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Rosa Montero: «Mi calzado preferido son unas Dr. Martens»

La escritora confiesa que disfruta de la moda, aunque no compra marcas caras, y que en su armario, lleno de ropa y de recuerdos, lo único que no tiene cabida son los zapatos de tacón.

Rosa Montero

Desde hace años, es uno de los referentes de la literatura española. Escritora y periodista, Rosa Montero deslumbra ahora a los lectores con La ridícula idea de no volver a verte (Seix Barral), un ensayo poético en el que habla del dolor de la pérdida desde la serenidad y la esperanza.

Ha viajado por todo el mundo. ¿Dónde le resultó más difícil vestirse?

Sin ninguna duda, durante una visita al polo Norte para hacer un reportaje. Íbamos a soportar temperaturas de 36º bajo cero.

¿Y cómo se equipa uno para semejante reto?

Con capas y capas de ropa térmica, y por encima un abrigo de mutón, viejo y enorme. En los pies, unas botas muy raras, dobles, con un forro de fieltro grueso y luego la bota en sí, con unas suelas especiales para el hielo.

¿Y pasó la prueba sin contratiempos?

Hasta cierto punto, porque nadie me había avisado de que a partir de los 20º bajo cero el plástico se hace trizas, y al poco de llegar escuché un ruido rarísimo que venía de mi bolso de piel: el forro había estallado después de congelarse.

¿Le gusta la ropa?

Sí, me gusta. De joven, como no tenía dinero para invertir en moda, hacía mis propios jerséis. Menos mal que era la época de los pulls mini y tardaba poco en tejerlos.

Dígame una prenda que se haya comprado con mucha ilusión.

Hace años, un abrigo negro de George Rech, una pieza elegante, cómoda y muy bonita.

¿Lo conserva?

Ojalá. Lo llevé el día que presenté Historias de mujeres en el Círculo de Bellas Artes y me lo robaron. ¡Me dio tanta rabia!

¿Guarda ropa que ya no se pone?

Sí. Confieso que me cuesta deshacerme de las prendas que he usado mucho, porque todas llevan asociado algún buen recuerdo.

Hábleme de alguna.

Una chaqueta china de color azul brillante que me compré hace 30 años en Londres, en Monsoon. Y un jersey con capucha de punto de seda gris que tiene más de 20 años y que siempre llevaba en la mochila cuando iba al monte, porque no pesa nada y abriga mucho.

¿Es de las que disfruta ir de compras?

Sí, pero no. Más que ir de compras, me divierte encontrar cosas que me gustan cuando voy paseando. Ver algo bonito en un escaparate, entrar, probarme y comprarlo. Y lo hago mucho. Por fortuna, no soy de marcas caras, o estaría arruinada.

¿Qué es lo más bonito que tiene en su armario?

Creo que un chaleco de seda marrón con un motivo azul que me pongo muchísimo.

¿Alguna manía a la hora de vestirse?

Jamás salgo de casa sin pendientes. De hecho, en alguna ocasión me ha pasado y he tenido que entrar en la primera tienda que veo y comprarme cualquier cosa sencilla. Sin pendientes me siento desnuda.

Nunca se ha puesto…

Un vestido largo. He estado en alguna fiesta de gala, pero como soy escritora supongo que se me permite el estilo bohemio.

Hábleme de sus zapatos.

Tienen que ser cómodos, porque soy muy andarina. Voy caminando a todas partes, así que necesito un buen calzado plano y de suela gruesa. Mis preferidos son unas botas de Dr. Martens negras con unas rosas rojas bordadas que me compré hace seis años y que, pese a haberlas usado bastante, están como nuevas.

Entonces me imagino que nada de tacones.

Nada de nada. Los detesto, no los entiendo y ni siquiera creo que sean unos zapatos elegantes. Caminar con tacones me resulta muy artificial.

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