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Kirsten Dunst: «Si fuera el fin del mundo, llevaría un Dolce & Gabbana»

La protagonista de la última película de Lars von Trier ha madurado y reconoce ser más sensata y segura de sí misma.

Kirsten Dunst
Gtres

El mundo se acaba y a Kirsten Dunst solo le preocupa su boda. Es lógico. Al fin y al cabo el planeta Tierra solo se acerca a su recta final en Melancolía, de Lars von Trier, su última película, esa por la que se alzó con la Palma de Oro a la mejor actriz en Cannes. De niña, esta neoyorquina con sangre alemana, que ahora se acerca a los 30, le hincó el diente a varios dráculas enamorando a Brad Pitt, Tom Cruise y Antonio Banderas en Entrevista con el vampiro. Y de adolescente nos encandiló a todos como la novia de Spiderman. Ahora ha cambiado de tercio, más seria en su trabajo y mucho más divertida en persona, aunque la procesión va por dentro. Tras su sonrisa se esconde una persona de alma frágil que ha sido víctima de la depresión. Eso sí, con las agallas suficientes como para reconocer públicamente el grito de ayuda que pidió y por el que fue ingresada en el centro Cirque Lodge. En él, afirma, se sometió a una «vida sedada» como cura.

¿Es usted una persona melancólica?

Soy alguien por lo general optimista, de las que ve el vaso medio lleno. Pero el mal de amores es algo que nos afecta a todos y, si te toca, mejor abrazarlo con todas tus fuerzas: es preferible dejarse llevar por él, porque evitarlo puede ser mucho peor. Mi consejo es que llores con todas tus ganas.

¿Habla por experiencia?

Siempre hay una historia de amor frustrado, pero yo prefiero no obsesionarme y seguir a la búsqueda de alguien honesto con las cosas claras y por supuesto que me adore (risas).

Fue muy valiente al reconocer que había sufrido una depresión…

Hubiera preferido no tener que hablar, es muy privado, pero entiendo que pueda servir de ayuda a otras personas.
Melancolía habla de algo más drástico, del fin del mundo.

¿Puede imaginarse un momento así?

Aunque no me gustaría que llegara, yo me quedaría en casa con mi familia, cocinando lo que nos apetezca, el mejor champán y buena música. Si esto se acaba, mejor hacerlo con estilo.

¿En su casa de Los Ángeles o en la de Nueva York?

En Nueva York puedo sentirme como una persona normal, lejos de la industria. Pero hace mucho frío en invierno y Los Ángeles me encanta. ¡Hay tantos sitios donde ir! Sobre todo la región de Big Sur, uno de mis lugares preferidos.

¿Y cuál sería el modelito, la comida, la música que Kirsten Dunst elegiría para el momento?

¡Comida! Me encanta el tema. No cocino, pero soy genial pidiendo a domicilio. Me chifla la carne, la fruta. ¡Las moras! Muy europeo, ¿no? ¿Música? Los Miserables, mi musical preferido. ¡Ya me gustaría que me contrataran en la película que está preparando! ¿Qué más? Moda. Me gusta todo lo vintage. No sé, un Dolce & Gabbana como el que llevo hoy. Claro que siempre me echan una mano en estas cosas. Lo de arreglarse lleva mucho trabajo (risas). ¡Yo sola no voy mucho más allá de lavarme la cara todas las noches antes de meterme en la cama!

En su próximo cumpleaños, apagará 30 velas. ¿Tiene algo planeado?

¡Cómo me iba a olvidar! Lo malo es que cumplo años el mismo día que mi abuela y en 2011 ya celebramos sus 90 con una fiesta que parecía el concierto de Coachella pero en el patio de mi casa. ¿Cómo superarlo? Conozco un hotel, el Deejen, que fundó un criminal danés hace años y es barato y acogedor. Quizá lo reserve entero, invite a mis amigos y monte un concierto en la biblioteca Henry Miller que está al lado. Es un buen plan, ¿no? Hay que disfrutar del tiempo que nos queda (risas).

¿Es ese sentimiento de carpe diem el que la ha mantenido alejada del cine estos últimos años?

Está claro que no soy la adicta al trabajo que era antes. Prefiero entregarme a proyectos que realmente significan algo para mí. Todavía estoy esperando a Pedro Almodóvar. Me encantaría trabajar con él. Es un director con talento con el que estoy dispuesta a interpretar un papel que deje huella. Quiero hacer películas de las que la gente hable. Y disfrutar del tiempo libre cuando no ruedo. Antes no era tan capaz de decir «no», pero ahora me siento más serena y segura.

¿Cuál es su opinión sobre el matrimonio?

Nos fijamos en los bodorrios que salen en las revistas, los de la gente famosa o los de las películas. Pero no es mi ideal. Eso no significa que no quiera casarme, pero supongo que primero tengo que sentir que lo hago con la persona adecuada.

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