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Natalie Dormer: «El ‘glamour’ austero de los años 40 es una inspiración»

Esta británica de 30 años tiene la televisión a sus pies. Protagoniza la serie The Fades –ganadora de un Bafta– y su personaje en Juego de tronos tiene más protagonismo que en los libros de George R. R. Martin. También fue reina en Los Tudor.

Natalie Dormer

Iba para niña bien. Subcapitana del equipo de netball, estudiante de sobresaliente, delegada de clase, miembro del equipo de oratoria. Pero Natalie Dormer falló una pregunta del examen de acceso a la Universidad de Cambridge (para estudiar Historia) y cambió el rumbo de su biografía. «Estaba desolada y sin un duro», admite. Entonces se empeñó en acceder a una escuela de interpretación. Entró en Webber Douglas, un centro de Londres, a 46,6 kilómetros de Reading, donde creció. En su clase estaba el exnovio de Keira Knightley, Rupert Friend. No le ha ido nada mal: a los seis meses de graduarse, encontró trabajo junto a Keith Ledger. Dormer, de 30 años, interpretó a Victoria en Casanova (2005). La televisión, ese medio que parece vivir una edad de oro, le ha abierto las puertas: Ana Bolena en Los Tudor, Margaery Tyrell en Juego de tronos y ahora protagonista de The Fades, la producción de la BBC que SyFy emite los miércoles en España. La serie ganó un Bafta el mes pasado.

El público relaciona lo sobrenatural con zombis y vampiros, con True Blood y The Walking Dead. Sin embargo, The Fades no trata sobre chupasangres…

Eso fue lo que me sedujo. El público se siente seguro con vampiros y zombis. Los productores también. Saben cómo se matan, cómo se comportan y que triunfan. Son tendencia. The Fades se centra en un nuevo tipo de criatura. Un fade [del verbo apagarse, en inglés] es el alma de un muerto. Jack Thorne [creador de la serie y de Skins] se inspiró en la mitología.

Otro de sus proyectos, Juego de tronos, también alude a la mitología. Su personaje Margaery Tyrell luce unos vestidos entallados con capas aristocráticas muy fantasiosos. Helmut Lang se inspiró en el vestuario de la serie para su colección de otoño-invierno 2012.

Michele Clapton, la diseñadora de vestuario, es maravillosa. Las descripciones del libro no siempre funcionan en pantalla. Los trajes deben hablar sobre la procedencia de un personaje, su personalidad, estatus social… Michele ha innovado mucho. Las ropas de los pueblos del norte se inspiran en los inuits, por ejemplo. El resultado es pura historia y antropología pero con un punto de fantasía. Mis vestidos son los más sobrenaturales y futuristas. ¡Me encantan!

¿Se los pondría para salir a la calle?

No [risas].

¿Qué se pondría?

Los diseños de Nicholas Oakwell. Lo acompañé a la inauguración de la muestra Ballgowns [Vestidos de gala en el Museo Albert & Victoria, Londres]. Tiene un traje expuesto. También me obsesionan los años 40. Trabajé en la obra After Miss Julie. Tenía lugar en Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Adoro esa estética, los labios rojos, el look retro, las faldas lápiz, las melenas con ondas… Es glamour austero, pura sofisticación asequible. En aquella época había racionamiento y las mujeres exprimían lo poco que tenían; una inspiración. Esa filosofía ha vuelto, en Londres se multiplican las tiendas vintage y la gente es más creativa.

No queda más remedio… Fue muy buena alumna. ¿Cree que con la crisis los jóvenes tienen menos oportunidades?

Sí, y lo siento mucho. Lo siento mucho por España. El paro es altísimo… Mi novio [Anthony Byrne, director] es irlandés. La situación es pésima ahí. Muchos amigos se han visto obligados a trabajar gratis o a enlazar prácticas… No es manera de empezar una vida laboral. En cuanto a derechos laborales, parecemos cangrejos. 

Madonna la dirigió en W.E. ¿Qué opina sobre la diva?

Siempre he sido fan. De pequeña bailaba con sus canciones a todo volumen. Me sorprendió su ética del trabajo, su compromiso y su decisión. Fue muy inspirador trabajar con ella. Tiene un sexto sentido para la moda. 

España duplica la media europea en descargas ilegales, uno de los géneros más descargados son las series. ¿Qué opina?

La tecnología es increíble, permite distribuir una obra en todo el mundo. Pero cuando se hace ilegalmente, se perjudica a mucha gente. La música se ha esforzado en buscar alternativas para ganar dinero. El cine y la televisión deberían seguir el ejemplo. Mi chico y yo hemos comprado Apple TV, estamos encantados. Nos funciona porque es instantáneo, da acceso directo.

Antaño practicaba esgrima…

¡Hacía muy buen culo!

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