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Naomi Watts: «Quiero probar si tengo lo que hay que tener para la comedia»

Quizá porque la fama le llegó pasados lo 40, es muy celosa de su vida privada. Su último proyecto, compartir cartel con Michael Keaton en Birdman, lo nuevo del director Alejandro González Iñárritu.

Naomi Watts

La princesa de Gales, la española que sobrevivió al devastador tsunami del Sudeste Asiático o la novia de King Kong. Naomi Watts puede con todo. Sin embargo, últimamente ha decidido no tomarse la vida tan a la tremenda. La australiana de origen británico, de 46 años, tiene ganas de reír. De ahí sus dos últimas comedias, St. Vincent, ya en cines, y Birdman (que se estrena el día 9). No son de las de tirarse por los suelos, pero por algo se empieza. Además, repetir a las órdenes del director de cine mexicano Alejandro González Iñárritu podría acercarla por tercera vez al Oscar y, tal vez, hacérselo llegar.

¿Cuál es el ingrediente que convierte un proyecto en una película de Naomi Watts?

Nunca es una sola cosa. Siempre hablamos del director, de los actores, pero luego influyen factores más pedestres como dónde es el rodaje, cuándo, si coincide con la escuela, quién se queda con los niños… Y con mis últimas películas me gustó la idea de hacer comedia. Lo estaba buscando después de papeles tan llenos de angustia como el de Lo imposible.

Primero St. Vincent, ahora Birdman. ¿Se ha vuelto una adicta al trabajo?

Parece más de lo que es. La gran fortuna de ser actor es la cantidad de tiempo que tienes libre. Trabajé 9 días en una y 12 en la otra. Y encima rodando en Nueva York, con lo que podía llevar a mis hijos todos los días al colegio y estar en casa a la hora de la cena. No sabes lo que es eso.

Suena demasiado casera como para ser una estrella. ¿Cómo lleva lo de vivir en la Gran Manzana mientras su marido [el actor Liev Schreiber] rueda la serie Ray Donovan en Los Ángeles?

¡Hay cosas peores! Nos alternamos a la hora del trabajo pero nuestro hogar está en Nueva York. Y no es normal la presión que vivimos todos los días a la hora de llevar a los niños al colegio, con los paparazzi esperando a la puerta. ¡No me puedo creer que la gente siga comprando esas fotos! Pero Los Ángeles es aún peor. Te persiguen en coche y eso es más peligroso.

Dada la fiebre matrimonial que ha sacudido Hollywood este año, ¿se les ha pasado por la cabeza lo de la boda?

Ningún plan. No estamos ni a favor ni en contra. Simplemente vivimos volcados en nuestra familia y ninguno de los dos siente la necesidad de pasar por la vicaría.

¿Recuerda qué le hizo perder la cabeza por Liev?

Su talento. Ése fue el primer flechazo. Pero luego me cautivó su sentido del humor. Así tiene que ser, ¿no? Y su voz. ¡La voz de Liev me derrite!

Una chica afortunada.

Así me siento. Muy, muy afortunada. Mulholland Drive le dio un vuelco a mi vida y a mi carrera y confío en que así siga siendo, toquemos madera. Pero el mayor logro de mi vida es mi familia, mis dos hijos.

Birdman es su segundo filme con Alejandro González Iñárritu. ¿Se siente su musa?

Eso se lo tienes que preguntar a él. Para mí el rodaje fue tan especial como la primera vez. Es alguien muy pasional, además de divertido y adorable. 21 gramos fue su primer trabajo en Estados Unidos. Birdman fue otro tipo de reto, uno que exigió gran concentración y disciplina de todos nosotros, casi como una coreografía en la que tuvimos que hacer encajar todos los elementos de manera fluida. Una experiencia terrorífica y a la vez tan liberadora. Daba gusto ver la cara de alegría de Alejandro cada vez que finalmente conseguíamos completar la toma.

¿Cuál es el término que mejor describe a Alejandro?

Es un gran líder. Me maravilló desde el primer día el nivel de disciplina y respeto que pide a su equipo. Nunca he participado en rodajes más silenciosos que los suyos.

¿Y el que mejor la describe a usted?

¿El humor? Siempre me he tenido por alguien alegre. Por eso quería probar si tengo lo que hay que tener para hacer comedia. Me veo como una persona sonriente y con ganas de aventura. Me viene de familia. De mi madre. Una persona muy positiva que me proporcionó un hogar poco convencional pero lleno de optimismo, moviéndonos de un lado a otro y viviendo grandes cosas. También hubo momentos duros, pero ella siempre supo cómo hacernos ver lo mejor de cada situación.

¿Cuál es la mejor receta navideña?

Me gusta cocinar, pero mi madre es mejor que yo. Su mejor receta, su asado. No fue siempre así, o no lo recuerdo, pero desde que conoció a su nueva pareja se ha vuelto un hacha en la cocina. Se hace cargo del menú navideño todos los años. Esta vez ha tocado Nueva York, pero también me gusta viajar a Australia. Todavía me queda familia por allí.

¿Es de la que disfruta de las Navidades o sale huyendo?

Me encantan estas fiestas en el sentido más tradicional de la palabra, las compras de última hora para los niños, ir a patinar sobre hielo, el árbol, las luces. Me devuelve a mi infancia, a los 14 años que pasé en Inglaterra. Lo de las Navidades en la playa y con langosta que tanto se estila en Australia vino luego y fue todo un cambio. Pero también tiene su punto, no te creas.

¿Se apoya en Internet para acortar distancias?

En las redes sociales, lo mínimo. No tengo Twitter ni nada por el estilo. No siento la necesidad. Solo utilizo Instagram, pero de forma privada, con amigos y familia, para compartir fotos de mis hijos. Como dices, para acortar distancias.

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