_
_
_
_
_

Natalia Tena: «El cine infantil necesita una heroína lesbiana»

Mitad española, mitad inglesa, la actriz tiene dotes de libertaria. Reconocida por su trabajo en Juego de tronos, ahora quiere conquistar las series nacionales.

Natalia Tena
Almudena Ávalos y Cristina Pérez-Hernando

«Guiri en todas partes». Así se siente la intérprete que se coló en el reparto de Juego de tronos interpretando a Osha y en la saga de Harry Potter como la bruja Nymphadora Torks. Tena, de padres españoles y nacida en Londres hace 30 años, no había rodado en España hasta el año pasado: 10.000 kilómetros fue su primera película nacional. Con ella ganó el premio a la mejor actriz en el último Festival de Málaga. Ahora está rodando la serie futurista Refugiados, primera colaboración de la BBC y Atresmedia, en la que interpreta a Emma, una madre con secretos. «Prefiero no desvelar más, porque no quiero meter la pata», dice nerviosa, sin soltar su cigarrillo electrónico.

¿Qué le aportó el guión para que aceptara?

Me fascinó y obsesionó absolutamente. Desde que empezamos a rodar, duermo tres horas al día. Siento que si fracasa será mi culpa.

¿Es cierto que acude a los castings sin tener ni idea de a lo que se presenta?

Es verdad que para Harry Potter no me había leído ningún libro y de Juego de tronos no sabía absolutamente nada.

¿Y fue por casualidad vestida de salvaje?

¡Sí! Llevé un vestido muy raro y unas flores en la cabeza que compré en un festival.

Para su papel de Osha tuvo que aprender a despellejar conejos, ¿alguna excentricidad más que debamos sumar en su currículum?

De pequeña rogué para que me desapuntaran de ballet y me dejaran ir a esgrima. Luego aprendí a subirme en un trapecio, a tocar el acordeón y a manejar una pistola. Pero lo de los conejos gana con ventaja. Mientras lo hacía, pensaba en lo orgullosa que estaría mi abuela extremeña. Despellejé 40 en un día. Hacía calor y las moscas acamparon a sus anchas… Un asco.

¿Tienden a darle papeles de mujeres con estilismos poco favorecedores?

Antes sí. En Refugiados hago de madre, y es más normal.

He leído que vive en un barco en Londres.

Me mudo una vez al año porque no me gusta estar mucho tiempo en el mismo sitio, y siempre había querido tener uno… Así que me lo compré. Mi novio me decía que si no sabía conducir ni entendía de nudos cómo iba a manejarlo. Pero yo le replicaba que tenía un sombrero marinero perfecto y que con eso ya me sentía capitán [ríe].

¿Y navega con él?

Hasta mis gatos han logrado aprender a nadar.

En un hogar tan peculiar, habrá poco espacio para la ropa.

Cada vez que me mudo lo regalo casi todo. Tengo pocas prendas, casi todas son prestadas. Lo que más me duele es prescindir de mis libros.

Cuando tiene que ir a un estreno o a un festival, ¿dónde se viste?

Hay una tienda londinense de ropa vintage a la que acudo siempre. Su propietaria se llama Wilma y colecciona piezas alucinantes que van desde los años 30 a los 50. Ella me lo presta todo, pero me cuesta mucho encontrar un vestido que me quede perfecto. Si es de mi talla, no suele coincidir con mis formas. Eso sí, cuando doy con la prenda adecuada, me siento una auténtica princesa y me lo paso en grande.

¿Es coqueta?

Para nada. Aprendí a maquillarme el año pasado por mis amigas, que quieren que sea más «femenina». Lo digo entre comillas porque no creo que eso sea la feminidad. Lo identifico más con una emoción, con la sensualidad y el sentido del tacto.

¿Su icono de estilo?

¡Frida Kahlo! [dice gritando]. Es mi musa desde que tengo uso de razón. Recuerdo que al cumplir 17 años me dejé las cejas como ella.

Ha pedido que haya más desnudos masculinos en el cine.

No entiendo por qué nosotras tenemos que enseñarlo todo siempre y ellos no. Las injusticias respecto a los hombres son inmensas: cobran más y les critican menos por su físico. En 10.000 kilómetros hay una escena de sexo en la que yo estoy con camiseta y él sin nada. Debería haber más así.

¿Se ha sentido discriminada alguna vez?

Cuando empezaba, una actriz mayor me dijo: «Prepárate para hacer de puta o de madre». Y me dije que nunca haría de puta con desnudos gratuitos. Pero los roles de las chicas están cambiando. Incluso en Disney y Pixar. Después de ver Brave, salí del cine diciendo: «Yes!». Ahora solo falta hacer una película para niños con una heroína gay. ¡Una princesa lesbiana!

¿Qué personaje le gustaría interpretar?

Juana La Loca. Creo que fue una mujer muy interesante a la que fastidió su padre.

Tiene un grupo de música, Molotov Jukebox. ¿A qué le da prioridad?

Va por etapas. Estaba centrada en el nuevo disco, Carnival Flower, pero no pude decir que no a Refugiados. Aunque hemos cuadrado agendas para no cancelar conciertos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_