Susanna Hoffs (The Bangles) o la admiración por la rockera de 62 años que no envejece

Todo empezó como suele empezar todo ahora, desde la primera cicatriz en una relación sentimental hasta la súbita caída de un consejo de ministros: con un tuit que se salió de madre. “Susanna Hoffs, vocalista y cofundadora de The Bangles, 62 años”, fueron las escuetas palabras de una publicación que se convirtió en viral con más de 38.000 ‘me gusta’ y otros tantos miles de réplicas por las imágenes que acompañaban al texto. Eran un par de fotografías de la cantante californiana sobre el escenario, guitarra en mano, durante un concierto en un festival de música en 2014. Y tal ha sido el impacto y eco de sus retratos que la intérprete de éxitos pop como Walk Like An Egyptian o Manic Monday, que convirtieron a The Bangles en una de las formaciones de mayor reconocimiento en la década de los ochenta, ha vuelto de manera inesperada a la primera línea de la opinión pública por su aparente rechazo a envejecer, dejando claro que la ‘llama eterna’ de su canción más conocida (Eternal Flame) no era ninguna figura retórica.

Durante la última semana las redes sociales se han henchido de comentarios ingeniosos o cariacontecidos sobre el aspecto imperecedero de la cantante, que sigue luciendo la misma tez tersa y radiante que en su juventud. “¿Si Susanna Hoffs y Paul Rudd tuvieran un niño, ¿llegaría a envejecer alguna vez?”, fabula un tuitero en el hilo de respuestas que acompaña al tuit viral. “¿Tendrá un retrato (a lo Dorian Gray) guardado en algún armario?”, pregunta otro, y un tercero reconoce un “flechazo adolescente” que dura ya más de 30 años. No faltan, por supuesto, las alusiones a Jordi Hurtado ni las comparaciones más o menos crueles entre quienes consideran que “con 25 ya lucen bastante peor que ella”, pero lo cierto es que su sex appeal ya la llevó a ser incluida por revistas como Complex en una de esas –innecesarias– listas de las 20 cantantes más atractivas de la historia de la música.

Más allá de unos buenos genes y de su historial como bailarina de ballet en su juventud, las claves ofrecidas por Hoffs para conseguir el secreto de la eterna juventud residen en una alimentación sana y consciente –nada de alcohol o tabaco ni comer delante de la televisión–, un trabajo que le permite seguir activa –“dar un concierto no es solo cantar, sino todo el movimiento y la energía sobre el escenario”– y una pasión casi religiosa por las largas caminatas diarias que defiende como esenciales para su equilibrio mental y físico. “A mis amigos suelo decirles que la mejor dieta es tener un buen audiolibro que solo puedes escuchar mientras caminas o haces ejercicio”. En el plano profesional, su música sigue vigente y el pasado 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense, tuvo el honor de amenizar los tradicionales fuegos artificiales en la cadena CNN con un concierto conmemorativo en el que desplegó todo su repertorio de clásicos.

El meteórico ascenso de The Bangles, que pasó de los primeros ensayos en el garaje de los padres de Hoffs en 1981 a llenar estadios en apenas cuatro años, las llevó a situarse como el grupo puramente femenino más exitoso de la música estadounidense hasta la fecha, solo por detrás de Las Supremes. Siguiendo la herencia de formaciones rock-punk como The Go-Go’s o The Runaways, pero dotándolo de un sonido a caballo entre el pop británico y la new wave, la banda desafió la dictadura testosterónica en una industria que las obligaba a enfrentarse a sesiones fotográficas con peticiones sexistas como “hacer como que nos enrollábamos las unas con las otras o tener una pelea de almohadas en pijama”. Ya en una entrevista ofrecida en 1991, y que la propia Hoffs ha rescatado en sus redes este pasado mes de julio, la vocalista se lamentaba por ser cuestionada continuamente por ser mujer. “Es estúpido porque nosotras nos consideramos músicos, pero todo el mundo nos veía como ‘mujeres músicas’. Durante muchos años pensamos que éramos una banda como cualquier otra, pero a lo largo del tiempo nos dimos cuenta de que desafortunadamente hay mucho machismo en este negocio. Da igual lo fuerte que luches contra ello, la gente ve a las bandas femeninas de una forma selectiva y discriminatoria”.

La formación pop, compuesta por la cantante californiana, las hermanas Vickie (guitarra) y Debbie (batería) Petterson y Michael Steele (bajo), anunció su disolución en 1989, pocos meses después de cosechar su mayor triunfo profesional con Eternal Flame por la supuesta guerra de egos surgida a causa del cada vez mayor protagonismo de Hoffs. Después de que la carrera de esta en solitario no terminara de despegar, volvieron a grabar y girar juntas nueve años después, y durante todo este siglo han publicado sencillos esporádicos, un par de álbumes y ofrecido diferentes conciertos. La vocalista está casada desde 1993 con el cineasta Jay Roach, director de películas como Austin Powers, Los padres de ella o el Escándalo, con quien tiene dos hijos.

Pese a la admiración que despierta su físico, la californiana ha denunciado el edadismo y la “fijación en la juventud” como un problema a erradicar en la cultura estadounidense. “A menudo hablo con amigas de mi misma edad sobre cómo parece que tenemos una fecha de caducidad grabada en nuestras frentes. Cuando pasamos los cuarenta o los cincuenta es como si nos convirtiéramos en invisibles (…) Yo me siento aliviada de haber pasado de los cincuenta, estoy disfrutando mucho de este momento de mi vida”, alegó, poniendo como ejemplo a la actriz francesa Catherine Deneuve como icono de la madurez “vital y sexy”.