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De ambicioso empresario a guía turístico para millonarios: el declive del hermano de Kate Middleton

Todo apuntaba a que James Middleton tendría uno de los futuros más prometedores del Reino Unido, pero sus negocios han quebrado y su vida sentimental ha dado un gran giro en el último año.

James Middleton.
James Middleton.Getty

Ser hermano de la que está destinada a ser reina en el Reino Unido tiene sus ventajas. Ya lo pudimos comprobar en abril de 2011 cuando Pippa Middleton fue dama de honor en la boda de Kate Middleton con el príncipe William y a partir de entonces se convirtió en la socialité a seguir y en la it-girl a imitar. De igual forma, también puede decirse que su hermano menor, James, se ha transformado, en menor medida, en una celebridad. No solo por su parentesco político con los Windsor sino también como consecuencia de su relación de cinco años con Donna Air, cantante, presentadora y concursante en talent shows como Dancing on Ice (Bailando sobre hielo), con la que se paseó por los photocalls y las alfombras rojas hasta 2016, año en el que al parecer recibió un toque de atención de la Casa Real y dejaron de hacerlo. Aunque rompieron en diciembre de 2017, su noviazgo ha sido de ida y vuelta, por lo que una reconciliación no sería descartable.

¿Soltero de oro o príncipe que salió rana? Pues depende, pero su evolución de este hombre con gustos de dandi y barba de hipster no ha sido precisamente ascendente. James Middleton, al igual que Jack Brooksbank, el flamante marido de Eugenia de York, decidió que los estudios no eran lo suyo (ha declarado que es disléxico para dar visibilidad a esta circunstancia) y dejó la universidad de Edimburgo para convertiste en empresario. Con la diferencia de que a él no le ha salido tan bien la jugada como al yerno del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, quien en la actualidad es embajador para el Reino Unido de la marca de tequilas Casamigos, fundada por George Clooney y Rande Gerber, marido de Cindy Crawford, y una de las más vendidas en Estados Unidos.

James en una de las pocas imágenes en las que se le ve junto a su hermana.
James en una de las pocas imágenes en las que se le ve junto a su hermana.Getty

El menor de los hermanos Middleton no parece tener demasiado olfato para los negocios, algo que la prensa británica se encarga de recordarle cada cierto tiempo cuando desvela los desastrosos balances financieros de las empresas que ha creado. Sus primeros pasos en el mundo del emprendimiento nacieron de la nostalgia y de los recuerdos que tenía de su madre preparando tartas para sus tres hijos al calor del hogar familiar. James, al que le gustaba estar entre fogones, comenzó a preparar sus primeros pasteles en casa y en pequeña escala. Tiempo después, muy convencido del paso que iba a dar, montó su primera empresa, Kit Cake Company, para lo que habría aceptado un préstamo de 12.000 euros de su tío, el multimillonario Gary Goldsmith, oveja negra de la familia por sus fiestas en La Maison de Bang Bang, su espectacular villa en Ibiza, y sus cuatro matrimonios. Además, en octubre del año pasado fue protagonista de las crónicas de sucesos por haber golpeado a su mujer en estado de embriaguez y haberse declarado culpable en el juicio posterior en el que fue condenado a pagar una multa de unos 6.000 euros.

La idea de James parecía a priori muy ocurrente: se trataba de proporcionar a los amantes de la repostería, que no disponían de demasiado tiempo para cocinar, un kit en el que encontraran juntos todos los ingredientes para realizar tartas temáticas. Cuando el negocio fue cobrando forma, comenzó a venderlos en Party Pieces, una empresa que comercializaba artículos para montar fiestas infantiles (y ahora ya de todo tipo) que sus padres crearon en 1987, el año en el que él nació. Una idea muy rentable que surgió de la necesidad de un cambio de escenario de los Middleton. Así lo desvelaba en su página web la propia Carole: su marido, Mike, y ella llevaban tres años viviendo en Jordania donde trabajaban para British Airways, él como piloto y ella como azafata, y decidieron montar este negocio al regresar al Reino Unido, donde querían escolarizar a sus hijos. El anuncio del compromiso de su primogénita con el príncipe heredero hizo aumentar exponencialmente los pedidos, lo que en su momento les granjeó grandes críticas que con el paso del tiempo se han ido diluyendo.

El empresario junto a su ex, Donna Air.
El empresario junto a su ex, Donna Air.Getty

Kit Company, la empresa de su hijo menor, también parecía destinada a ser un éxito. Corría 2011, James tenía solo 23 años y demostraba tanta ambición que gente de su entorno aseguraba a la prensa que estaba dispuesto a convertirse en el nuevo Richard Branson, el magnate dueño del conglomerado Virgin Group, que engloba más de 360 empresas. De hecho, no tardó en registrar otras tres compañías, Nice Cakes, Nice Wine y Nice Group London, que también quebraron, aunque en aquel momento todo parecía a su favor: recibió un par de premios como joven empresario y firmas como Ralph Lauren contrataron sus servicios. Incluso llegó a participar en una llamativa sesión fotográfica con Hello, edición británica de la revista Hola, en la que se mostraba la elaboración de 21 tartas que reproducían sendas portadas emblemáticas de la publicación, una de ellas con la princesa Diana de Gales, lo que, al parecer, se vivió con cierta incomodidad en Buckingham Palace.

Otro de sus proyectos más ambiciosos fue Boomf, una empresa que se dedica a hacer nubes de gominola personalizadas con fotografías, pero sus golosinas no han logrado la aceptación esperada y habría perdido en el ejercicio fiscal de 2016-2017 más de dos millones de euros. Para intentar apagar ese incendio habría pedido un préstamo de 600.000 y el ahora marido de su hermana Pippa, el millonario y gestor de grandes fortunas James Matthews, salió en su rescate al comprar 12.800 acciones de la compañía por un valor de más de 110.000 euros.

James Middleton le debe también a su cuñado su nueva aventura profesional: ahora trabaja como guía turístico para millonarios en Glen Affric Lodge, un hotel rural de lujo propiedad de Dave Matthews, suegro de Pippa, situado en las inmediaciones del lago Ness, en Escocia, y rodeado de impresionantes paisajes en los que ya deben de triscar los cuatro perros propiedad del cuñado del príncipe William, quien ha manifestado que se los llevaría con él y se muestra encantado con este giro vital que le permite estar en pleno contacto con la naturaleza. Aunque, eso sí, sigue dejándose caer con frecuencia por Londres. Esta Navidad la va a pasar en la casa familiar de los Middleton en Berkshire y, según ha declarado a la publicación alemana Leute Heute: “Comeremos pavo, habrá champán y algo de vino”.

El empresario junto a su hermana Pippa.
El empresario junto a su hermana Pippa.Getty

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