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Un bar, 18 años de encuentros y un divorcio: el periplo de amor entre Bruce Springsteen y su corista, Patti Scialfa

A pesar de que el músico se casó con la actriz y modelo estadounidense Julianne Phillips, al poco tiempo se dio cuenta de que su verdadera alma gemela estaba dentro de su propia banda.

Bruce Springsteen cantando con Patti Scialfa, en una imagen de 1984.
Bruce Springsteen cantando con Patti Scialfa, en una imagen de 1984.Getty

Como Bruce Springsteen desveló en su exitosa autobiografía, Born to Run, publicada en español en 2016 por Penguin Random House, esta «es una historia inusual de dos personas que han estado girando en círculos una alrededor de la otra, tocándose tangencialmente y con cautela durante dieciocho años, antes de conectar». El rockero hace referencia nada más y nada menos que a Patti Scialfa, la artista que en 1984 ingresó como corista de su mítica E Street Band y que el 8 de junio de 1991 pasó a ser su segunda esposa. La suya, décadas después, continúa siendo una historia de amor y profesional de esas que bien merecen ser contadas. Sin embargo, no cabe duda de que al apodado como El Jefe le costó asentar la cabeza porque, tal como él mismo rememoró en esas páginas, «a los dos años de estar en una relación simplemente se acababa. En cuanto intimidaba con alguien hasta el punto de sacar a la luz mi fragilidad, yo ya no estaba. Carpetazo, todo terminaba y yo volvía a la carretera, metiendo en mi bolsa otro final triste. Rara vez era la mujer en sí de lo que huía. Tuve muchas novias encantadoras que me importaban y a las que yo importaba. El problema era lo que ellas pulsaban en mí, la exposición emocional, las implicaciones de una vida de cargas familiares».

Antes de con Patti lo intentó con la actriz y modelo estadounidense Julianne Phillips, quien se convertiría en su primera esposa en 1985. En aquel momento el músico no solo saboreaba las mieles del éxito tras el bombazo que supuso su álbum Born in the U.S.A., sino que de repente se convirtió en un personaje público que acaparaba las portadas de la prensa del corazón de la época por motivos que poco tenían que ver con sus triunfos musicales. Aun con esas, lejos de lo que proyectaban ambos de cara a la galería, tras darse el sí quiero su vida conyugal no fue tan de color de rosa como se esperaba.

Bruce Springsteen y Patti Scialfa en los tiempos de The E Street Band.
Bruce Springsteen y Patti Scialfa en los tiempos de The E Street Band.Getty

Sobrepasado por las dudas, el propio Bruce relató cómo una noche, cenando con Julianne en un restaurante de Los Ángeles, sus inseguridades y sus fantasmas personales le jugaron una muy mala pasada: «Mientras charlábamos educadamente a la luz de las velas, con las manos cogidas, una parte de mí intentó convencerme de que ella simplemente me estaba usando para prosperar en su carrera o para conseguir… algo. Nada más lejos de la realidad, Julianne me amaba y no había en ella ni una pizca de malicia o de interés por aprovecharse de mí. Una vez más, el temor de ‘poseer’ algo, de permitir que alguien entrase en mi vida, alguien que me amase, hacía sonar una miríada de campanas y silbatos y motivaba una feroz reacción. Me convertí en hipersexual, luego en asexual, sufrí múltiples ataques de ansiedad y pasé de una punta del gráfico de la miseria humana a la otra, mientras todo el tiempo trataba de ocultarlo. Estaba aterrado, pero no quería asustar a mi joven esposa. Fue un modo equivocado de manejar el asunto y generó una distancia psicológica entre nosotros justo en el momento en que intentaba dejar que alguien entrase en mi vida». Aquello, visto ahora en perspectiva, realmente estaba abocado al desastre.

