3 de 21
En cuanto al maquillaje, desde el principio ha mantenido una línea constante, inclinándose por resaltar la mirada con tonos neutros como marrones y negro, alargando el ojo y evitando redondearlo. "Sabe muy bien lo que le favorece y de ahí no hay quien la mueva", opina Antonio Romero, estilista de la agencia Ana Prado. La tez la lleva siempre natural, jugosa y con mucha luz. "No ha vivido modificaciones en estos años: mismo colorete y misma estructura ósea a nivel pómulo", afirma Roberto Siguero, National Make Up Artist de Lancôme, firma de la que la madrileña es embajadora. En los labios, la discreción ha imperado con tonos nude. "Arriesga especialmente en el peinado; tanto ella como su estilista, Pablo Iglesias, consiguen dar un toque de tendencia al resultado final", considera Vanesa Suárez, profesional de Esther Almansa. Esa apuesta por el pelo se aprecia claramente en 2003: el tocado fue una constante, tanto a la entrada como sobre el escenario. Primero, con una especie de visera y el pelo recogido en alto.