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Juanjo Puigcorbé: «Por suerte, la gente cuida la indumentaria en los estrenos»

Puede hacer una lista razonada de sus firmas favoritas, pero a veces se deja liar y acaba con cosas imposibles, «como una chaqueta de poeta lánguido».

Juanjo Puigcorbé

Asegura que últimamente le cuesta mucho encontrar su lugar en la moda. «Igual que me cuesta dar con música que me guste». A lo mejor es que no le queda tiempo; a Juanjo Puigcorbé se le acumula el trabajo. Ha estrenado La chispa de la vida, acaba de rodar Ni pies ni cabeza con Antonio del Real, tiene sobre la mesa ofertas para televisión y para teatro y está grabando episodios de Amar en tiempos revueltos. Dice que no le gusta disfrazarse, pero en los últimos tiempos se ha vestido para el cine «de Poncio Pilato, de Juan Carlos I y de Felipe II».

¿Le interesa la moda?

Me interesaba más antes. Ahora estoy un poco más despistado. Mi pareja, Lola Marceli, es quien está a la última. Pero reconozco que tuve una época en la que no perdía de vista las tendencias.

¿Se compraba muchas cosas?

Muchas y muy distintas. Me acuerdo de unos zapatos verdes y de unos pantalones amarillos. Y lo peor: una americana muy llamativa, negra y granate, con un estampado de paramecios. Imagínate, ni Jack Nicholson.

¿Y qué fue de esa víctima de la moda?

En la vida se evoluciona. Supongo que se me pasó la excentricidad.

¿El mundo del espectáculo enseña a vestirse?

Enseña a usar algunas cosas. Yo descubrí las corbatas gracias a una obra de teatro en la que hacía de gánster y me acostumbré a llevarla puesta. Me di cuenta de lo cómodas que son en invierno y lo bien que protegen del frío.

¿Tiene muchas?

Bastantes. Pero las voy renovando. Me gustan discretas o tipo gánster.

Una compra que lo haya dejado satisfecho.

Ahora mismo, dos camisas que me compré en Estados Unidos, una blanca y otra negra. Son de sport, pero tienen botonadura y pechera tipo esmoquin. Casual smart, you know?

¿Tiene uno?

Esmoquin, quiero decir. Tres. Y es lo que me pongo cuando voy a los Goya. Por suerte, ahora la gente cada vez cuida más la indumentaria para asistir a estrenos o a actos sociales. Hubo una época en la que parecía que quedaba bien ir desastrado.

Si tuviese que quedarse con un momento en la historia de la moda, ¿cuál elegiría?

Los años 50 y el principio de los 60. No hay nada más elegante que el look de los actores de Mad Men. En el rodaje de Amar en tiempos revueltos, otros actores y yo nos hemos reencontrado con esa ropa. Y estoy encantado.

¿Qué es lo más bonito que hay en su armario?

Un abrigo de Armani con el corte de la época Beatle. Antes compraba muchísimo en Armani, pero ahora ha empezado a entallar las chaquetas, a ceñirlas y acampanarlas, y ya no me gusta.

¿Qué elige para calzarse?

Me gustan los Lotusse, que son zapatos bien hechos y comodísimos. También los ingleses abotinados. A mí me empezaron a gustar las botas a raíz del rodaje de Mi hermano del alma, porque era el calzado que llevaba mi personaje.

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