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Hombres en el tocador

¿Cómo se sienten seis varones entre las herramientas de maquillaje femeninas? Así lo han vivido.

Mario Picazo cover

La masculinidad ya no es lo que era. Incluso en España, el mito del «macho ibérico» se diluye y ya son muchos los hombres que se atreven a romper con los estereotipos de otras épocas. Hoy les seduce el poder disfrutar de su lado femenino sin ver comprometida en absoluto su virilidad. Para ejemplo, este reportaje, en el que hemos animado a seis varones a someterse a un experimento liberador: ser protagonistas de una de las prácticas más habituales en la vida de una mujer, el maquillaje. Los resultados han sido sorprendentes.

«¿Pero solo me vais a maquillar un ojo?», pregunta entre irónico e indignado el cantante David Bustamante. Está en plena promoción de su último trabajo, Mío, y se muestra encantado con su ojo perfilado con eyeliner de tinta y rematado con unas largas pestañas postizas. «A todos nos produce curiosidad el maquillaje y vestirnos de mujer; siempre queremos saber cómo se nos ve así», confiesa mientras le envía a su mujer una fotografía con su nuevo look. Un comentario que remata Juanma López Iturriaga, exjugador de baloncesto, columnista deportivo en EL PAÍS y comentarista en el programa de radio Hoy por hoy de la Cadena Ser. «Para un tipo como yo, que ha comentado la final de un mundial disfrazado de geisha por una apuesta, esto ha sido un juego de niños».

A nuestros invitados, el maquillaje no les es cien por cien ajeno. Sus profesiones –la música, el teatro, el cine, la televisión o el arte– les han obligado en algún momento a aplicarse una base de color sobre el rostro. Pero ninguno de ellos había llegado tan lejos. El meteorólogo Mario Picazo, que nos ofrece cada noche la información del tiempo desde Telecinco, dedica todos los días cinco minutos a los pinceles y las polveras. «Estoy acostumbrado a estas cosas, pero reconozco que me siento extraño con el efecto tan sexy de unos labios rojos». Algo similar le sucede a Rafael Álvarez, El Brujo, inmerso en una gira por España con distintos monólogos. En uno de ellos, Las mujeres de Shakespeare, aparece vestido con un miriñaque blanco. «Me gusta esta indagación en la laca de uñas porque es discreta y contemplativa, no es histriónica», afirma. Por su parte, Sergio Peris Mencheta, que llega del rodaje de una serie sobre Isabel La Católica mientras triunfa en Tierra de lobos, vive todo el proceso con la máxima naturalidad. «Todos tenemos una parte masculina y otra femenina», reflexiona. «Recomiendo a los hombres que se maquillen como una mujer. Pero no solo como un acto lúdico, sino también para descubrir su parte más delicada, frágil e intuitiva». Actualmente, y hasta el 20 de noviembre, el actor dirige la obra Incrementum en la Sala Mirador de Madrid. «Es una comedia de una hora y cuarto, muy antisistema, con seis actrices estupendas y un músico iluminado».

Por su parte, Rafael Doctor –que actualmente comisaria una exposición para el Canal de Isabel II de Madrid sobre el artista Juan Gatti, entre otros variados proyectos– no dudó en encontrar un hueco en su apretada agenda para explorar los confines de su lado masculino. «Asociamos colorete a la mujer y estamos educados para esconder nuestra parte femenina. Pero todo son construcciones que aceptamos sin un pensamiento consistente y, precisamente por eso se pueden deconstruir fácilmente si nos ponemos a ello», asegura. Doctor rompió tabúes con el brillo de un iluminador. El resultado final le entusiasmó.

Un neceser propio. Las firmas de maquillaje son conscientes de esta nueva masculinidad que no teme al qué dirán. Las más visionarias han lanzado ya líneas exclusivas para hombre, aunque sus productos estrella siguen suponiendo una tímida aproximación al tocador femenino. Los polvos bronceadores de la gama Monsieur de Jean Paul Gaultier son la referencia más vendida. «Con un par de brochazos la mala cara se esfuma», explica Sonsoles Blanco-Hortiguera, directora de Marketing de la firma. El producto con menos éxito de la gama es el lápiz marrón de cejas, y es que la dificultad en la aplicación es un escollo que los varones no parecen estar muy dispuestos a superar. La comodidad lo es todo para ellos y, aunque ya se reconocen abiertamente coquetos y presumidos, no tienen la intención de dedicarle más de unos minutos al día a su rostro. La crema hidratante es el básico diario de los protagonistas de este reportaje. Y el deporte, con más o menos moderación (David Bustamante y Mario Picazo, a diario; Juanma López Iturriaga, tres o cuatro veces por semana…), es la forma de cuidarse que logra un mayor número de fieles.

Pero la gran pregunta es: ¿a los hombres les cuesta reconocer que, en verdad, sí les gustaría maquillarse? María Borrás, directora de Comunicación de Guerlain, que lanzó hace años los polvos Terracotta Men, lo tiene claro. «Muy pocos utilizan herramientas propias del maquillaje, y quienes lo hacen no lo confiesan públicamente». Sonsoles Blanco-Hortiguera añade: «Aún existen muchos prejuicios, y no solo por parte del hombre, sino también de la mujer». Curiosamente, este no fue el caso de la actriz Paula Echevarría, esposa de David Bustamante, a quien le encantó la imagen renovada de su marido. Incluso llegó a pedirle que se maquillara los dos ojos y se fuera así a casa…

Además de modelos voluntariosos, los seis hombres que nos han acompañado en esta sesión han demostrado ser excelentes observadores del sexo opuesto. Rafael Doctor confiesa que evoca su infancia cada vez que huele un esmalte de uñas o la hidratante de Helena Rubinstein que su madre utilizaba cuando él era un niño. Juanma López Iturriaga todavía recuerda el momento en el que se dio cuenta de que su hermana llevaba máscara de pestañas: le causó auténtica sensación. Mario Picazo tardó tiempo en comprender qué hacía su madre tanto tiempo delante del espejo. El Brujo nunca olvidará la imagen de una de sus primas, a quien siempre observaba fascinado mientras ella se pintaba los labios. «Era rubia y tenía ojos azules; con el carmín, la escena era todo un despliegue de colores», revive. La madre de Sergio Peris Mencheta no era muy amiga de la cosmética, pero eso no impidió que su hijo le robara las cuatro cosas que tenía para disfrazarse con un amigo. «Éramos Fernanda y Sergia, ¡me encantaba!».

En cuanto a iconos maquillados, todos tienen un «referente a seguir». Rafael Doctor piensa en David Bowie, «sobre todo en la época de Life on Mars», y en Elizabeth Taylor; por la mente de Juanma desfilan los Kiss y Sue Ellen, la protagonista de Dallas; El Brujo se queda con la sensualidad de Marilyn Monroe; Sergio Peris Mencheta admira los labios suavemente pintados de su amada Julia Roberts, y David Bustamante elige la belleza natural de la modelo Valeria Mazza.

La opinión es casi unánime: en la vida real les atraen las mujeres maquilladas de forma muy sutil, sin «efecto máscara», como describe Picazo. A todos menos a Doctor. «Me resultaba muy sexy la línea negra, muy gruesa, que Amy Winehouse lucía sobre los ojos como seña de identidad».

Definitivamente, maquillarse también es cosa de chicos. Quizá no lo practiquen con tanta frecuencia como las mujeres, pero de la materia podrían hablar largo y tendido. Nuestros protagonistas dejan claro que los límites entre masculinidad y feminidad están para traspasarlos.

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