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Ana Polvorosa: “Mi desnudo en ‘S Moda’ me hizo sentir muy poderosa”

La actriz madrileña, que acaba de estrenar la tercera temporada de Las chicas del cable, nos recibe en la nueva ‘flagship’ de la firma joyera UNOde50 en plena Milla de Oro.

La última aparición de Ana Polvorosa en esta revista conmocionó a buena parte de la prensa nacional. Quién creciera ante los ojos de los espectadores e hizo de su Lore (Aída) uno de los personajes televisivos más queridos, se desnudaba junto a otras cinco mujeres ante el objetivo de Javier Biosca. Ella, que dice sentirse orgullosa al recordar dicho “acto de valentía”, denunciaba así la cosificación histórica del cuerpo femenino. En el año y medio que ha pasado desde la publicación, el objetivo se atisba más cercano. “Mucho ha cambiado y mucho queda por cambiar”, asegura. Lo que parece perenne es la ocupadísima agenda profesional de la actriz, delatada por un perfil de IMDB sin apenas huecos vacíos. A la recién estrenada temporada de Las chicas del cable se le unirán en breve dos películas: una nueva colaboración con su ‘hermano’ Edu Casanova y otro proyecto que prefiere no desvelar aún al “no estar firmado”. Mientras llegan, Polvorosa nos recibe como embajadora de la firma joyera UNOde50, que inaugura flagship situada en plena Milla de Oro madrileña. Así fue nuestro encuentro con ella.

Sara, tu personaje en Las chicas del cable, es “un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer”. ¿Se ha reflejado con fidelidad este tema en la ficción nacional?

La transexualidad se ha tocado muy poco tanto en la televisión como en el cine, y es necesario que se cuente. Al hacerlo consigues normalizarlo y verlo con otros ojos. Necesitamos que de una vez por todas haya libertad de expresión real y cada uno sea lo que quiera ser.

Hubo una gran polémica a raíz del papel de Paco León en La casa de las flores. ¿Qué opinas de las quejas de los actores transexuales que afirman que ellos no tienen opción de conseguir estos roles?

Tengo poco que opinar, la verdad. Somos actores y los actores interpretamos personajes. No hay que añadir mucho más.

En abril de 2017 protagonizaste un desnudo para esta revista que tuvo una gran repercusión en los medios. ¿Cómo lo viviste?

Emocionada, feliz y contenta. En primer lugar, fue un acto de valentía por mi parte al acceder, pero una vez que lo vi publicado me pareció muy interesante, con unas fotos increíbles de Javier Biosca. Me sentí muy poderosa, con un lado reivindicativo que tenía muchas ganas de mostrar. Lo que hablábamos antes: no tener miedo a expresarte.

El motivo del reportaje era el de denunciar la cosificación de la mujer y del cuerpo femenino. ¿Hemos avanzado algo?

Hay un movimiento muy potente que sí está cambiando las cosas. Todavía queda mucho que hacer, pero es importante la unión, que todos –tanto hombres como mujeres– avancemos en ese camino.

Para compartir las fotos con tus seguidores de Instagram tuviste que pixelar tus pezones. ¿Qué opinas de esta política?

Me da mucha rabia. En Instagram ves fotografías y vídeos de cosas muy desagradables, de agresiones a animales… y eso no está bloqueado. Enseñas un pezón de género femenino y te censuran la foto. Es una injusticia, no está bien.

Empezaste muy pequeña a actuar, ¿has notado cambios en la industria en este tiempo?

Mogollón. Por ejemplo, con el tema de las plataformas. ¿Quién nos iba a decir que íbamos a hacer una serie que se viera a la vez en todo el mundo? Si me lo cuentan hace diez años no me lo creo.

¿Se respira ahora un ambiente menos heteropatriarcal que cuando empezaste?

Yo me solidarizo con todas las compañeras que lo han sentido así, y les doy mi apoyo, pero afortunadamente no he sufrido ninguna situación violenta en la que me haya podido sentir ofendida. He tenido esa suerte.

