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Gran Wyoming: «Cuando mis amigos ven algo hortera dicen: para Wyoming»

La publicación de su último libro, No estamos locos (Planeta), es una excusa para que confiese su estilo: cuanto más llamativo, mejor.

Gran Wyoming

Azote de políticos desde la tribuna de El intermedio, cómico, actor, showman, médico, escritor, músico… El Gran Wyoming, como siempre, tiene mucho que decir.

Por favor, hablemos de sus tirantes.

Ah, no son cosa mía. Me los puso el director del programa y se sometió a votación con la audiencia. Y como la audiencia es cruel y a veces disfruta humillando, pues hala.

Y a usted, ¿cómo le gusta ir vestido cuando puede ponerse lo que quiere?

Tengo un diseñador de cabecera que se llama Levi Strauss. Llevo 40 años usando los pantalones 501. Me compré el primer par cuando tenía 18 años.

¿Y el toque personal?

Eso lo doy con las camisas. Cuanto más llamativas, mejor. Debo de ser la reencarnación de algún caribeño, porque me gustan chillonas, con palmeras, loros y eso. Cuando viajo por África me da gusto ver a todo el mundo vestido de colores. El color en la ropa da alegría y vida.

¿Tiene muchas camisas de esas?

Muchísimas. De hecho, es el uniforme de mi grupo de rock. Todos los integrantes llevamos camisas hawaianas.

Habrá quien no entienda bien esa pasión suya por los motivos tropicales.

Mucha gente. Un día, en un bar, se me acerca uno y me dice: «Esa camisa que llevas es absurda». Así, sin más.

¿Y qué llevaba puesto la persona que le dijo eso?

Una camisa de rayas. Por cierto, como todos los que estaban en el bar. Yo respeto las modas, pero no me siento en la obligación de seguirlas. Y en España somos mucho de uniformarnos. En Estados Unidos un tío se viste de Elvis y a la gente le parece normal, y aquí te pones una camisa rara y dicen que eres un ser patético.

Ya ha dejado claro que va a su aire, pero dígame qué época de la moda le interesa más.

Me gusta el estilo de los mod. Y también el de la década de los años 60, el estilo Beatle. Las chaquetas con botones, los pantalones pitillo, los botines… Los botines me encantan, tengo muchos pares.

¿Cuáles son sus preferidos?

Unos color corinto que compré en una tienda de Tirso de Molina, en Madrid, donde hacen calzado para los bailaores de flamenco. Y otros de piel de cocodrilo teñidos de azul que llevé en la presentación de un disco de El Cigala. Esa noche causé sensación.

Confiese un capricho en forma de ropa.

Las camisas tejanas con botones de clip y las que van bordadas. Tengo una espectacular que tiene un Cadillac en la espalda y dos guitarras eléctricas.

¿Dónde compra todas esas cosas?

En una página web. En nuestro país es difícil encontrar cierto tipo de prendas, y por esa razón durante mucho tiempo contemplé la idea de montar una tienda de ropa con diseños propios donde se vendiese ropa de estilo rockabilly, mod, camisas tropicales…

¿Qué fue de ese proyecto?

Un amigo me dijo que uno no debe meterse en negocios de los que no entiende. Pero tenía hasta el nombre: Rop and Roll.

¿Sus amigos le regalan prendas?

Sí. Ser tan extravagante tiene sus ventajas para los regalos. Cuando ellos ven algo hortera dicen: «Para Wyoming».

¿Diría que es usted elegante?

Es que no lo soy. Lo mejor que puedo decir es que soy casual wear. Y tardo nada en vestirme.

Nunca se pondría…

Unas sandalias con un par de calcetines negros.

¿Recuerda cuál fue la primera pieza de ropa que se compró por gusto?

Sí. A los 13 años me dejaron ir solo a comprar unos zapatos que me hacían falta, y volví con unos de colores. En mi casa fliparon. Y mis amigos los bautizaron como «los zapatos tecnicolor». Los niños se reían, pero ya entonces a mí me daba igual.

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