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Fingiendo 23 orgasmos: así grabó Donna Summer la canción más erótica de la historia

La diva de la música disco siempre renegó del célebre tema Love to Love You Baby con el que alcanzó la fama mundial en 1975. Para meterse en el papel aseguró que se había «imaginado a Marilyn Monroe cantando».

Donna Summer en una actuación en 1979.
Donna Summer en una actuación en 1979.Getty

23 orgasmos fingidos. Eso es lo que le bastó a Donna Summer para, gracias a Love to Love You Baby, convertirse en la mayor y más sensual estrella de la era disco a finales de 1975. En la época se escribió mucho sobre aquella estadounidense que, por entonces, apenas era conocida más allá de las fronteras alemanas y austriacas por su faceta de actriz de musicales en obras como Hair. De hecho, al oír el tema, muchas mentes calenturientas malpensaron que la artista se había estado masturbando en el estudio de Múnich donde se grabó sin importarle lo más mínimo la presencia del productor y compositor Pete Bellotte, así como del otro coautor, Giorgio Moroder. Sin embargo, su gestación fue mucho menos lujuriosa de lo que se cree. “Todos preguntan: ‘¿Estabas sola en el estudio?’. Sí, estaba sola en el estudio. ‘¿Te tocaste?’. Sí, bueno, en realidad tenía la mano en la rodilla”, bromeó al respecto en una entrevista publicada en la revista Rolling Stone en 1976.

Tras el éxito moderado en algunos mercados europeos del single The Hostage en 1974, “un día pensé que deberíamos hacer algo un poco más sexy. Solo por diversión. Había habido ese gran éxito con Je t’aime… moi non plus de Jane Birkin años antes y quería volver a hacer algo así. Lo dejamos por un tiempo hasta que Donna volvió con una idea para la letra. Lo hicimos solo para ver si funcionaba, y lo hizo”, dijo el propio Moroder en 1978 al New Musical Express. La leyenda cuenta que Donna únicamente tenía escrito el estribillo de la canción, titulada de forma provisional Love to Love You, y que en realidad iba a ser interpretada por otra cantante. No obstante, Moroder y Bellotte habían estado trabajando en secreto en las estrofas que faltaban y ella, como pueden imaginarse, siempre fue su principal y única opción.

En la vida real nuestra protagonista era mucho más recatada de lo que se daba a entender en los medios: no solamente se había criado en Boston en el seno de una familia muy católica, sino que en ese momento aún estaba casada con el actor austriaco Helmuth Sommer y pasaba la mayor parte del tiempo cuidando de su bebé Mimi. ¿Cómo lo hizo para engañar a medio mundo? Pues básicamente sacando a relucir sus dotes interpretativas y metiéndose en la piel de una de las sex symbols más célebres de la historia.

“Entré al estudio sin nada en mis manos, a excepción de la línea Love to love you. Escuché la canción un par de veces e intenté gritarla. Realmente intenté hacerlo de otra manera, pero había mucha gente en el estudio y no pude sacarla adelante. Simplemente no podía imaginarme gimiendo delante de todas esas personas. Fue demasiado personal. Entonces Giorgio echó a todos”, le contó al periodista Jim Esposito en una entrevista radiofónica de 1976. “La voz tenía que ser muy entrecortada y aireada, mientras que yo básicamente era una cantante de teatro que cantaba a todo volumen. Entonces imaginé a Marilyn Monroe y pensé: ‘¿Cómo la cantaría Marilyn?’. Ella lo habría hecho muy suave. Y luego, ya sabes, me puse a cantar con ese pensamiento en la cabeza. A través de ella empecé a entender para quién y de qué iba el tema”, narró al programa de radio Fresh Air en 2003, donde apostilló que “Pete y Giorgio tuvieron que apagar las luces. Creo que trajeron algunas velas o algo así. Literalmente me tumbé en el suelo. Bajaron el micrófono hacia mí y yo sólo canté como si tuviera un encuentro romántico”.

Oficialmente Love to Love You Baby duraba poco más de tres minutos, pero Neil Bogart, el capo de su discográfica Casablanca Records, suplicó una versión extendida de veinte minutos que, al final, se consiguió estirar hasta los 16:49. Tan pronto se estrenó en Estados Unidos el 26 de noviembre de 1975, y sin apenas tiempo para asimilarlo, Donna pasó de ser una esposa y madre ejemplar a una sexualizada esclava del marketing. “Me pusieron un maquillador, un peluquero y un estilista. Y me llevaron a Hollywood e hicieron todo lo típico de Hollywood con la ropa y los cambios de imagen […] Querían que me vieran de cierta manera; que fuera de cierta manera. Me dijeron que si iba a ser una estrella ‘la gente no va a preguntar por ti, sino por esa imagen tuya’. Eso es lo que hicieron. Comenzaron a transformarme en una imagen”, confesó en el ya mencionado show radiofónico de 2003. Al pronunciar esas palabras el periodista Dave Davies le preguntó si, pese a todo, estaba satisfecha con el aura que proyectaba de cara a la galería. Su respuesta fue clara: “No me gustaba la imagen per se. Quiero decir, no estaba preocupada por la imagen sexual. Pensé que sería como si me hiciera la estrecha. Sentía que iba a tener éxito muy pronto y que, de lo contrario, no iba a lograrlo. Inicialmente esa imagen era para el disco, y eso fue lo que hizo que se vendiera. Pero no era una posición en la que estuviera cómoda”.

Donna Summer junto a un bailarín interpretando ‘Love to love you baby’.
Donna Summer junto a un bailarín interpretando ‘Love to love you baby’.Getty

“Tengo mucho más que ofrecer. Solo puedes estar atrapada en algo que es más fuerte que tú. Y no considero que sea más fuerte que yo. No pretendo dejar que una imagen hable por mí”, remarcó en el ya citado texto de Rolling Stone que llegó a los quioscos coincidiendo con el boom mediático. En esas mismas páginas, asimismo, agregó que tras salir de la sesión de grabación “no quería escucharla” y que, “aunque ya no me molesta”, ciertamente “solo deseaba no haberla cantado”. He aquí la viva imagen de cómo renegar de tu primer gran hit.

Pocos sabían que, de puertas para dentro, Donna estaba hecha trizas justo cuando su carrera despegaba con fuerza. En sus memorias de 2003, Ordinary Girl: The Journey, se abrió en canal acerca de cuál era su estado en 1976. No solamente empezó a abusar de los antidepresivos y el diazepam para superar el divorcio de su primer marido, una relación tóxica que mantenía y el sambenito de icono erótico-festivo promovido por su sello, sino que además intentó tirarse por la ventana del Navarro Hotel al sur de Central Park. Aquello le marcó tan profundamente que, justo antes de arrancar la década de los ochenta, fortaleció sus raíces cristianas con una súbita conversión, rompió todos los lazos con Casablanca Records y abandonó los sonidos disco para focalizarse en el pop. Eso sí, nunca está de más recordar que, en el verano de 1977, tras ese fallido intento de suicidio, con I Feel Love dejó de ser vista como un simple objeto para tener su propio capítulo en las enciclopedias de la modernidad musical. No cabe duda de que se salió con la suya.

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