Ana Polvorosa posa en la tienda madrileña de UNOde50.
Ana Polvorosa posa en la tienda madrileña de UNOde50.UNOde50/Cordon (797/David / Cordon Press)

¿Qué piensas de esta leyenda sobre los llamados ‘niños prodigio’ que lo tienen luego muy difícil cuando se convierten en adultos?

Es complicado. Cuando empiezas muy pequeño estás creciendo y la fama desorienta, por eso es importante la gente que te rodea. He tenido suerte porque he crecido en una familia muy normal, muy humilde y con unos principios básicos muy buenos. Me dan mucha pena esas personas que se desvían, es fácil hacerlo. A nivel emocional y psicológico esta profesión es complicada.

Se ha publicado que sufriste acoso escolar a raíz de tu trabajo en la televisión y tuviste que cambiar de colegio.

Bueno, no diría acoso. Se metían conmigo sí, pero como se podían meter con cualquiera. No me sentí acosada. Cambié de colegio por varios motivos.

¿Mereció la pena?

Por supuesto. Mis padres al principio no me apoyaban nada, me veían una niña. Mi madre me inculcó dos cosas: no iba a dejar de estudiar y no iba a perder mis valores. “En el momento en el que los pierdas, esto se acaba”, me dijo. Las cosas se fueron dando bien y con el tiempo comenzaron a ayudarme para conseguir lo que quería y lo que tengo a día de doy: poder vivir de mi profesión.

Se dice que la corrección política está acabando con el humor, que chistes que se hacían antes no se pueden hacer ahora. Tú estuviste 9 años en Aída

Sí, llegaban denuncias de todas partes.

¿Somos excesivamente sensibles o la sensibilidad ha cambiado?

No sé si ha cambiado, lo que sí sé es que la vida hay que tomársela con un poco de calma y tranquilidad. Ya tenemos bastante con las enfermedades, temas políticos… Yo no me ofendo casi nunca, tengo una actitud bastante positiva. Hay que ser menos egocéntricos, no pensar que todo gira en torno a uno mismo.

Han pasado cuatro años del final de la serie. ¿Cómo es tu relación actual con ‘la Lore’?, ¿seguís en contacto?

(Ríe) Sí, seguimos en contacto. Los personajes que interpretamos tienen algo de tu persona, de tu esencia y energía. Siempre formará parte de mi vida.

Las chicas del cable en Netflix se estrena simultáneamente en cientos de países. ¿Añade eso una presión extra?

A mí, no. Me preparo todos los personajes con la misma responsabilidad y respeto.

¿Has notado esa repercusión global en tu día a día?

En las redes. Te llegan mensajes desde diferentes países. Es un poco surrealista. El anterior verano estuve en Los Ángeles y es verdad que había gente que me reconocía. Me sentí muy rara. Pensaba… «¿cómo se me reconoce aquí?».

¿Qué diferencias hay entre trabajar para una plataforma de streaming o para una cadena generalista?

Lo he notado, sobre todo, en el tema promocional. Han venido fotógrafos y equipos desde Estados Unidos. Uno de ellos, en la primera temporada, había hecho las campañas de Narcos y Stranger Things. La promoción está hipermegacuidada y es muy variada, hay muchas acciones.

¿Estás más tranquila al no tener que preocuparte por la audiencia de la serie al día siguiente?

Cuando he hecho otras series para las cadenas generalistas te encontrabas a la mañana siguiente esperando impaciente para ver qué audiencia había tenido. Ahora ya no lo hago.

Eres embajadora de UNOde50. ¿Qué valoras antes de unir tu imagen a una marca?

Sobre todo, sentirte identificada. Es importante que sea algo que realmente utilizarías en tu vida y te sientas unido a ello. Por ejemplo, en UNOde50 hay muchas joyas que me pondría en mi día a día. Aunque yo siempre he sido de joyas muy comedidas, me animaron a ponerme pendientes más grandes y me encantan sus piezas doradas, que son las que me van mejor.

¿Tienes alguna joya que guarde un significado especial?

Tengo una cadena con un ‘diamantito’ que no me la quito. Y me lo compré yo, no fue un regalo. Me gusta porque es como si no llevara nada. Es lo que más busco en una joya, que no la sientas.

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