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Lillian Hellman, la mujer que se comió el siglo XX

A los 30 años de su desaparición el nombre de Lillian Hellman sigue ribeteado de acentos míticos. El libro ‘Una mujer con atributos’ reúne las memorias de la escritora.

Cover Lillian Hellman
Corbis

Su figura adquiere tintes legendarios cuando se repasa su biografía a lo largo del siglo XX. Lillian Hellman (1905-1984) escritora, autora teatral de éxito, periodista de primera línea, le tocó vivir un presente convulso y en primera persona algunos de los grandes acontecimientos históricos del pasado siglo: de la Guerra Civil española a los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial, de la eclosión del Hollywood dorado de los años treinta a la lucha por los derechos civiles; un itinerario vital recogido ahora en el libro Una mujer con atributos (Lumen) que reúne sus dos primeros libros de memorias, Una mujer inacabada (1969) y Pentimento (1973) y que cerrará con Tiempo de canallas (1973).

Cuando en 1977 el director Fred Zinnemann llevó a la pantalla las memorias de la escritora en la película Julia el rostro de la autora teatral quedó para siempre unido al de la actriz Jane Fonda, una traslación que sin duda mejoraba sustancialmente el físico original. El rostro de Hellman, raíces familiares sureñas y judías centroeuropeas, se hallaba bastante alejado de las armoniosas facciones de la actriz americana y más cerca de sus antepasados germánicos. La película recogía, entre otros episodios, una de las etapas más significativas de la escritora, su relación con el escritor y maestro de la novela negra, Dashiell Hammet –aquí interpretado por Jason Robards– y con el que viviría una larga relación sentimental con intervalos de separación (a causa principalmente del alcoholismo del escritor) hasta la muerte de Hammet en 1961.

Jane Fonda como Lillian Hellman en ‘Julia’.

Lillian Hellman y Dashiell Hammet formarán una de las parejas más brillantes y deseadas a caballo entre los escenarios de Hollywood y los bares de moda de Nueva York de los años treinta y cuarenta. Novelas como El halcón maltés, La llave de cristal y Cosecha roja convierten a Hammet en un escritor de éxito mientras su libro El hombre delgado adaptado para la pantalla y protagonizado por la pareja de detectives Nick y Nora Charles –en el cine William Powell y Mirna Loy– y la fox-terrier Asta da lugar a una popular saga cinematográfica inventando de paso un nuevo género entre la comedia sofisticada y el cine negro. Y todo ello regado por generosos Martinis Dry y diálogos chispeantes. El personaje de Nora, la sofisticada e independiente compañera del detective guardaba bastantes similitudes con Hellman y su relación Hammet. Como recuerda la escritora en sus memoria: “Era bonito ser Nora, casada con Nick Charles, tal vez uno de los pocos matrimonios de la literatura moderna en que el hombre y la mujer se cae bien y se divierten estando juntos”.

Nacida en Nueva Orleans, Lillian Hellman vivirá el ambiente familiar de la alta burguesía sudista que más tarde retratará implacablemente en la obra teatral The Little Foxes o La Loba (William Wyler, 1941) en su adaptación para la pantalla y donde la autora ajustaba cuentas con su linaje materno. Una herencia familiar (burguesía de Nueva Orleans, por parte materna, y judíos liberales emigrados a los Estados Unidos, por la paterna) que ha quedado desvelada en las memorias entre la mirada curiosa y a la vez crítica de una niña en tránsito hacia la adolescencia. Mucho más emotivos son sus apuntes biográficos sobre ese mundo de criadas y niñeras negras que velarán el hogar familiar a lo largo de su vida.

Junto a los abundantes retratos familiares Una mujer con atributos recoge sus encuentros  –y también desencuentros– con personajes como Ernest Hemingway, Francis Scott Fitzgerald, el magnate del cine, Samuel Goldwyn o la escritora Dorothy Parker, una de las plumas más ingeniosas y ácidas de la literatura americana de entreguerras. Compañeras en el Hollywood de los años treinta, Parker y Hellman compartirán ideales progresistas, literatura y buenas dosis de alcohol. Entre los recuerdos, Hellman relata una divertida anécdota protagonizada por Dorothy Parker durante el funeral de su marido, Alan Campbell. En el velatorio una señora se le acerca a la escritora y ahora viuda: “Querida, dígame si puedo hacer algo por usted”. A lo que la Parker le responde: "Búsqueme otro marido”. Ante la cara ofendida de la señora, Parker, mirándola dulcemente le apostilla: “Perdone, entonces tráigame un pan de centeno con queso y jamón y díganles que se guarden la mayonesa”.