Cierto es que Patti, con apenas 17 años, en 1970 contestó a un anuncio de un diario para sumarse a la banda de Springsteen. De hecho, hablaron por teléfono y él gentilmente le dijo que «viajábamos muchísimo y que mejor que siguiera en el instituto». Y, asimismo, cuatro años más tarde, esta vez en persona, Bruce volvió a darle una respuesta negativa porque, aunque «era encantadora y muy buena, al final nos quedamos con nuestra formación de siempre». Por capricho del destino, sus caminos volvieron a cruzarse en 1984 en la sala de conciertos The Stone Pony de Asbury Park. Después de verla cantar el Tell Him de The Exciters, no dudó en acercarse a entablar una conversación con aquella pelirroja que ya le era familiar. «Nos conocimos, flirteamos, tomamos una copa y nos hicimos amigos. La noche terminaba con ella en mi regazo. A eso de las tres de la madrugada la dejaba en casa de su madre; unas sonrisas, un beso en la mejilla, un ‘nos vemos en el club’ y la noche llegaba a su fin». A pesar de la tensión sexual que había entre ambos, su historia no prosperó porque el autor de Hungry Heart oficialmente estaba con Julianne. Eso sí, tras aquel reencuentro, lo que sí que consiguió Patti fue formar parte de la E Street Band escasos días antes de arrancar la maratoniana gira de Born in the U.S.A. A la tercera fue la vencida.

Bruce y Patti en una gira en 1988.
Bruce y Patti en una gira en 1988.Getty

En una noche de septiembre de 1987, pocas semanas antes de editar Tunnel of Love, todo cambió. Aprovechando que Julianne se encontraba en un rodaje, “yo me quedaba en Nueva Jersey y volvía gradualmente a mis antiguos hábitos, los bares y las salidas nocturnas, pero aquello no era vida matrimonial. Fue durante uno de esos periodos cuando Patti y yo nos juntamos con la ostensible excusa de trabajar nuestros ‘dúos’”. Como pueden imaginarse, ensayar no ensayaron mucho.

Bruce Springsteen y Patti Scialfa en un concierto acústico en 2005.
Bruce Springsteen y Patti Scialfa en un concierto acústico en 2005.Getty

«Tras diecisiete años de encontrarnos esporádicamente, más de dos años trabajando juntos, flirteando en broma, llegó un momento en que miré a Patti y vi algo diferente, algo nuevo, algo que se me había escapado hasta el momento y que nunca antes había experimentado. Al principio me dije que era algo pasajero. No lo era. Era ‘ese’ algo. El secreto no duraría mucho y se lo conté a Julianne en cuanto comprendí lo serio que era lo mío con Patti, pero no había salida digna o elegante para aquello», narró en las ya mencionadas memorias. Lógicamente, Bruce dio el paso de divorciarse y empezar una nueva etapa con su corista. «Cuando nos casamos, Julianne era joven y su carrera estaba empezando, mientras que yo, con treinta y cinco años, podía parecer ya una persona realizada, razonablemente madura y bajo control, aunque en mi interior seguía siendo emocionalmente poco desarrollado y secretamente inaccesible. Ella es una mujer de gran discreción y decencia y siempre me trató, a mí y mis problemas, de forma honesta y con buena fe, pero, al final, realmente no supimos solucionarlo y le fallé como pareja y como esposo», apostilló al respecto.

Pese a que después de casarse con Patti «hubo muchos duelos emocionales, el ocasional producto de belleza volando por los aires y muchas discusiones», en el libro Springsteen se abrió en canal acerca de los verdaderos motivos por los que, más allá de sus tres hijos en común, en la actualidad siguen siendo una de las parejas más sólidas de la industria: «Pusimos a prueba nuestra capacidad para aguantar las inseguridades del otro, duramente. Y fue algo bueno. Podíamos pelear, sorprender, decepcionar, animar, abatir, ser inflexibles, claudicar, dañar, curar, volver a pelear, amar, recomponer, y luego volver a la carga otra vez. Ambos estábamos destrozados en muchos aspectos, pero confiábamos en que, con trabajo, nuestros pedazos rotos volverían a encajar de una manera que podría crear algo factible, maravilloso. Y así fue. Creamos una vida y un amor para una pareja de forajidos emocionales. Esa similitud es algo que nos ata y nos une estrechamente». Y que les dure.

Patti Scialfa y Bruce Springsteen durante el ‘Jersey 4 Jersey,’ una conexión benéfica que realizaron durante la pandemia para recaudar fondos.
Patti Scialfa y Bruce Springsteen durante el ‘Jersey 4 Jersey,’ una conexión benéfica que realizaron durante la pandemia para recaudar fondos.Getty

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