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Zendaya: «Soy una mujer de 70 años atrapada en este cuerpo»

La actriz usa su talento como plataforma. ‘El gran showman’ es su salto sin red (literalmente) a un cine lejos de Disney.

Zendaya, en una de las premieres internacionales de su nueva película.
Zendaya, en una de las premieres internacionales de su nueva película.Getty (Getty Images)

Zendaya (Oakland, 1996) dice que era una niña con «una timidez insoportable». Tan tímida, que sus padres, ambos profesores, decidieron que tenía que exponerse y la llevaron a clases de baile, de deportes varios… La dejaron probar todo tipo de actividades con la intención de que descubriera su pasión. Y la encontró. La niña decidió que quería ser artista. Artista en una definición folclórica: quería cantar, bailar y actuar. Su padre dejó de trabajar para acompañarla a las audiciones a Los Ángeles. A los 13 años, consiguió su primer papel en una serie de Disney Channel (Shake it Up). A los 15, publicaba su primer single. Y dos años después estaba produciendo su propia serie (K.C. Undercover).

Fue entonces cuando perdió toda la timidez y se hizo dueña de su carrera, negándose a que blanquearan a su personaje. «¿Me veis cara de Katy?», espetó a los jefazos de Disney, y se rebautizó como K.C. Fue uno de esos momentos que han convertido a Zendaya en ejemplo para las generaciones jóvenes. Como aquellos Oscar a los que acudió con rastas. O cuando en la Gala Met su melena afro llamó la atención de los flashes.

Después del éxito de Spider-Man: Homecoming, El gran showman, con Hugh Jackman y Zac Efron, se posiciona como su segunda gran película del año con un mensaje implícito que ella grita desde sus redes sociales, donde suma 68 millones de seguidores: «No tengas miedo a ser tú misma». Un título que le permite sacar a la artista total que lleva dentro: «Es un musical. Pude cantar, bailar y actuar». Y aprender algo nuevo: subirse a un trapecio. «La película está cargada de temas relevantes porque usamos el circo [cuenta la historia del creador del show business, P. T. Barnum] como una forma de explorar quiénes somos realmente. Los personajes de este circo son marginados sociales por ser diferentes y aprenden que no tienen que esconderse, a no tener miedo».

Ella era tímida, pero miedo no tuvo nunca. «Siempre supe que tenía un gran objetivo, siempre supe que quería hacer algo especial y diferente, siempre me sentí como un alma vieja», se ríe. «Soy una mujer de 70 años atrapada en este cuerpo. Ya lo era de niña, esa especie de sabiduría precoz ha sido parte de mi vida y de quién soy. Cualquiera que me conozca te dirá que siempre he sido la abuela del grupo. Supongo que esa era mi rareza, pero ser raro está bien, todos lo somos, solo tienes que aceptarlo».

El papel de la trapecista Anne le llegó sin ella buscarlo, pero sabe que la elección que haga de sus proyectos, ahora que quiere despedirse de Disney, tiene que ser responsable. «Si la gente conoce tu nombre, debería conocerlo por una razón», es su mantra inspirado en Shonda Rhimes, Oprah, Beyoncé o Michelle Obama. Y ha trasladado su faceta activista a su trabajo. «Intento sacar el mayor partido a mi plataforma. Me he dado cuenta incluso de que a veces lo mejor es bajarte de ella y dejar que alguien la use, convertirte en una voz para los que no la tienen», dice seria.

Zendaya está convencida de que hasta las alfombras rojas, esos eventos de exposición física de los que muchas actrices reniegan, son un momento de empoderamiento que hay que aprovechar. Y esa idea la ha trasladado a una colección de ropa, Daya by Zendaya, que ha creado junto a su estilista Law Roach y es «para mujeres de todas las tallas» con muchas prendas unisex. «Me lo paso bien en las alfombras, creo que he aprendido mucho sobre quién soy a través de la moda, ganas confianza cuando te vistes para ti, no para nadie más, para sentirte bien. Cuando salgo de mi casa, me siento a gusto y guapa, y eso es lo que importa, si el resto del mundo quiere hablar de lo que llevo que lo hagan», explica.

Con 21 años, preparando nuevo disco, con su propia productora de cine en marcha y su colección de ropa, solo le sobrevuela una duda: «¿Habría llegado al mismo lugar si no fuera una mujer negra de piel más clara?». Esa es la próxima barrera que quiere romper.

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