
Desde la izquierda: Gwyneth Paltrow, Grace Kelly, Lupita Nyong'o, Audrey Hepburn y Anjelica Huston.
Los vestidos más inolvidables de la historia de los Oscar
Impecables, llamativas o atrevidas: repasamos las apariciones más memorables en la alfombra roja de los premios cinematográficos que este domingo celebrarán su 94ª edición.
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Foto: Getty / Cordon Press / Corbis
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El de Julia Roberts es uno de los vestidos más icónicos de todos los tiempos. En 2001, año en el que ganó la estatuilla por su papel en Erin Brockovich, se hizo también con el título de 'mejor vestida' de la noche gracias a este Valentino de 1991 (responsable del resurgir del mercado de segunda mano).
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Audrey Hepburn fue la primera actriz en ganar un Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA por el mismo papel. Para recoger su estatuilla por Vacaciones en Roma en 1954 lució este diseño de Givenchy que ya ha pasado a la historia.
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En 1955, Grace Kelly recogió el Oscar por su papel en La angustia de vivir enfundada en este traje verde agua, obra de la diseñadora de vestuario Edith Head. Un año después se convertiría en la princesa de Mónaco al casarse con Rainiero. En la foto, junto a Edmond O'Brian.
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Icónico es ya también el delicado vestido de Hermès con el que Chloé Zhao se convirtió en 2021 en la segunda mujer de la historia en alzarse con el Oscar a mejor dirección, la primera no blanca, (además, se llevó otra estatuilla a mejor película) por Nomadland.
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Lauren Bacall, en 1979, con un Delphos de Fortuny. Acompañada de un joven Oliver Stone.
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Elie Saab, hoy día diseñador de referencia en las alfombras rojas, era casi un completo desconocido hasta que Halle Berrry nos lo presentó en los Oscar de 2002, cuando recogió su premio a mejor actriz.
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Joan Crawford ganó el Oscar en 1946 por Mildred Pierce, pero no acudió a recogerlo porque, dijo, estaba enferma. Las malas lenguas cuentan sin embargo que no quería ir y perder frente a Ingrid Bergman. Al alzarse con la estatuilla recibió a varios miembros de la prensa en su casa -en la cama y perfectamente maquillada-. Probablemente, el 'pijama' más famoso de la historia de los Oscar.
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Una jovencísima Zendaya pisaba por primera vez los Oscar en 2015 y lo hacía dejando claro que no llegaba para aceptar las reglas de nadie: escogió un vestido blanco de Vivienne Westwood y llevó la melena recogida en rastas. Giuliana Rancic, la polémica presentadora de E! News, dijo de aquel peinado que hacía que pareciese que “olía a pachulí marihuana”. La protagonista de Euphoria le afeó el comentario racista en su Instagram.
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Lady Gaga fue la estrella absoluta de la edición número 91, en 2019. La cantante no logró ganar en la categoría de mejor actriz por su papel en Ha nacido una estrella, pero recogió la estatuilla a mejor canción por Shallow. Para la ocasión vistió de negro, de Alexander McQueen, y coronó su look con una de las joyas más espectaculares de la historia, el legendario diamante amarillo de Tiffany & Co.
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80.000 lentejuelas, 27 artesanos y 900 horas de trabajo fueron necesarios para hacer realidad el vestido que Julianne Moore lució en la edición de 2015. La actriz se llevó la estatuilla a mejor actriz por Siempre Alice y volvió a meterse a la prensa especializada en el bolsillo gracias a este alta costura de Chanel.
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Kate Winslet no se llevó el Oscar a mejor actriz en 1998, pero su cinta, Titanic, hizo historia aquella noche al alzarse con 11 estatuillas. Su vestido, de Alexander McQueen, fue duramente criticado a la mañana siguiente (algo que no sentó nada bien al diseñador inglés).
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No fue a propósito (no contaba con el poder de los focos), pero Barbra Streisand se convirtió en la primera actriz en lucir transparencias en la ceremonia. Fue precoz y en el año 1969 nadie lo entendió: “Streisand, desnuda”, rezaban los titulares al día siguiente. El dos piezas transparente lo firmaba Arnold Scaasi. Aquella noche recogía el premio a mejor actriz por Funny Girl.
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La diseñadora de vestuario Lizzy Gardiner protagonizó uno de los estilismos más divertidos de la historia. En 1995 acudía nominada por su trabajo en Las aventuras de Priscilla, reina del desierto y lo hacía 'enfundada' en 254 tarjetas caducadas de American Express. "Estaba arruinada, así que busqué algún modelo descartado", contó después. El elegido, que no pasó el corte para aparecer en la cinta de Priscilla, se subastó varios años después por 12.650 dólares.
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Años antes, en 2008, una jovencísima Saoirse Ronan acudía a la ceremonia en calidad de nominada por su papel en Expiación. No logró llevárselo pero su debut en la alfombra roja más importante de Hollywood ya ha pasado a la historia. También su vestido verde, firmado por Alberta Ferretti.
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El vestido vintage de Jean Desses que Renée Zellweger lució en 2001 poco tenía que ver con sus atuendos en Bridget Jones. Y pasará a la historia como uno de los más icónicos y, junto al de Julia Roberts del mismo año, uno de los responsables del auge del vintage.
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Ingrid Bergman se hizo con la estatuilla a mejor actriz de reparto por su papel en Asesinato en el Orient Express. Lo recogió enfundada en un Chanel que sigue estando muy vigente (tanto que Karl Lagerfeld recuperó la inspiración en uno de sus últimos desfiles para la firma).
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Celine Dion, ahora considerada icono de estilo, arriesgó en 1999 con un look que no todo el mundo logró entender. La cantante pasó del tradicional vestido de alfombra roja para sorprender con un conjunto de americana (que se abrochaba en la espalda) y pantalón blanco de Dior. Sombrero y gafas de sol remarcaron el carácter extravagante de su elección.
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