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Loreto Mauleón: «Me sentí estigmatizada por venir de ‘Puente Viejo»

Iba para ingeniera, pero la vocación artística pudo más. La burgalesa es referente de la nueva generación de actrices y ha participado en ‘Los renglones torcidos de Dios’.

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Sergio Lardiez

Dice que, si pudiera, se taparía la cara con un cojín cuando se ve en la gran pantalla. “Me da pudor si estoy con gente”, asegura una Loreto Mauleón (Burgos, 34 años) que, a tenor de lo agitado de su agenda, va a mullir con asiduidad el cojín. Tras hacerse un nombre con El secreto de Puente Viejo y subrayarlo con letras de oro gracias a Patria, la actriz ha tomado ahora los cines con Los renglones torcidos de Dios. En ella Mauleón da vida a una impulsiva psiquiatra que desafía el statu quo del sanatorio que transitan también Bárbara Lennie o Eduard Fernández. La burgalesa celebra la oportunidad: “Es como si me hubiera tocado la lotería”. 

Se marchó a Barcelona casi tres meses para rodar esta película. ¿Cómo se gestiona ese paréntesis en la vida cotidiana? Fue muy intenso, pero me encantan estas experiencias. Es una especie de campamento, te conviertes en niña otra vez y te sumerges más en el proyecto al alejarte de tu centro. También necesito volver, la distancia se nota.

¿Los renglones de su carrera se han torcido mucho?
Los renglones de cualquier actriz nunca son muy rectos. He tenido momentos mejores y peores, y si hablo con mis compañeros me doy cuenta de que todo el mundo está igual. A pesar de que no han sido renglones regulares, me siento afortunada.

Se hizo un nombre en Puente Viejo. ¿Existe un estigma sobre los actores que proceden de seriales?
Yo sí lo sentí. Cuando hablaba con alguien y decía de dónde venía, de alguna manera ya no era tan importante. Nunca me afectó demasiado porque sabía que había sido mi escuela, pero me da pena que en la profesión se maltrate a las series diarias por toda la gente que trabaja en ellas.

Tras el reconocimiento de Patria, ¿consigue más papeles?
Sí que ayuda. Noto que hay más confianza porque tengo un papel grande que me avala de alguna manera. Pero esta profesión siempre es de pico y pala, hay que currárselo y no está mal que sea así. Siempre intento estar con los pies en la tierra, quizá en exceso.

Es ingeniera civil. ¿Se puede querer a las ciencias y a las letras a la vez y no estar loca?
Efectivamente. A los 18 años estaba perdida cuando elegí qué quería hacer. En la universidad se me cruzó la interpretación y pensé: “Este va a ser mi renglón torcido”. No me costaba nada ir a trabajar a la seis de la mañana y en cambio acudir a clase por la tarde era una losa. Pero me gustan las dos cosas.

¿Le sirvió de algo la titulación en su oficio?
Creo que me ha dado orden. Esta profesión es inestable, te da alegrías, pero también momentos difíciles y mi cabeza cuadrada me ha servido para estar centrada y relativizar un poco todo.  

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