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Renate Reinsve, ‘La peor persona del mundo’: «Una mujer viviendo el sexo así no debería ser un tabú, debería estar normalizado»

Tras su premio en Cannes por ‘La peor persona del mundo’ , la actriz noruega está llamada a ser una estrella.

La actriz Renate Reinsve.
La actriz Renate Reinsve.Janne Rugland

En Noruega, un país privilegiado, lleno de oportunidades para sus habitantes, utilizan la expresión “soy la peor persona del mundo” cuando alguien ha sido incapaz de lograr lo que se esperaba de él teniéndolo todo a su favor. Eso es lo que le pasa a Julie, la protagonista de La peor persona del mundo, la película de Joachim Trier que empezó su recorrido en el Festival de Cannes y ha acabado con dos nominaciones a los Oscar. La comedia romántica recoge la tradición de la screwball comedy (comedia alocada) para lidiar con la crisis de identidad de una veinteañera caótica que se va buscando a sí misma entre relaciones amorosas. Un papel que el director noruego escribió para Renate Reinsve (Noruega, 34 años), 10 años después de haberle dado su primera oportunidad en Oslo, 31 de agosto. Ella es Julie, la razón del éxito de la película, en Cannes se alzó con el premio a mejor actriz y de ahí han salido ya una nominación al Bafta, un contrato con Louis Vuitton y propuestas de trabajo. Una fama internacional que casi se le escapó, porque como su personaje, durante un tiempo ella se sintió la peor persona del mundo. “Literalmente, el día antes de que me llamara Joachim para ofrecerme el papel había decidido dejar la interpretación”, admite desde su oficina improvisada en la caseta del jardín de su casa en Oslo. “Empecé en la interpretación buscando papeles como este, pero durante años me encontré con personajes planos. Ahora, por fin, estoy leyendo grandes guiones de directores de todo el mundo. Y ahora espero continuar en la profesión”.

Desde que en julio ganó en Cannes a ahora con la promoción en EE UU, ¿se ha acostumbrado a la atención?

Ha ido todo tan rápido… Por suerte, estas Navidades pude descansar y fue cuando todo me golpeó. En este momento te diría que estoy muy feliz y eufórica. Y, finalmente, estoy aceptando todo lo que me ha pasado, pero me ha llevado un tiempo darme cuenta, esto es muy grande para mí.

¿Ha podido pensar qué quiere hacer a continuación?

Tengo algunas ofertas y tengo que decidir. Estoy como Julie, mi personaje, me cuesta tomar decisiones [se ríe]. Veremos qué viene.

¿Hollywood está llamando a su puerta?

Sí, ya he tenido algunas conversaciones interesantes. No puedo contar demasiado, pero espero que se materialicen algunas cosas.

Julie es alguien que todos hemos sido en algún momento. ¿Cómo de cerca se siente de ella?

Creo que es una mujer muy complicada, es tantas cosas a la vez… Cuando leí el guion me sentí muy cerca, pensé que Julie era muy cool, muy divertida, pero también una mujer triste, avergonzada de sí misma, que se enamora fácilmente y va de un lado a otro. Es muy lista y con talento, pero lucha por aceptarse, y en eso también me sentí cerca. Aunque estoy en desacuerdo en otras cosas.

¿Como en qué?

Para mí es demasiado egoísta a veces. No quiere tener hijos, y yo sí [cuando aceptó el proyecto, Reinsve descubrió que estaba embarazada, y por la interrupción de la pandemia, dio a luz antes del rodaje], aunque puedo entender que la gente no quiera. Es importante hablar del tema, está bien no tener hijos y tratar con respeto esa idea.

La crisis de identidad, la obsesión por el éxito y definir quiénes somos, qué queremos, ¿es algo muy de esta generación?

No lo sé. En mi caso ha sido una larga lucha. Empecé a ir a clases de interpretación porque la chica más cool de la clase iba, pero me enamoré de ello porque tuve una infancia muy dura y en el teatro podía explorar por qué la gente se comporta así con otra gente. Nunca me sentí muy aceptada de pequeña y decidí ser actriz para conseguir aprobación, eso es lo que me movió durante mucho tiempo. Pero después de unos años de terapia, esa ambición se fue y empecé a interpretar personajes con los que encontraba más paz. Supongo que este trabajo te permite ir retratando estados de tu propia vida.

Desde fuera, pensar en dos hombres de 40 años escribiendo así sobre una mujer más joven… ¿no le creó cierta desconfianza?

Joachim estaba muy nervioso cuando me dio el guion exactamente por lo mismo, y por eso insistió en que era muy importante mi perspectiva. Él y Eskil Vogt, su coguionista, solo querían explorar con respeto y profundidad sobre un ser humano para el que una parte de su identidad es ser mujer. Pero había algunas cosas que me descolocaron y que hablamos mucho. Por ejemplo, desromantizamos un poco el personaje de Aksel, su novio, que parecía más fuerte que Julie por saber expresarse mejor, pero ella también lo es desde su vulnerabilidad y su caos, eso es lo que la hace libre.

¿También tuvo algo que decir en las escenas de sexo?

Hablamos muy pronto de eso. Queríamos que tuviera el control de su sexualidad y la viviera libremente. Las escenas de sexo eran importantes para contar la historia de las relaciones con sus parejas. Y queríamos un sexo real, desordenado, no glorificado. Julie no se avergüenza de su sexualidad, es muy libre y ella controla. Una mujer hablando del sexo así y viviéndolo así no debería ser un tabú, debería estar normalizado, pero aún es difícil hablar de ello.

¿Ha aprendido algo de este personaje?

Este papel ha cambiado mi vida. La mejor lección que se puede sacar es aprender a aceptarte a ti misma, tal como eres. Se trata de encontrar felicidad dentro de cada uno, hallar ese espacio dentro de ti. Por eso es una comedia romántica muy moderna, ella se encuentra a sí misma, no a otro hombre. Quizá llegue otro más adelante, pero lo importante es ella, y eso me encanta.

¿Y ya es feliz, ha encontrado ese lugar?

Probablemente, va a ser siempre una lucha. Ahora mismo me lo estoy pasando tan bien, estoy disfrutando mucho, pero por supuesto esta pandemia es un reto para todos y todo tipo de relaciones, y creo que todos estamos más enfrentados con nosotros mismos porque pasamos más tiempo solos. Da miedo encontrarse y da miedo perder el control, pero también es saludable, es un proceso.

En términos prácticos, su vida ya ha cambiado. La moda, por ejemplo, es ahora parte de su vida [es embajadora de Louis Vuitton].

Es un mundo curioso. Conocí a Nicholas Ghesquière y me parece un genio, y además es muy cinéfilo. Gracias a ellos, he conocido a Isabelle Huppert, y las prendas que me han dejado esta temporada son pequeñas obras de arte. Pero es complicado porque la industria de la moda es nociva para el medio ambiente. Creo que las marcas son conscientes y quieren cambiarlo, pero les está llevando demasiado tiempo. Así que aunque estoy metida en este mundo por el trabajo, intento llevar ropa de segunda mano y ser más sutil en mi vida diaria.

Renate Reinsve, vestida de Louis Vuitton.
Renate Reinsve, vestida de Louis Vuitton.Udo Salters / Patrick McMullan / Getty Images (Patrick McMullan via Getty Image)

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