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Adiós a Yvonne Blake: la increíble historia de la mujer que vistió a Superman

Fallece a los 78 años la presidenta de Honor de la Academia de Cine y una de las más importantes figurinistas del séptimo arte. Audrey Hepburn, Marlon Brando o Christopher Reeve se pusieron en sus manos.

A los 76 años, Yvonne Blake se encontraba más lejos que nunca de la jubilación. O por lo menos, más lejos que a los 30, cuando casi se retira del cine para convertirse en ama de casa. La diseñadora de vestuario natural de Manchester, nombre clave en la industria cinematográfica patria, fue elegida en 2016 como presidenta de la Academia del cine español. Después de más de medio centenar de películas a sus espaldas, Blake tomó el relevo de Antonio Resines y Enrique González Macho, convirtiéndose en la tercera presidenta que desfiló por la institución en otros tantos años. Poco después abandonó el cargo aquejada de problemas de salud que finalmente han provocado su muerte a los 78 años. Pero mucho antes de dirigir la Academia, ya era una pionera que había trabajado con los intérpretes más grandes de la historia del cine y que guardaba en su casa un Oscar. Repasamos los datos más fascinantes de la vida de una mujer única:

Comenzó su carrera en la mítica casa Bermans

Natural de Manchester, con 16 años ganó una beca para estudiar allí Bellas Artes. Aburrida, decidió mudarse a Londres y comenzó a trabajar en Bermans, casa colaboradora de la célebre productora Hammer, madre de grandes títulos del género de terror como Drácula, La Momia y Frankenstein. Fue primero ayudante de Cynthia Tingey, la diseñadora más importante de la casa pero que tras contraer matrimonio con un millonario delegó el trabajo en Blake. Después, asistente de Cecil Beaton en My fair lady. Según confesó, su aprendizaje allí fue clave para su carrera.

Con 22 años debutó como diseñadora y su proyección fue meteórica

Se estrenó vistiendo a nada menos que a una tal Sophia Loren en La Venus de la ira. Ese mismo año también trabajó en el filme de François Truffaut, Fahrenheit 451. A partir de ahí, su nombre se hizo conocido en todo el mundo y se encargó de vestuarios de filmes tan importantes como los de Jesucristo Superstar o Robin y Marian, con Sean Connery y Audrey Hepburn. Pero como no todo iban a ser grandes superproducciones, lo compatibilizaba con encargos de la industria española. Entre ellos, el de los padres del Cocoguagua, Las aventuras de Enrique y Ana.

Es historia del cine de superhéroes

Ahora todos estamos acostumbrados pero, allá por 1978, conseguir que un tío con una S en el pecho, capa y los calzoncillos por encima de las mallas no provocara la hilaridad en el espectador no era tarea fácil. Yvonne Blake creó un vestuario inolvidable en Superman, el primer gran trasvase del cómic al cine, utilizando tejidos insólitos para la época como el velcro y la licra. Estrellas de la talla de Christopher Reeve, Marlon Brando o Gene Hackman se vistieron con sus diseños, estableciendo un canon del que todavía beben las últimas producciones de DC y Marvel. Tres años después también creó el de la segunda parte.

Christopher Reeve, en el traje de Superman diseñado por Yvonne Blake.
Christopher Reeve, en el traje de Superman diseñado por Yvonne Blake.Cordon Press (Topham/Cordon Press)

Se mostró crítica con la evolución del vestuario del género

“Ahora son muy diferentes”, dijo Blake en una entrevista en El País. “Se pueden hacer cosas muy interesantes que no eran posibles en mis tiempos, pero utilizan poco color, es todo muy plastificado. Lo veo todo un poco triste. Más cruel y desagradable”. Quizá ahora no quieran pasar por las penurias de aquellos tiempos, en los que un grupo de asistentes tenía que secar entre toma y toma los cercos de sudor en las axilas de Reeve.

Gracias a un western encontró el amor de su vida

A finales de la década de los 60, llegó a España para rodar una de las tan frecuentes películas de vaqueros de la época. En una de ellas, Talento por amor, le adjudicaron un traductor que también hacía las veces de segundo ayudante de dirección. Él, Gil Carretero, la invitó un día a comer paella. Desde entonces fueron pareja y tenían un hijo y dos nietos. En sus útimos años decía sentirse “más española que Agustina de Aragón”. Para que no hubiera dudas, adquirió la nacionalidad española.

