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Nikolaj Coster-Waldau: «Tengo un gran ego, trabajo en el cine»

Sí, el Matarreyes sigue vivo en Juego de tronos. Y sí, en su primer papel protagonista en una gran producción, Dioses de Egipto, cuenta con las dos manos. Talento y carácter tampoco le faltan.

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Nikolaj Coster-Waldau ve a su Jaime Lannister como un romántico empedernido. Sabe que está «un poco mal» que la destinataria de ese «amor verdadero» sea su hermana, Cersei (Lena Headey), pero por eso mismo le gusta su personaje, el Matarreyes, con el que ha vuelto en la sexta temporada de Juego de tronos. La serie de HBO lo convirtió en una estrella, pero él sigue instalado en su Dinamarca natal con su mujer y sus dos hijas. «Mi vida no ha cambiado», asegura. «Quizá me lleguen más ofertas, pero ya está». De hecho, confiesa que se piensa mucho cuáles acepta. Prefiere mantenerse a caballo entre el gran Hollywood y el cine europeo. Ahora, 15 años después de su primer papel en una superproducción, Black Hawk derribado, disfruta de su primer protagonista en Dioses de Egipto. Y aunque alguna polémica racial ha rodeado este filme de fantasía, Coster-Waldau habla orgulloso de sus elecciones.

Después de rodar Una segunda oportunidad, de Susanne Bier, un pequeño thriller danés con mucha carga dramática. ¿Qué le hizo saltar a algo tan distinto como Dioses de Egipto?

Además, fue justo de esa manera: acabé Una segunda oportunidad y salté a Dioses de Egipto. Fue una combinación de cosas. Leí el guión y pensé: «¿Cómo puede alguien escribir algo así?». Porque me parecía tan loco haber sido capaz de crear ese mundo… Pero hablé con Alex Proyas, el director, que es un artista, y me explicó cómo quería hacerla y la gente con la que quería trabajar. Entonces, decidí arriesgarme. Nunca había hecho una película en la que todo está realizado digitalmente. ¡Todo! Tenía curiosidad por saber cómo era el trabajo de un actor en ese entorno. Y sí, justo porque acababa de trabajar en Una segunda oportunidad con Susanne necesitaba un proyecto con más gente.

Este es su primer protagonista en un filme de estas dimensiones. ¿Cree que ha alcanzado un nuevo nivel en su carrera?

No lo sé. Quizá esté siendo un ingenuo, pero creo que en una película tan grande como esta, lo importante no somos los actores. Lo importante es ese mundo que han creado. Me gustaría pensar de otra forma, por supuesto. Tengo un gran ego, trabajo en la industria del cine, pero también soy lo suficientemente realista para saber que yo no soy importante aquí. Se trata de que entres en el cine y seas transportado a un mundo de fantasía, un universo paralelo en el que habrá cosas que reconozcas porque Alex Proyas ha tomado elementos reales de Egipto y los ha transformado en algo extremo y visualmente espectacular.

El actor en una escena de Dioses de Egipto. Foto: Cordon Press
El actor en una escena de Dioses de Egipto. Foto: Cordon Press

Precisamente, Alex Proyas se ha defendido de las críticas por haber elegido solo actores blancos diciendo que era una fantasía. En un momento en el que se habla tanto sobre la falta de diversidad en Hollywood, ¿considera que esas críticas son justas?

Hablamos de dos cosas aquí. Por un lado, está la cuestión de la diversidad y las personas que no se ven representadas en grandes filmes, un tema muy importante del que se debe hablar más. Creo que todo está cambiando por fin, y ya era hora, no hay duda sobre eso. Por otro lado, creo que las críticas a Dioses de Egipto y las acusaciones de que la hemos blanqueado se basan simplemente en el título. Si la película se hubiera llamado Dioses en guerra, habría sido más apropiado; y no estaríamos teniendo esta conversación. A mí me hizo muy feliz que me ofrecieran este papel y me lo pasé muy bien rodando. Estoy convencido de que muchos otros actores habrían aceptado este trabajo y se lo habrían pasado igual de bien. Me ofrecen este personaje, lo hago y ahí se acaba mi contribución. Debemos hablar de falta de diversidad. Pero no hay que discutir sobre un único filme o de por qué a alguien no lo han nominado. Tenemos que ir al corazón del problema: no se hacen suficientes cintas que tengan bastante diversidad racial o grandes papeles femeninos. Ese es el problema.

En este mundo de secuelas y franquicias, no es fácil encontrar esos proyectos ni papeles interesantes.

Lo difícil es hacer una buena película. Hay muchos guiones increíbles por ahí, pero incluso a veces, cuando encuentras uno bueno y el mejor director y los mejores actores trabajan en él, no funciona. Es difícil, sí, pero también por eso es emocionante; porque si lo encuentras, no hay nada mejor que contar una buena historia. Yo creo que tengo la suerte de haberlo hecho.

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