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¿Son los famosos comprometidos con el medio ambiente unos eco-hipócritas?

En su faceta pública se muestran comprometidos con el medio ambiente. En su vida privada puede que no sea así.

The Honest company
Cordon Press
Héctor Llanos Martínez

La mansión de la heroína del reciclaje Gisele Bündchen no parece tan sostenible como sus actividades públicas. Y otros famosos, como Jessica Alba o Sting, crean negocios en torno al compromiso medioambiental. Las incoherencias de la gran mayoría de las “eco-celebridades“ cuestionan si el glamour está reñido con el activismo verde. ¿Hasta qué punto tienen la obligación  o el poder de trasladar a su entorno profesional la conciencia ecológica que exhiben en su vida personal?

Se les acusa de sumarse a una moda que surgió hace cinco años con el ascenso de popularidad del ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, y su documental Una verdad incómoda. Un sector crítico ve en sus acciones un simple interés promocional muy alejado del genuino compromiso, pero asociaciones como Greenpeace no dudan en contar con ellos para algunos de sus proyectos, como la reciente campaña para salvar el Ártico.

Y es que su colaboración, por superficial que sea, es suficiente para estas asociaciones ya que apela a la condición de animal social del ser humano. “Presenciar actitudes ecológicas ya sea por parte de un famoso, un amigo o un vecino provoca un efecto contagioso“, explica el sociólogo Anthony Giddens a Climate Week, proyecto británico contra el cambio climático.

Jessica Alba combina su faceta ecológica con su maternidad y acaba de ser galardonada por ello en los Environmental Media Awards. Frustrada al no poder encontrar los productos adecuados para sus dos hijas, creó The Honest Company una empresa que ofrece productos para el hogar y para el cuidado de bebés que son “seguros, ecológicos, estéticos, convenientes y a precios asequibles“, promociona desde su página web. La actriz de Sin City también está relacionada con ONG como Safer Chemicals Healthy Families o Habitat for Humanity.

Ipanema Gisele Bündchen es una línea de chanclas ecológicas que han convertido a la modelo en una de las famosas “verdes“ por excelencia. Ella también ha sido premiada, en el Museo de Historia Natural de Londres. Aunque en realidad resulta difícil imaginar a la brasileña preocupándose por encontrar un material como el Melflex -plástico cien por cien reciclable- que además no deja de lado el lado el factor estético. Su reputación ha llegado hasta el punto de protagonizar su propia serie de animación, “Gisele & The Green Team“, que se emite en Internet a través del canal infantil American Online (AOL).

“¿Qué clase de embajadora medioambiental de la ONU se construye una mansión con seis garajes y ascensor?, se cuestionaba el Boston Herald cuando un paparazzi obtuvo imágenes de la casa aún por terminar. También incoherente resultó la gira mundial del reencuentro de The Police de hace algunos años al no ser precisamente respetuosa con el medio ambiente. El líder de la banda, Sting, creó en 1989 la Rainforest Foundation para proteger las selvas y a las poblaciones indígenas del Amazonas. “El vino es como una bella pieza de música ya escrita“ es una de las frases con las que promociona Il Palagio, su empresa de vinos ecológicos en Internet que también produce aceite y miel.

Comportamientos erráticos que han llevado al británico Daily Telegraph a bautizar a algunas de estas celebridades como “eco-hipócritas“. En su día criticó la incoherencia de Sir Paul McCartney, al transportar en avión su nuevo coche ecológico desde Japón a Reino Unido. Fue un viaje de más de 10.000 kilómetros con una enorme emisión de CO2 que se hubiese ahorrado en gran parte de haberse realizado en barco. El ex Beatle se vio obligado a declarar públicamente “sentirse horrorizado“ por el hecho y recordó que el Lexus LS600H de 100.000 euros era un regalo la compañía automovilística, también encargada de su traslado.

Parece casi imposible compatibilizar la protección medioambiental con actividades profesionales estrechamente relacionadas con grandes multinacionales. ¿Hasta qué punto son las celebridades responsables de poder tomar o no las mismas decisiones en la industria del entretenimiento que las que toman en su vida privada?

La australiana Cate Blanchet parece haberlo conseguido. Prescinde de la energía eléctrica en su hogar de Sydney, que se autoabastece con paneles solares. La actriz ha logrado imponer el mismo sistema para la Compañía Teatral de Sydney, de la que es directora artística.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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