elección"

Si no es violación física, con una multa no hay cárcel

La distribución masiva de imágenes privadas está penada en EEUU con hasta diez años de cárcel. En España, las penas son de uno a cuatro años de prisión. Tal y como cuenta Olatz Alberdi, abogada y socia del despacho Aba Abogadas, "la ciberviolación está regulada específiciamente y puede ser constitutiva de delito contra la intimidad, el derecho a la propia imagen, previsto en el título X del Código Penal, artículos 197 a 201, en torno al descubrimiento y revelación de secretos". Alberdi asegura que los litigios en nuestro país por la difusión de desnudos sin consentimiento "se han disparado en los últimos años" y que en la mayoría de casos, por no decir todos, el caso "se resuelve con el pago de una multa para evitar prisión". Si las leyes cambiasen, tal y como ha reclamado Lawrence, afectaría al artículo 179 (el que especifica acceso carnal sobre la víctima) y las penas aumentarían de 6 a 12 años, y aquí el delincuente sí que pisaría la cárcel.

"En los últimos años se han disparado los casos de denuncias por delitos relacionados con agresiones a mujeres de forma cibernética: fotos y vídeos compartidos sin consentimiento, insultos en redes sociales, etc", advierte Alberdi, que añade "lo positivo que puede ser reabrir el debate sobre qué tipo de castigo se merece la ciberviolación".

Concienciar contra el porno vengativo

El altavoz mediático de las declaraciones de Jennifer Lawrence exigiendo justicial legal (la noticia tiene más de tres millones de entradas en Google) propicia el debate sobre un limbo legal del que muchos delincuentes se benefician económicamente a base de violar la privacidad femenina. Hunter Moore, el hombre más odiado de Internet glorificado y elevado a los altares de la fama por Rolling Stone, fue el responsable de una web (ya clausurada) dedicada al porno vengativo: un espacio donde hombres resentidos colgaban desnudos de su ex parejas sin su consentimiento y con información personal sobre ellas. Muchas perdieron trabajos, la mayoría necesitó asistencia psicológica. Moore, mientras tanto, se enorgullecía de su web, se tildaba a sí mismo de "arruina vidas", culpaba a las mujeres de esas fotografías y aparecía en televisión o la prensa asegurando que su fama le había permitido "follarse a adolescentes de 17 años". La plataforma End Revenge Porn lleva años ofreciendo asistencia legal y psicológica a las afectadas, porque todavía quedan muchos Hunter Moore sueltos por la red. Sus víctimas no serán tan famosas como Jennifer Lawrence, pero se sienten igual de atacadas.

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