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Irina Shayk: «No pretendo ser un ejemplo para nadie»

Tiene uno de los cuerpos más deseados, pero no quiere ser idealizada. Se confiesa cristiana y cree que toda mujer debería ser madre.

Sabe que la gente observa su cuerpo en lencería en las marquesinas de medio mundo. Cada milímetro de su piel es sometido a examen a diario; pero la presión no va con ella: goza de uno de esos privilegiados metabolismos antichoque. Tras una larga sesión de fotos que dura toda la mañana, Irina Shayk pide comer algo. Tortilla de patata, minihamburguesas, nuggets de pollo, medianoches, patatas fritas y jamón serrano. «¿Refresco light o normal?», pregunta su agente. «¡Normal!». Sin tonterías. Después, se quita el batín con negligencia y muestra a la cámara su cintura, igual de fina que antes del condumio. Estas son las cosas que desesperan de las modelos. «No pretendo tener un cuerpo perfecto ni ser un ejemplo para nadie», responde. «Cada mujer es bella. La gente no debería idealizar a otros, sino aceptarse a sí mismos y ser felices», dicen sus labios sensuales.

La charla tiene lugar en la que fue la casa de Jardiel Poncela, en pleno centro de Madrid, y que la decoradora Heloísa Málaga ha recuperado con gusto exquisito. No pasa desapercibido a los ojos de Irina, que acaricia la tapicería de su sillón de época con interés meditado. Ya ha olvidado que solo la cubre un conjunto de Intimissimi, la firma de la que es embajadora.

¿Cómo lleva lo de verse en ropa interior por la calle?

Tomé la decisión consciente de hacer publicidad para marcas de lencería. Me preparé para ver mis fotos por todas partes e imaginar a la gente mirando mi cuerpo. Puede ser raro a veces, pero no es para tanto.

¿Cuál es el secreto de su piel perfecta, aparte de la juventud [26 años]?

Bebo mucha agua y procuro mantenerme alejada del café, por más que hoy ya me he tomado dos tazas: ¡estoy muerta de sueño! En cuanto a cosmética, uso buenas cremas y trato de comprar productos naturales. Cuando no trabajo no llevo maquillaje, me siento cómoda con la cara lavada. Y, por último, me protejo del sol. Por más que la vitamina D es buena para la piel, los rayos ultravioleta envejecen mucho la dermis.

Y ¿cómo consigue ese tono de piel?

Aunque yo nací en Rusia, mi padre es tártaro, que es un pueblo turco, con la piel más olivácea.

Cuando lleva algo más que dos piezas, ¿cuáles son sus marcas favoritas?

Me encantan Dolce & Gabanna, Elie Saab, Dior y Chanel. Pero lo más importante es que la ropa te haga sentir sexy y que sea única. No tienen por qué ser prendas caras. De hecho, adoro la ropa vintage, porque consigues piezas irrepetibles por muy buen precio. Puedes comprar chaquetas de los años 60 o de los 40 y pagar poco más de 20 euros.

¿Qué es lo último que ha comprado?

Un top de Oscar de la Renta vintage maravilloso. Es para volverse loca y nadie más lo tiene, pero no pagué tanto.

Además de sus tiendas de ropa antigua, ¿qué otros lugares disfruta en Nueva York?

Mi madre es música y yo estudié algo de danza contemporánea, así que me gusta ir a algún espectáculo de Broadway, como El Rey León.

¿Le gustaría participar en un musical; se ve como actriz?

Trabajo como modelo desde hace cinco años y me encanta lo que hago. Creo que el de actriz es un trabajo igualmente duro. Una no se levanta un día por la mañana y es intérprete. Creer eso sería una falta de respeto. Y yo admiro a la gente del cine.

¿De quién es usted fan?

Mi director favorito es Woody Allen, porque creo que sus películas dan de qué hablar, te dejan un poso y se alejan del típico final feliz de Hollywood. La que más me ha gustado es Match Point.

¿Cómo lleva lo de sus fans?

No me googleo ni leo prensa amarilla. Prefiero los libros. Ahora leo sobre la dinastía Romanov. Pero creo que cuando se tiene éxito en un trabajo siempre hay que ceder algo. En mi caso es la privacidad. No es algo que me haga sentir mal. Tengo mis espacios, como mi apartamento que, aunque esté en pleno Manhattan, es un lugar apartado del mundo. Enciendo una vela, pongo música y me siento segura.

Sujetador y culotte de encaje, ambos de Intimissimi; chaqueta de Moschino Cheap & Chic, pendientes de Grassy, collar de oro y diamantes de Cartier, pulsera de Nicol’s.

Álvaro Beamud Cortés

Admite que está preocupada por la situación en Rusia. No quiere que la lejanía geográfica la desvincule de su patria y de su historia. Por eso, lee sobre la revolución de principios del siglo pasado y también siguió las recientes elecciones con atención. «Vi el vídeo en el que rellenaban las urnas con papeletas de Putin. No soy quién para hablar de política. Solo espero que todo se resuelva de forma honesta y de la mejor manera para el pueblo. Todos los países tienen la opción de renovarse, Rusia también».

No parece usted la típica novia de futbolista.

La gente opina mucho. En mi negocio tienes que mantenerte fuerte, segura de ti misma y de tu carrera. La verdad, no me importa lo que piensen de mí. Intentan encasillarme, pero no puedo permitir que nadie me diga lo que debo o no debo hacer. Simplemente, sigo adelante con mi vida como quiero que sea.

¿Cómo es su relación ideal?

Para mí, una pareja comienza con el respeto. Si falta, no se puede mantener una relación. Y como mujer diría que necesito mucha atención, presencia, pasión y… ¡flores!

¿Quiere ser madre en un futuro?

Creo que todas las mujeres han venido a este mundo para ser madres. Así es como nos creó Dios: todo empezó con Adán y Eva. No conozco a ninguna mujer que no quiera ser madre. Y yo estoy muy implicada con los niños. Tengo una ONG en Moscú que facilita el acceso a la sanidad y a los medicamentos a niños huérfanos o con familias sin recursos.

¿Es usted cristiana?

Sí, lo soy. No voy a misa todos los domingos, pero sí creo en Dios. En este negocio, además, te rodeas de demasiada gente de mentira.
Por eso es sano creer en algo bueno y positivo.

Corsé de Intimissimi (43 €); pendientes (1.000 €) y collar (5.000 €), todo de Grassy.

Álvaro Beamud Cortés.

Top de Rochas, braguita de Intimissimi, zapatos de Giuseppe Zanotti, pendientes y anillo, todo de Grassy; gargantilla de Love is the Guts by Reyes Muelas, reloj de Vendôme y pulseras con perlas blancas y negras, ambas de Nicol’s.

Álvaro Beamud Cortés

Sujetador y chaqueta, ambos de Dolce & Gabbana; culotte de Intimissimi, pendientes de Grassy, collar con perlas de Nicol’s, collar de coral de Bárcena.

Álvaro Beamud Cortés

Sujetador de Intimissimi, falda de Jil Sander, colgante de Nicol’s, pendientes de Vendôme. En la mano izquierda, pulsera de oro con diamantes de Vendôme. En la mano derecha, brazaletes rígidos de Bárcena.

Álvaro Beamud Cortés

Rebeca de Paule Ka, conjunto de sujetador y culotte de Intimissimi; pendientes de Grassy, collar de Bárcena, reloj de Vendôme.

Álvaro Beamud Cortés

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