_
_
_
_
_

Por qué los medios femeninos descubrieron a Ocasio-Cortez antes que ‘The New York Times’

Esta es la historia de una derrota periodística en la que los medios tradicionales tuvieron que reconocer que las webs femeninas y millennial habían ganado la partida.

Ocasio-Cortez en el programa 'The View' de ABC.
Ocasio-Cortez en el programa 'The View' de ABC.Getty

¿Ocasio quién? Esto es lo que se debió oír en redacciones de medios de todo Estados Unidos cuando, en la madrugada del 27 de junio, se confirmó que Alexandria Ocasio-Cortez había vencido en las primarias del partido Demócrata del Bronx y parte de Queens al congresista Joseph Crawley, con casi 20 años en la cámara de representantes. En The New York Times a alguien le encargaron que escribiera un perfil a toda prisa de la vencedora, que arrancó así: “Nunca ha ocupado ningún cargo. Tiene 28 años. Aún paga sus préstamos de la Universidad”. En un párrafo posterior, la redactora Vivian Wang, admitiendo que ella y su medio llegaban tarde, escribió: “Hasta que su victoria la catapultó a la primera línea de la conversación política, la señora Ocasio-Cortez parecía haber encontrado un público más atento en medios como Elite Daily, Mic o Refinery 29, webs asociadas con una audiencia más femenina y millenial, que en los medios tradicionales”.

Más tarde, cuando varios tuiteros, entre ellos la escritora feminista Nona Willis-Aronowitz, señalaron que todos esos medios, además de ser “femeninos” y “millenial” son también “nacionales” (internacionales, de hecho), el periódico introdujo una corrección y sustituyó ese adjetivo por “tradicionales”. En todo caso, era el reconocimiento de una derrota periodística, y las críticas por no haber prestado ninguna atención a esta campaña, que no deja de ser un tema local para The New York Times, vinieron de voces tan autorizadas como la de Jill Abramson, ex directora del periódico, que tuiteó: “Me cabrea que el NYTimes siga preguntándose quién es Ocasio-Cortez cuando debería haber cubierto su campaña. No ver eso es equivalente a no haber visto venir la victoria de Trump en 2016”. Muchos otros tuiteros señalaron que ese párrafo era un ejemplo palmario de desconexión con la realidad.

No sólo Refinery 29, Elite y Mic, tres webs que cómo dice el periódico, cubren temas de sociedad y entretenimiento con un sesgo internetero, prestaron atención a la campaña de la candidata. Splinter la entrevistó, y también lo hizo Vogue un día antes de las elecciones. ¿Olvidó The New York Times mencionar esta cabecera, “tradicional” como pocas, en su mea culpa o la dejó fuera expresamente? Sus lectores pueden desconocer Refinery 29 pero sin duda están familiarizados con Vogue.

El considerado mejor periódico del mundo no está solo en su omisión. Tampoco la CNN, la conservadora Fox News ni la radio pública, la siempre acusada de izquierdosa NPR, le habían dedicado un segundo de su tiempo hasta su victoria.

Cuesta trabajo no trazar el paralelismo con las propias elecciones, en las que el representante del establishment, Joseph Crawley, dio tan poca importancia a su rival que ni se presentó a los dos debates que estaban programados y envió a un subordinado. Irónicamente, la sección de local The New York Times sí notó ese gesto y advirtió a Crawley que quizá los votantes reaccionaban también “enviando a otra persona a hacer su trabajo”.

Se puede ser cínico (y los cínicos casi siempre aciertan un poco) y pensar que el interés de los medios femeninos y millenials en Ocasio-Cortez tiene algo que ver con su aspecto. Con sus hoyuelos marcados, sus dientes blanquísimos y su cuerpo menudo, la candidata demócrata no es exactamente veneno para las cámaras. Se han escrito varios artículos sobre su pintalabios, que se agotó en las tiendas después de que ella misma respondiera en Twitter a varios de sus seguidores que le preguntaban por el modelo (el Beso de la gama Stay all Day Liquid de la marca Stila).

Pero también es injusto achacar a eso la cobertura. La propia historia de la candidata, hija de una puertorriqueña que limpiaba casas, camarera en un bar hasta el mismo momento en que se propuso ganar la candidatura por el distrito 14 es innegablemente noticiosa. Y esos medios que sí se hicieron eco de la campaña de Ocasio-Cortez, particularmente los femeninos, llevan ya mucho tiempo subiendo el cociente político, sobre todo desde las presidenciales que enfrentó a Trump con Hillary Clinton. Se constató cuando al veteranísimo Dan Rather le sorprendió encontrar hace dos años uno de los análisis más lúcidos de la victoria del actual presidente en Teen Vogue, un artículo de la periodista Lauren Duca que explicaba la campaña como una manera de hacer “luz de gas” al país entero, hacer creer a los electores que están locos para convertirlos en dependientes.

Como señalaba Pam Vogel, analista de la web Media Matters, las redacciones  y redes de colaboradores de esas cabeceras digitales tienen, en muchos casos, una ventaja respecto a las “tradicionales”, y es una composición más diversa en términos de edad y procedencia socioeconómica. Tampoco es que estén haciendo un servicio público: si esos medios, que dependen de sus anunciantes y viven pendientes cada segundo del Google Analytics (la herramienta que mide el tráfico digital) publican este tipo de contenidos es porque funcionan. La audiencia de Teen Vogue aumentó en un 250% cuando introdujo su vertical de «News and Politics», que ahora es el primero que aparece cuando se busca la cabecera en Google, por delante de “Belleza”, “Moda” y “Entretenimiento”. La semana pasada, dedicaron tres piezas a la nueva estrella del Partido Demócrata, incluida la del pintalabios.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_