Ganó un Oscar por una película que no le gustaba

Por Nicolás y Alejandra, en 1971. En un encuentro en la Universitat de Barcelona en 2013 confesó su poca predilección por el filme a pesar de la estatuilla. “Muchas veces veo películas que he hecho hace cuarenta años y a mí me parecen muy pasadas de moda, como Nicolás y Alejandra. No me gusta el vestuario, no me gustan los decorados… No es ni muchísimo menos mi mejor trabajo”. Tan desagradable fue la experiencia que estuvo a punto de no acudir a la gala. “Durante la preparación de la película me casé y pensé que después dejaría el cine, quería ser ama de casa y tener hijos”, dijo en una entrevista en la Cadena Ser. Fue su padre quién la convenció para ir y poder recoger el premio. Cuatro años después la volverían a nominar por Los cuatro mosqueteros.

Es la reina de los Goya con hasta cuatro estatuillas

Por Remando al viento, Canción de cuna, Carmen y El Puente de San Luis Rey. Ha estado nominada otras tres. La última gracias a Los Fantasmas de Goya, con Javier Bardem y Natalie Portman, el trabajo del que más orgullosa decía sentirse en sus cincuenta años de carrera.

Fue la primera mujer no actriz en ganar el Premio Nacional de Cinematografía

Lo hizo en 2012 y no dejó escapar la oportunidad de mandar un recado al ministro de Educación sobre la necesidad de reivindicar el papel de la mujer en el cine. “Somos mujeres, no gilipollas”, llegó a afirmar reclamando sueldos igualitarios.

Audrey Hepburn la invitó a comer a su casa y por sus manos han pasado todos los grandes de la época dorada de Hollywood

Un once de lujo: Elizabeth Taylor, Sean Connery, Ava Gardner, Robert de Niro, Anthony Hopkins, Julie Christie, Michael Caine, Geraldine Chaplin, Omar Sharif, Laurence Olivier, Al Pacino… Y hasta nuestro Arturo Fernández, claro.

Pero como Marlon Brando, ninguno

“Yo creo que fue el que más me sorprendió; porque era una estrella tan grande, pero al conocerle era tan normal, tan humilde, tan adorable y generoso, que me dejó pasmada. Me acuerdo de su primera prueba de vestuario [en Superman]. Le puse el traje con alfileres. Él ni tan solo quiso verse en el espejo, solo me preguntó si me gustaba a mí. Le contesté que sí y entonces dijo: ‘Pues a mí me va a encantar’. Me impresionó muchísimo lo poco vanidoso que era. Además, nos reíamos mucho”, explicó en una mesa redonda.

Audrey Hepburn y Sean Connery, como Marian y Robin Hood en el recordado filme de 1976.
Audrey Hepburn y Sean Connery, como Marian y Robin Hood en el recordado filme de 1976.Cordon Press (Everett Collection / Everett Col)

Se mostró flexible en su postura sobre la importancia del vestuario en un filme

«El vestuario no debería nunca robar planos. Depende de que tipo de película estás haciendo; hay algunas donde no deberías notarlo o solo lo notas cuando está mal hecho, pero sí hay otras en las que llama la atención por su belleza o suntuosidad… No puedes juzgar cada película de la misma manera, cada una es un mundo. Pero en mi opinión, en una bien diseñada el vestuario no debería cantar demasiado», apuntó en una entrevista.

El secreto de su éxito lo desveló el cineasta Richard Lester

Decían de ella que era capaz de coger cualquier harapo y convertirlo en belleza, pero uno de sus directores fetiches, Richard Lester (Los tres mosqueteros) explicó durante una rueda de prensa en el festival de Gijón la mejor cualidad de la figurinista: “Yvonne no solo aporta desde el punto de vista artístico, sino que es alguien capaz de defender sus posiciones y no ceder el terreno, su rincón del cuadrilátero”. Como prueba, Lester reveló que durante el rodaje de las tres películas de Superman estaban obsesionados con recortar el presupuesto y el único departamento en el que jamás lo lograron fue en el de vestuario.

Junto a Mariano Barroso, actual presidente de la Academia, en los Goya de 2017.
Junto a Mariano Barroso, actual presidente de la Academia, en los Goya de 2017.Getty

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