‘Una mujer con atributos’ recoge sus encuentros y desencuentros con personajes como Hemingway, Francis Scott Fitzgerald, Samuel Goldwyn o Dorothy Parker.

Cortesía de Lumen

Lillian Hellman conocerá su primer gran éxito teatral con la obra The Children’s Hour (1934) donde trata algunos temas bastante insólitos para la época como la intolerancia, el lesbianismo o el ejercicio de una moral represora. La obra vence todos los obstáculos de la censura y es adaptada para la pantalla con el titulo de Esos tres (William Wyler, 1936). El mismo Wyler se encargara veinticinco años después de volverla a trasladar a la pantalla, ahora sin tantas cortapisas ni restricciones con Audrey Hepburn y Shirley McLaine en el papel de las dos profesoras que ven su mundo afectivo, social y profesional derrumbarse a partir de la falsa acusación de una alumna.

Prototipo de la escritora independiente e ideología radical, Hellman se comprometerá a lo largo de su vida con las diferentes causas y defensas libertarias que se cruzan en su camino. La Guerra Civil española, como ocurre con otros escritores y personajes de la cultura americana, acabará señalando su vida. Hellman viaja a un país en guerra para dar testimonio de los hombres y mujeres que luchan por defender la República y los ideales democráticos frente al fascismo. La mujer sofisticada que deslumbraba a la hija de Dashiell Hammet con su armario solo para guardar zapatos, convive durante meses con soldados y brigadistas internacionales compartiendo su comida y sus heridas.

Como su compañero, Dashiell Hammet, abrazará los ideales de la América progresista de los años treinta aunque sin llegar a militar como otros escritores en el Partido Comunista. Una adhesión ideológica que pagará con la famosa 'Caza de brujas' que desencadena el senador McCarthy en los años cincuenta contra todo el movimiento intelectual izquierdista. Hellman pasará a formar parte de la lista negra y como otros guionistas de Hollywood su nombre queda vetado. Ante el Comité de Actividades Anti-Americanas declara: ”No puedo recortar mi conciencia para ajustarla a la moda de este año”. Peor suerte correrá Dashiell Hammet que acabará en la cárcel por negarse a delatar a sus compañeros en el Comité de investigación. ”No permito que ni los policías ni los jueces me digan qué creo yo que es la democracia”, le confiesa a su compañera antes de entrar en la cárcel.

Lillian Hellman y el director de cine William Wyler.

Corbis

La vida de Hellman no estará exenta de polémicas como el largo contencioso judicial que mantendrá con la también escritora Mary McCarthy, la autora de El grupo. Una dolorosa polémica entre las dos escritoras que se inicia cuando McCarthy en un popular programa de televisión afirma que “todo lo que escribe Hellman, incluido la “y” y el “el” es mentira”. La querella entre las dos escritoras dará lugar décadas después a la comedia musical Imaginary Friends que pasa con más pena que gloria por Broadway.

Luces y sombras sobre un personaje como las trazadas por la hija de Dashiell Hammet en la biografía sobre su padre cuando escribe: “Mi actitud hacia Lillian oscilaba entre la admiración y la indignación. Cada vez que pensaba en la Lillian manipuladora, mentirosa e irascible, recordaba también a la Lillian graciosa, generosa”. Para Jo Hammet “la única solución es pensar en Lillian como en el colesterol, hay colesterol bueno y colesterol malo, a menudo no concuerdan, pero están en el mismo cuerpo”.

En su primera entrega de memorias, Lillian Hellman se identificó como “una mujer inacabada”, para la segunda entrega buscó el símil del término artístico Pentimento para rescatar esos recuerdos y vivencias que han quedado desvelados, fragmentos de la intensa y sin duda extraordinaria vida de una mujer que defendió su independencia y compromiso por encima de todo. Unos pocos meses antes de morir el escritor Dashiell Hammet, Lillian Hellman le comenta: “Nos ha ido muy bien, ¿no crees?”. A lo que Hammet responde: “Muy bien es una expresión excesiva para mí. ¿Porque no decimos simplemente que nos ha ido mejor que a la mayoría?”.

Jo Hammet comparó a Lillian con el colesterol: «Hay colesterol bueno y colesterol malo, a menudo no concuerdan, pero están en el mismo cuerpo”.

Corbis

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